La última vez que el Atlético de Madrid alcanzó unos cuartos de final de la Champions League, las entradas en el Vicente Calderón se pagaban con pesetas, el Atlético jugaba la competición europea con la condición de haber sido el campeón de la Liga española y Simeone sudaba la gota gorda en el centro del campo por el escudo del oso y el madroño que llevaba cosido al pecho. Muchas cosas han cambiado desde aquel momento, menos una. El ‘Cholo’ tiene 17 años más desde entonces y pelea, ahora desde el banquillo con sus férreos y arraigados valores, por dignificar la historia del Atlético de Madrid.

El conjunto colchonero ha dejado atrás la ronda eliminatoria de los octavos de final de la Champions League para acceder a los cuartos de final, apeando a todo un AC Milan, un club histórico de esta bonita competición venido a menos, con siete conquistas en sus vitrinas. Un hito dentro de la planificación deportiva de la entidad madrileña, que a principio de temporada se marcaba como objetivo superar la fase de grupos en la que quedase encuadrado. El plan se le quedó pequeño al ‘Cholo’ y ya no piensa en términos económicos, sino en clave de grande.

Tan solo tres minutos tardó Diego Costa en mostrar las cartas en el tapete sobre la ambición y motivación que tiene este Atlético de Madrid por seguir creciendo. La sociedad Diego Costa – Koke Resurrección volvió a conectar en el momento más preciso y el delantero hispanobrasileño, con un precioso escorzo que recordó al de Fernando Torres en el Villamarín, amplió la ventaja en el marcador para hacer estallar de alegría a la parroquia colchonera.

Arda señala el camino

El gol (o la ventaja) durmió al Atlético. El sistema defensivo del Atlético está compuesto por un preciso mecanismo repleto de engranajes que lo potencian cuando son exactos en la anticipación. Perdió el equipo esa intensidad y el AC Milan, con una superlativa historia en esta competición, se animó a pelear la eliminatoria. Ganó la batalla por el centro del campo. Gabi Fernández acumuló dos pérdidas que Balotelli desaprovechó y Mario Suárez volvió a exhibir su peor versión. Urge que alguien le siente en el vestuario para que le pongan en vídeo los highlights suyos en el partido contra el Athletic en Bucarest para recordarle que un buen día fue futbolista profesional, y de los buenos.

El Atleti es el típico malo de las pelis. Hace falto algo más que matarlo y rematarlo para dejarlo bien muerto

Con ciertos despistes defensivos, el AC Milan decidió jugar al fútbol. Dentro de los límites que la desidia de sus jugadores le permite. Con cuatro jugadas aisladas en la eliminatoria, Kaká globalizó todo el peligro de su equipo. Le bastó un palo en la ida, dos ocasiones de mucha claridad y un remate para hacer temblar los rocosos cimientos del Atlético. En una jugada aislada, Filipe llegó tarde a cerrar, la defensa basculó mal y Kaká, solo en el segundo palo, remató de cabeza a gol ante la atenta mirada de un Juanfran Torres que no acertó a llegar con tiempo para molestar al brasileño. El gol en contra no cortó las alas al Atlético de Madrid que, lejos de amedrentarse, se vino arriba.

El Atlético de Madrid es el típico malo de las películas, al que hay que matar y rematar para dejarlo bien muerto. Al Milán no le bastó con el gol ni con quince minutos gloriosos donde se hizo dueño de la posesión del balón, del ritmo del partido y aplicando una alta presión que obligaba al conjunto de Diego Pablo Simeone a sacar el balón de la defensa con un pelotazo en largo. La Champions exige templanza en los momentos más complicados y el Atlético demostró tenerla. Con suerte, algo que hay que buscar siempre en el fútbol porque no viene por sí sola, Arda Turan cazó un balón en la frontal del área y su disparo se estrelló contra la espalda de un defensa contrario, cambiando la dirección a Abbiati para volver a ponerse por delante del marcador.

Raúl se suma a la fiesta

La segunda parte ponía de manifiesto que el Atlético de Madrid, a pesar de haber acumulado mucho tiempo sin estar invitado a las grades citas futbolísticas, sabe torear a los Miuras de verdad. Partía con la ventaja de que el electrónico jugaba a su favor. El AC Milan necesitaba dos tantos para imponerse en la eliminatoria y jamás dio muestras de querer pasar a los cuartos de final. Un minuto después de arrancar el segundo período, Diego Costa arrancó la moto, dejó tirado en el suelo a De Jong con su carrera endiablada y cedió hacia Gabi, cuyo disparo se empaló contra la madera.

Raúl García marcó un gol de cabeza en la noche que igualó a Luis Aragonés en partidos europeos (Champions/Copa de Europa)

Con el paso de los minutos, los rossoneris dieron un pasito hacia delante. Ganaron metros e intentaron imprimir miedo a la escuadra colchonera con latigazos desde fuera del área y con centros al punto de penalti que atrapaba sin problemas Thibaut Courtois. Clarence Seedorf decidió meter más pólvora y retiró del terreno de juego a Essien para meter a un delantero, Pazzini.

La jugada del técnico neerlandés no surtió efecto dado que dos minutos más tarde Raúl García se imponía en el salto tras una falta lateral para rematar a gol, imparable para Abbiati. El navarro se retiró del terreno de juego ovacionado por su público. Se ha convertido, junto a Luis Aragonés, en el jugador con más partidos (21) en la Champions League (o Copa de Europa) y ha contado en los ochos encuentros que el Atlético de Madrid ha disputado en esta competición europea.

El Atlético de Madrid jugó con inteligencia los últimos minutos. Simeone dio frescura a su equipo por si las piernas fallaban y metió a Cebolla Rodríguez y José Sosa para imprimir carácter y velocidad. También concedió a Diego Ribas que participara en la fiesta. El técnico argentino sigue dosificando al futbolista brasileño para que encaje en el puzzle rojiblanco. Con la eliminatoria resuelta, la labor de Gabi Fernández se antojó vital. Ordenó, coordinó y colocó a sus compañeros, multiplicando sus esfuerzos para robar y salir al contragolpe. Tuvo tiempo suficiente para que Diego Costa escribiera un par de párrafo más para la gloria. El hispanobrasileño cerró el marcador con el cuarto tanto y ya suma siete dianas en cinco partidos europeos.

El AC Milan no encontró argumentos para dañar a su rival. Se marchó de Madrid con una paupérrima imagen, muy lejana de la que le convirtió en un equipo temible en Europa. Mientras, el Atlético de Madrid sigue su plan de crecimiento. Apea al conjunto rossonero y accede a cuartos de final, entre los ocho mejores equipos de Europa. Al que muchos dieron por muerto sigue muy vivo. Y con muchas ganas de seguir plantando cara.