En apenas unos días, Diego Ribas da Cunha (Brasil, febrero de 1985) ha cambiado la nieve invernal de la Baja Sajonia por el variable tiempo de Madrid, las características salchichas Bratwurst por el jamón 5 Jotas de España y el jugar para un equipo que pelea por meterse en puestos de Europa League a tener minutos y ser satélite de un equipo que va líder en la Liga española – algo que no conseguía desde hace 18 años-, que sueña con la Champions League tras hacer un récord histórico y que defiende su condición de campeón en la Copa del Rey.

Sin entrenar, Diego Ribas jugó 32 minutos contra la Real Sociedad y marcó un gol. Rompió el mito de la adaptación al equipo siendo titular contra el Real Madrid en Copa del Rey

La vida del genial mediapunta brasileño ha dado un giro en apenas cinco días. A última hora del mes de enero, el Atlético de Madrid comunicaba que llegaba en calidad de cedido para los próximos cinco meses, antes de que expire su vínculo contractual con el club germano. Un día después y sin haber realizado ningún entrenamiento con el grupo, jugaba 32 minutos contra la Real Sociedad en Liga, marcando un gol marca de la casa: centro mordido desde la izquierda, control orientado para despegarse de la marca de su defensor y revienta el balón entre palos. Poco más de media hora en el Vicente Calderón para demostrar que las estrellas no necesitan adaptación.

Bien es cierto que el capítulo de Diego Ribas es especial por su etiqueta de jugador necesario para Diego Pablo Simeone, un fichaje que viene reclamando sin disimulo a la secretaria técnica desde que el brasileño se marchó rumbo a Alemania, y por haber jugado durante una temporada en la Liga española. Pero también lo es que el nuevo ‘21’ representa que el mito de la adaptación es un tópico para entrenadores. En menos de una semana en Madrid, Diego Ribas no ha necesitado de la famosa conciliación con la plantilla ni de entrar en la dinámica de juego del equipo. Llegar y besar el santo.

Diego Ribas ha jugado en cinco días 75 minutos. De Barajas al Vicente Calderón y de ahí al Bernabéu, donde solo una cartulina amarilla lo privó de sumar más minutos. Con solo tres entrenamientos completados en el Cerro del Espino, Diego Pablo Simeone confío en él para que fuera uno de los tres jugadores que conectan por detrás de Diego Costa. El brasileño abandera la pausa en el juego y construye la jugada con la cabeza levantada, presto y dispuesto para dar el pase previo al gol. "Diego Ribas nos va a dar lo que necesitamos. Personalidad en el ataque. Es agresivo en su juego. Siempre que pasa la pelota por él hay peligro", analizó el argentino en su regreso a orillas del Manzanares.

Mejor suerte que sus compañeros

El brasileño ha corrido mejor suerte que Josuha Guilavogui. El mediocentro francés, que se ha marchado en calidad de cedido al Saint Etienne, llegó por diez millones de euros en una operación en la que tienen presencia los famosos fondos de inversión. Fue presentado oficialmente con el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón el 13 de septiembre y no fue hasta casi un mes después, el 6 de octubre, cuando se vistió de corto y contó para Simeone. Jugó un solo minuto contra el Celta de Vigo en Liga en sustitución de Gabi Fernández.

Guilavogui necesitó 3 meses de competición para jugar una cifra de minutos similar a la Diego Ribas en cinco días. Simeone explicaba que el francés llegó con la Liga ya empezada y necesitaba adaptarse

Guilavogui no volvió a contar con una oportunidad hasta un mes después. Fue el 6 de noviembre contra el Austria de Viena en Champions League. Dispuso de 33 minutos en los que dejó sensaciones de centrocampista que no se complica, que juega al toque rápido pero al que se le denotaba una falta de ritmo importante. Tuvo su partido completo justo 20 días después, contra el Zenit de San Petersburgo. En resumen, el francés tardó tres meses en alcanzar los minutos que Diego Ribas consiguió en cinco días.

El francés no entró en la dinámica de Simeone y explicaba su ausencia en los onces titulares a que el club lo trajo con la Liga ya empezada y sin hacer una pretemporada con el grupo al completo. Señaló que su tardía incorporación a la disciplina y la necesidad de realizar entrenamientos eran la causa principal por la que Guilavogui era un cliente habitual del banquillo o, en su defecto, de la grada.

Otro de los fichajes, José Sosa, llegó como regalo anticipado de Reyes para Simeone. Fue una de las peticiones del técnico argentino desde que llegó y, un año después, le llegó su petición. El argentino entró en la convocatoria contra el Málaga pero vio como ganaba su equipo desde el banquillo. No fue hasta once días después de su presentación cuando contó con los primeros minutos (58’) contra el Valencia. Jugó dos minutos más contra el Sevilla el 19 de enero y 61’ en total contra el Rayo Vallecano el 26 de enero. En resumen, Sosa tardó 23 días en disputar una cifra similar a la que Diego Ribas consiguió en cinco días.