Comenzaba el derbi madrileño en el Calderón, donde una vez más Diego Costa era noticia, pero esta vez por su suplencia. No llegó a tiempo para ser de la partida tras su lesión hace un par de semanas. Entrando ya en el encuentro, la primera ocasión del partido, sorprendentemente, llegaba para los visitantes, con un pérdida de Arda Turan en la salida del balón que luego enmendó Miranda salvando en última instancia ante Colunga. El Atlético había salido más aletargado que de costumbre, faltaba esa chispa que siempre contagia Diego Costa. En cambio, veíamos un Getafe que parecía hacer de los rojiblancos, con una agresividad inusitada en su juego.

Ya superando los diez minutos de partido, cogía Raúl García protagonismo. Primero con un cabezazo que cerca estuvo de ser el 1-0 tras una mala salida por alto de Moyá. Después, con un posible penalti de Diego Castro sobre él mismo, pero solo consiguió llevarse la primera cartulina del partido al entender el árbirto que había sido una simulación.

Raúl García abría el partido

Con el paso de los minutos, el Atlético fue ganando jerarquía y terreno en el partido, la valentía con la que arrancó el Getafe se iba rebajando, pero no su agresividad para frenar las intentonas rojiblancas. Pero a este equipo es muy difícil pararle, y si jugando no pueden, lo hacen con el balón parado, y así pasó. Koke asistía desde la esquina por enésima vez y Raúl García hacía el primero con la testa.

Tras el gol, el Atlético siguió insistiendo hacia la portería de Moyá ante un Getafe que no podía ni frenar sus embestidas ni contrarrestarlas con contragolpes de Colunga. El partido se afeaba con las continuas faltas, algo que Clos Gómez no dudaba de castigar enseñando tarjetas amarillas a la mínima. Ya en el 37, llegaba el segundo de la noche. Balón al área que remataba Koke y Lopo al intentar despejar introducía el esférico en la portería de Moyá. Un tanto de fortuna, pero un tanto merecido.

Valera era expulsado por una inocente mano

La mala fortuna se siguió adueñando de los de Luis García, cuando apena unos minutos después del autogol, Juan Valera veía la segunda amarilla y era expulsado por una más que inocente mano. El Getafe lo tenía muy cuesta arriba. Mientras, el Atlético se aprovechaba de ello y a punto estuvieron de obtener el tercero con un nuevo testarazo a balón parado, esta vez de Miranda, que acabó en las manos del cancerbero getafense. Acto seguido, fue Villa quien la tuvo, luciéndose en esa ocasión Moyá para parar el tercero en pleno vendaval colchonero con el que se llegaba al descanso.

El Atlético volvía a golpear nada más salir de vestuarios

En el tiempo de refresco, Luis García reestructuraba su equipo tras la expulsión de Valera, quitando a Borja y sacando al canterano Arroyo para el lateral derecho de la zaga. Pero esta sustitución nada supuso en el partido, ya que el equipo de Simeone seguía a lo suyo. Apenas 3 minutos después de la reanudación, Villa ponía el tercero en la cuenta local. Internada por la derecha de Juanfran y centro raso al segundo palo, donde el 'Guaje' hizo su tanto a placer ante la pasividad de la defensa visitante.

En la siguiente jugada, y sin tiempo para la reacción, Raúl García hacía el 4-0 con un gran remate ante el que Moyá no pudo hacer más que ver como se colaba por su escuadra. Hasta sin Diego Costa, tras venir del parón de selecciones, este Atlético es imparable. El Getafe, aplastado por los rojiblancos en todas las facetas del juego, solo podía rezar por el pitido final.

El Getafe vivió toda la segunda parte encerrado en su área

Corría el minuto 56 de la segunda mitad, cuando Raúl García arrancaba los aplausos del Calderón, y eso que no marcó. Filipe se internaba por la izquierda y colgaba un preciso centro al navarro, quien en el segundo palo engatilló una volea que acabó impactando contra el larguero. La portería, y Moyá, tembló ante el disparo del '8' rojiblanco, el jugador más inspirado de la noche.

El Getafe no era capaz de salir de su área, primero Filipe en un mano a mano con Moyá y luego Raúl García en un córner, pudieron aumentar la renta. Moyá hacía lo que podía, su defensa subsistía a duras penas y, por si fuera poco, en ese momento del partido salía Diego Costa por un clamorosamente ovacionado Raúl García. Desde su salida, Moyá se reinventó como líbero para cortar los balones al espacio para el goleador atlético, algo tan necesario como meritorio por su parte.

Diego Costa ponía el quinto espectacularmente

Villa, Diego Costa y Koke, todos pudieron marcar en un ratio de apenas 5 minutos. El Getafe deambulaba por el Calderón como un juguete en las manos de los del Cholo. Los de Luis García, encerrados como si del último minuto de una eliminatoria a favor se tratase, ya que era la única manera de que no se fueran goleados cuantiosamente del Calderón. Pero delante estaba quien estaba, y a ese no le importan las preferencias del rival. No era otro que Diego Costa, que se sumó a la fiesta por todo lo alto. Para qué meterlo de disparo, o de cabeza, eso no le vale y el pichichi del Atlético le clavó una soberana chilena a Moyá que maravilló al Calderón. Menos mal que estaba medio lesionado.

El partido empezaba a coger unos tintes crueles para los azulones. El Atlético demostraba ser un equipo a año luz de su oponente. Minuto tras minuto, jugada tras jugada, lo demostraban, y no solo en lo futbolístico, también en lo mental. Sus irradiantes ganas por jugar le llevaron a más en este partido, cuando eso no parecía posible. Primero avisó Adrián con un duro disparo abajo que detuvo Moyá, y después, el otro de los asturianos, ponía el sexto en el luminoso a pase de su paisano. Adrián entraba sin oposición por la derecha y le servía el segundo tanto de la noche al segundo palo a David Villa.

Como si de un juego de niños contra mayores se tratase, continuó el encuentro en su tramo final. Villa y Diego Costa pudieron ampliar su cuenta goleadora con sendas ocasiones al final. Y llegó el último gol para el que más lo necesitaba, Adrián. El asturiano cazaba un balón suelto en el área para poner el séptimo. Los colchoneros, en ese típico partido que no quieres que nunca se acabe, finalizaron el partido disfrutando y haciendo disfrutar a los suyos. Una victoria más, y a seguir soñando en la Ribera del Manzanares.

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