No era una noche cualquiera, sí una especial. El Vicente Calderón demostró en la previa del partido con hechos las ganas que tienen sus aficionados de seguir clavando banderas rojiblancas por todos los rincones de Europa. El peregrinaje que lleva a la hinchada desde la Glorieta de Pirámides hasta el estadio que levita sobre el río Manzanares empezó casi una hora antes de lo previsto. El Atlético de Madrid convocó a toda su afición para meter el primer gol del partido. Un viejo truco el de enfrentarse a tu rival con el aliento incansable del jugador número doce. El público respondió a la llamada y no defraudó. La grada, cubierta bajo el mosaico “ganar, ganar y volver a ganar”, apeló a la memoria de Luis Aragonés e intimidó al FC Barcelona desde el inicio.

El Atlético de Madrid arrancó la vuelta de los cuartos de final de la Champions League con el cuchillo entre los dientes. Con un gol de ventaja y 90 minutos por delante, los rojiblancos no especularon con el global de la eliminatoria y no dejaron pasar los minutos del cronómetro para morder a su rival. A los tres minutos de partido se plantó Adrián dentro del área y clavó su disparo en el larguero. Primer aviso rojiblanco, que durante los primeros cinco minutos ahogó al Barça y le sometió a una dictadura de constantes ataques. Con esa iniciativa, Raúl García se alzaba por encima de su marca y el balón llegaba al segundo palo, donde esperaba libre de marca Koke Resurrección para hacer el primero de la noche y dar más ventaja al Atlético.

No se amilanaron los colchoneros con el 1-0 en el marcador. Fueron más conservadores a raíz de este momento pero confiaba los balones aéreos a Raúl García y las arrancadas en carrera a Adrián para hacer daño a su rival. Los blaugranas entraron en shock y durante los primeros 20 minutos de partido desconocían cómo frenar el avance del Atlético de Madrid. Solo la madera del marco defendido por Pinto, que repelió hasta dos disparos más en este periodo de tiempo, supo dar un poco respiro para que los jugadores del FC Barcelona refrescaran sus ideas.

Una defensa en bloque

Generó constantes superioridades el FC Barcelona por los costados. Martino abandonó la idea que vino ensayando durante la semana y volvió apostar por Messi como falso nueve, con Cesc y Neymar acostados a las bandas. El brasileño se echó el equipo encima y mientras Messi andaba entre los espacios que no concedían Miranda y Godín, el ‘11’ blaugrana asumió el liderazgo buscando las cosquillas de Juanfran por la izquierda. Tiró un caño a Tiago fuera del área, se deshizo de la marca de Juanfran y puso un centro raso al punto de penalti, donde Messi enganchó un disparo que no cogió portería. Fue la ocasión más clara para un FC Barcelona que se ahogaba por la falta de fluidez en su circulación de balón.

La máquina que ha construido paso a paso ‘Cholo’ Simeone volvió a funcionar a las mil maravillas. El Atlético defendió en colectivo y armó su defensa con un 4-3-3 o un 4-4-2, en función del rol ofensivo de Andrés Iniesta en la jugada que iniciaban desde atrás. En la jaula que montaban los dos centrales con Gabi y Tiago lograban encerrar a Messi, que a los treinta minutos de partido desistió y se independizó a la banda izquierda para participar más en el juego de su equipo. No lo permitió el Atlético de Madrid, que anuló al Barça con constantes ayudas defensivas.

Martino va con todo

Reza el lema que está grabado en la pared del túnel de vestuarios del Atlético de Madrid la frase “la gloria se consigue luchando”. No tuvo más remedio el equipo de Simeone de apelar a dicha consigna. Perdonó con tres palos en la primera mitad y dejó vivo a un FC Barcelona que en la segunda mitad mejoró su versión, amén del desgaste físico del Atlético. Neymar encontró los espacios de la zaga rojiblanca y se plantó solo ante Thibaut Courtois, que logró tocar lo justo el balón para que la defensa se recompusiera y formara una maraña que acabara con un disparo de Fábregas por encima del larguero.

A Adrián, que cuajó un gran partido y volvió a ser útil para el equipo, se le agotó el depósito de la gasolina y Simeone recurrió a Diego Ribas para manejar los tiempos y el ritmo de partido que había perdido a favor del Barcelona. Martino tiró de recursos y dio la alternativa a dos estiletes eléctricos como Alexis Sánchez y Pedro Rodríguez, retirando del terreno de juego a Andrés Iniesta y Cesc Fábregas, difuminados y lejos de su mejor versión.

Con Diego Ribas en el campo, el Atlético encontró otra manera de crear peligro. David Villa fijó como referencia ofensiva y buscaba desmarques en largo para abrir espacios. Lo consiguió en un par de ocasiones, con una muy clara ocasión para Gabi Fernández, que no acertó a resolver tras quedarse mano a mano con Pinto bajo palos.

EL Barça echó el resto en los últimos minutos con poco acierto. Con hasta cuatro extremos puros en el campo, Martino traicionó la esencia del toque del FC Barcelona y apostó el todo por el todo al juego por la banda en busca del gol del empate que le diera la renta de treinta minutos más para llegar a las semifinales. Incidió en la idea de colgar balones al área pero la contundencia en el salto de Godín y Miranda privaban a los futbolistas blaugranas de hacerse poderosos en el juego aéreo.