“Siempre he dicho que los penaltis los fallan los que tienen el coraje de tirarlos. Aquél lo fallé. Fue el momento más duro de mi carrera, me condicionó durante años. Todavía sueño con él”. Son palabras de Roberto Baggio en su autobiografía ‘Una puerta en el cielo’. Sus páginas, como no podía ser de otra manera, están llenas de éxitos. Pero también en ellas hay sitio para explicar la pesadilla que vivió desde el momento en el que vio cómo aquel penalti se marchaba por encima de la portería.

La Italia de Baggio disputó la final del Mundial de Estados Unidos 94 ante Brasil gracias a sus goles. El delantero italiano había sido el verdugo de Nigeria en octavos, de España en cuartos y de Bulgaria en semifinales anotando ante todos ellos. Sin embargo, el destino se cebó con Baggio y siempre será recordado por errar aquel penalti que convirtió a Brasil en tetracampeona del mundo.

Le paso a él pero también a otros. Falló Riquelme con el Villarreal en 2006 frente al Arsenal, Raúl en la Eurocopa 2000 ante Barthez o Trezeguet en la final del Mundial del 2006 frente a Italia, por poner algunos ejemplos. Incluso Martín Palermo, en 1999, erró tres penaltis en un mismo partido frente a Colombia, que acabó ganando el encuentro.

Fallar un penalti, como a Roberto Baggio, puede acompañarte el resto de tu vida si la magnitud de la cita lo merece. En ocasiones de menos trascendencia, como mínimo, te acompaña el resto del partido. A Diego Costa no. El internacional español del Atlético de Madrid no tiene tiempo para lamentarse por el penalti fallado. Su apetito es insaciable y no para hasta cazar a su presa; el gol. La pantera, así es como apodan al delantero rojiblanco, no cesa en su empeño. Fallar un penalti deja de convertirse en un obstáculo en su cacería para transformarse en una motivación.

No hay mejor manera de resarcirse de un penalti errado que marcando un gol minutos después. Esa es la filosofía de Diego Costa. Y vaya si la pone en práctica. En esta temporada 2013/14 el delantero hispanobrasileño ha fallado tres penaltis frente al Celta, Valencia y Getafe. En los tres partidos se resarció con al menos un gol posterior. No baja la cabeza. No se rinde ante la adversidad y busca con ahínco el gol. Hasta que lo consigue.

En la jornada 8, frente al Celta de Vigo en el Vicente Calderón, Costa falló el primero de los tres penaltis que no envío a la red esta temporada. En la portería del conjunto gallego, Joel, que detuvo el disparo del delantero. Corría el minuto 26 y poco más de un cuarto de hora después, en el minuto 43, el de Lagarto puso el 1-0 en el marcador. No quedaría ahí la cosa, puesto que, no contento con anotar el gol inicial del encuentro consiguió su particular doblete en el min. 62. El Atlético acabo ganando el encuentro por 2-1.

Algo parecido ocurriría ocho jornadas más tarde, también en la capital madrileña, pero esta vez frente al Valencia. El ariete colchonero, habiendo anotado un gol en su cuenta goleadora y con 2-0 en el marcador, no pudo superar a Diego Alves desde el punto de penalti en el minuto 75. Lejos de rendirse y agachar la cabeza a pesar de que el encuentro se encontrara prácticamente resuelto, Diego Costa obtuvo la réplica cinco minutos más tarde. De nuevo desde los once metros, esta vez sí consiguió superar al portero brasileño del Valencia para poner el definitivo 3-0 que daba la tranquilidad a los rojiblancos. Otros dos goles tras fallar un penalti y tres puntos más en el casillero atlético.

Por último, y mucho más reciente para el lector, el partido de este pasado domingo frente al Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez. El hispanobrasileño, que se había perdido las dos últimas citas (frente a Barcelona y Villarreal) por lesión, reaparecía en el once de los de Simeone. Diego Costa no falló a su cita con el gol, y lo hizo, por tercera vez en este curso, luego de malograr una pena máxima. Esta vez ante Codina, quien adivinó el disparo del delantero del Atlético de Madrid en el minuto 66 con 0-1 a favor de los colchoneros. Como no podía ser de otra manera, la “pantera” consiguió resarcirse de su error en el lanzamiento del penalti anotando el segundo gol para su equipo 18 minutos después. Costa se aprovechó de una gran asistencia de su compañero Adrián para anotar el 0-2 que cerró el partido ante el Getafe.

Las estadísticas desde los once metros no están siendo el punto fuerte del ariete rojiblanco esta temporada. De nueve lanzamientos, ha conseguido anotar tan sólo cinco (el otro lo falló en Champions frente al Austria Viena). A pesar de ello, Diego Costa no se rinde. No le condiciona y no deja que ninguno de ellos pueda convertirse en un penalti que, como aquel de Roberto Baggio en la final del Mundial de 1994, le pueda quitar el sueño.

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