Al calor que desprende en un verano la habitación del hotel donde se concentra el Atlético de Madrid en su alojamiento de pretemporada en el complejo de Los Ángeles de San Rafael, la estrella y el futuro del Atlético de Madrid planificaban jugadas, imaginaban desmarques de tiralíneas, inventaban centros que acabaran en gol y soñaban con ver a la parroquia colchonera llena de éxtasis. En esa habitación, la 309, llegaron David Villa y Óliver Torres más tarde de lo que lo hizo el resto del grupo. Uno, porque su fichaje tardó en cerrarse lo que Simeone se demoró en descolgar el teléfono y convencer al asturiano de que su billete al Mundial de Brasil esperaba en la Ribera del Manzanares. El otro, porque venía de jugar - y asombrar a medio mundo que aún lo desconocía - en las semifinales con España del Mundial sub-20. Compartieron habitación durante toda la concentración veraniega y fue allí donde se coció la conexión mágica.

Aún no ha explotado ese enlace futbolístico. Todos esos sueños que David Villa y Óliver Torres repasaban con detalle antes de citarse con Morfeo en la habitación 309 de Los Ángeles de San Rafael no han terminado de trasladarse a la realidad, sobre un terreno de juego. Simeone priva, de momento, que ambos jugadores den forma a esas visiones que imaginaron por momentos al no coincidir repetidamente en un once. Ninguno de ellos ha sido de los más destacados durante el espectacular arranque de temporada del Atlético de Madrid, a la sombra de un imparable Diego Costa y de un Koke que ha tocado a las puertas de la Selección.

Y Villa volvió a gritar

Los dos chicos de la 309 han sabido esperar su oportunidad. David Villa volvió a gritar. Con todas sus fuerzas. Con las mismas que logró erigirse como uno de los mejores delanteros del mundo y el máximo goleador histórico de la selección española. En él están depositadas muchas esperanzas. No falló en su inicio, con el gol de la ‘Vendetta’ contra el Barcelona en la Supercopa. Sin embargo, con el paso de las jornadas, amén de unas molestias que lo hicieron visitar el banquillo, el asturiano se ha desdibujado de los esquemas de Diego Pablo Simeone por sus problemas físicos y su falta de puntería de cara a gol.

Con dos goles contra el Betis, los que confirman que David Villa ha recuperado la sonrisa y que se siente a gusto en el Manzanares, ‘El Guaje’ cierra una mala racha personal de 42 días sin ver portería. Pide sitio y llega en el mejor momento. Nadie del cuerpo técnico ha metido presión al asturiano exigiéndole marcar, pero Simeone es consciente que por sus características, vive de eso y que su instinto animal le pide al cuerpo ver al portero rival inclinarse a sacar el balón de su portería. “Creo que Villa se encontró en el segundo tiempo con lo que vive él, que es el gol. Es normal que un jugador de su categoría esté necesitado de encontrarse con lo suyo, que es el gol, y nosotros necesitamos la mejor versión de él , explicó en rueda de prensa el argentino.

Para Villa, cortar malas rachas se ha convertido en una costumbre tras su lesión en el Mundialito de Clubes. No se desespera y ya es consciente de que su momento, tarde o temprano, acaba por llegar. "Sabía que iba a hacer goles tarde o temprano, porque es mi rol. Así lo dice mi carrera. Está ahí para el que lo quiera consultar", recordó el asturiano en declaraciones a Canal +. “Simeone me ha apoyado desde el primer día. Él fue el que quiso que esté aquí y me alegro de haberle correspondido hoy a ese cariño con estos dos goles".

El futuro se escribe con tilde en la O

En el nombre del padre. Parafraseando la película dirigida por Jim Sheridan, Óliver Torres dedicó su primer gol con el Atlético de Madrid a su padre, que cumplía en el mismo día años. Para el extremeño, un día especial. Simeone ensayó en el entrenamiento del sábado con él como titular a consecuencia de las molestias físicas de Arda Turan. A la mañana siguiente, en la víspera del partido, abría un mensaje de su móvil. “Todo el equipo está contigo”, rezaba el mensaje de texto enviado desde el móvil del capitán Gabi Fernández, mostrándole todo su apoyo a una de las perlas de la cantera del Atlético de Madrid.

En la Ribera del Manzanares saben a ciencia cierta de la calidad de Óliver Torres. Simeone sabe que aún quedan muchas cosas que pulir, como su mayor incidencia de continuidad en los tramos de partidos o su formación física para ser un perro mordedor como Gabi y Arda Turan. No obstante, dentro del vestuario valoran muy positivamente el descaro y la calidad de un chico que no llega a los veinte años de edad.

“Tiene un futuro por delante enorme, por eso todos los atléticos que le queremos y que le vemos todos los días no tenemos que tener prisa. Hoy ha hecho un fantástico partido, empezando por el gol. La gente tiene años y años por delante para disfrutar de este chaval. Tener paciencia porque tiene todo para ser un fuera de serie”, apuntó David Villa en zona mixta, su compañero en la 309.