El fichaje de un nuevo entrenador suele traer consigo cambios tácticos que permitan a los jugadores adaptarse al sistema y estilo de juego que pretende. El caso del Real Madrid y Carlo Ancelotti no iba a ser menos, sobre todo tras los fichajes de Isco y Gareth Bale, dos jugadores con los que el técnico italiano ha demostrado contar plenamente.

Sin embargo, el exentrenador del Milan y el PSG se ha encontrado con varios contratiempos que le han impedido terminar de conformar un esquema de juego habitual, así como un once titular de base sobre el que poder hacer modificaciones durante las jornadas. De este modo, Ancelotti ha empleado ya 3 sistemas distintos: 1-4-1-4-1, 1-4-2-3-1 y 1-4-1-3-2. El primero de ellos parece ser el favorito del italiano, pero durante el transcurso de los partidos suele evolucionar de tal modo que Cristiano Ronaldo adelante su posición y se sitúe a la altura de Benzema. En el caso del 1-4-2-3-1, se trata de un esquema al que recurre cuando el equipo rival encuentra espacios con facilidad en zona de tres cuartos de campo y el mediocentro madridista no es capaz de abarcar todo ese terreno.

Precisamente, los espacios que deja por delante de la defensa es hasta la fecha uno de los aspectos en los que más sufre el Real Madrid. La intención de Ancelotti, en relación a la salida de balón del rival, es realizar la presión con las líneas adelantadas con la intención de provocar la pérdida de balón o bien un golpeo en largo (algo que surtió efecto en muchos casos frente al Elche). Pero como hemos mencionado, hay ocasiones en las que el rival encuentra líneas de pase que superan con comodidad esa primera línea de presión, especialmente si Cristiano se adelanta hasta situarse junto a Benzema, y el mediocentro se ve superado.

Además, se han dado casos en los que el mediocentro trata de reducir los espacios respecto a la línea que se encuentra por delante de él, pero es la defensa entonces la que no avanza, por lo que se vuelven a generar espacios fácilmente aprovechables (así nace el gol del Betis en la 1ª jornada). Sin embargo, una virtud que ha demostrado el Real Madrid ha sido la capacidad de los mediocentros para realizar coberturas constantes a los centrales cuando estos buscan la anticipación sobre el delantero.

En cuanto a la salida de balón, la primera opción siempre es a través del mediocentro. Cuando Illarramendi es el que ocupa esa posición existe mayor fluidez en esta fase del juego. Si en cambio es Khedira el encargado de llevar a cabo esa labor, algo en lo que Ancelotti ha insistido en varias ocasiones, el ritmo se ralentiza demasiado y el alemán opta habitualmente por aprovechar su buena conducción y potencia para llevar el balón hacia el campo rival de ese modo. Si ninguno de los mediocentros puede recibir, es entonces Sergio Ramos quien busca un desplazamiento en largo hacia las bandas o bien hacia Cristiano Ronaldo.

En general, en todos los partidos la posesión ha sido favorable para el conjunto blanco, a través de la cual ha tratado de ejercer el dominio del juego. Pero hasta ahora las posesiones carecen del ritmo necesario, por lo que ante equipos que ejercen gran intensidad en la presión en mediocampo se producen numerosas pérdidas (el partido frente al Villarreal es el mejor ejemplo de ello). Esta situación suele generar bastante peligro a favor del rival de los madridistas, puesto que muchos jugadores se encuentran fuera de sitio y el mediocentro puede que no llegue a realizar la cobertura.

Las posesiones del Real Madrid suelen desarrollarse en ataque posicional, lo que obliga a los jugadores a tener una movilidad constante. Este requisito aún no se llega a cumplir constantemente, lo que facilita el robo de balón por parte del rival. La pérdida se ve también favorecida en ocasiones por la falta de profundidad, pues tanto Isco desde la izquierda como Bale o Di María desde la derecha tienden a caer hacia dentro, lo que supone una acumulación de jugadores improductiva. Si además los laterales no generan amplitud, el atasco es aún mayor.

El error mencionado antes queda resuelto cuando la movilidad de Benzema le permite caer hacia una de las dos bandas, a la vez que Bale aparece por dentro. De este modo puede producirse que arrastren a sus marcadores y generen espacios. Además, tal y como sucedió en el gol del propio Bale frente al Villarreal, si el lateral del lado débil (generalmente el derecho) es capaz de sacar partido del espacio generado en su banda, los de Ancelotti no solo ganan en profundidad, sino que son capaces de manejar dos alternativas rápidamente intercambiables.

En ataque el Atlético es posible que disponga de varias ocasiones de peligro, puesto que los de Simeone realizan una presión sobre el mediocampo rival bastante alta y con el balón gozan de gran verticalidad. Sin embargo, cuando sí puede sufrir es en el caso de que el Real Madrid tenga la opción de desarrollar ataques posicionales, puesto que el Atlético tiende a defender en horizontal con dos líneas muy juntas y Villa evitando el pase atrás a los centrales. Por ello, la necesidad obliga a que los rojiblancos fuercen a su rival a llevar el balón a las bandas y aprovechar ahí la buena basculación con las tareas defensivas de Arda Turan y Koke, a los que se puede unir Diego Costa.