Ha necesitado el Atlético de Madrid que pasaran hasta 40 años para volver a disputar unas semifinales de una Copa de Europa (Champions League, en la actualidad). Desde aquella eliminatoria disputada contra el Celtic de Glasgow, caracterizada por la contundencia de los centrales rojiblancos con los jugadores del conjunto escocés, el Atlético ha naufragado por Europa, deambulado por los infiernos del fútbol español y ha vuelto a resurgir, mucho tiempo después desde aquel partido de 1974, con el ‘Cholo’ Simeone como profeta de un estilo, de una filosofía y de una identidad que arraiga con las raíces históricas del club madrileño.

El Atlético se la jugará en el Bridge, donde Mourinho solo ha perdido uno de sus 77 partidos de local como técnico del Chelsea

El duelo con el Chelsea estaba marcado por ser una partida de ajedrez donde el que centrara sus esfuerzos en lo colectivo para encontrar una individualidad resolutiva, como dijo Simeone en rueda de prensa, encararía con más holgura la vuelta de las semifinales en Stamford Bridge. Apostó Simeone por la creatividad, con Diego Ribas en la medular, por detrás de Raúl García y Diego Costa, mientras que José Mourinho optó por ser más conservador y aplazar la resolución de la eliminatoria en su feudo, donde solo ha perdido uno de los 77 encuentros que ha dirigido de local al Chelsea. Parapetó a su equipo con un bloque defensivo compuesto por Obi Mikel y David Luiz, escudados por Ramires y Willian, confiando en la velocidad de Fernando Torres, que fue aplaudido por la grada durante el calentamiento, para dar una posible estocada al Atlético.

No hubo más dueño que el Atlético de Madrid en el partido. El Chelsea, que defendía con diez en su campo y dejaba a Fernando Torres entre los dos centrales rivales, dejaba jugar al conjunto rojiblanco, que mezclaba pases largos a la espalda de la defensa o dando el balón a Diego Ribas, que giraba constantemente sobre sí mismo y probaba fortuna desde fuera del área. Solo tuvo una oportunidad Cech de salvar a su equipo de los disparos rojiblancos, pues al cuarto de partido tuvo que ser sustituido por el veterano Mark Schwarzer tras golpearse con el suelo en el hombro tras un córner muy cerrado de Koke.

Cosas del destino. El Atlético se volvía a enfrentar a Schwarzer, que ya padeció los goles de Diego Forlán en aquella final de la Europa League contra el Fulham en Hamburgo. El australiano, que fue titular el pasado sábado en la derrota del Chelsea contra el Sunderland en el Bridge, se mostró impertérrito bajo palos y seguro por alto. Hasta en cinco ocasiones, la mayoría desde fuera del área, probó el Atlético lo caliente que estaba Schwarzer, por un único disparo a portería del Chelsea en 45 minutos, que se aculó en su área y apeló de forma constante al pelotazo en largo para que el Atlético volviera a iniciar una nueva jugada.

Arda prende la mecha

No cambió su registro de juego el Chelsea en la segunda mitad. El empate a cero les bastaba para la vuelta y dejó al Atlético que improvisara sobre el césped a la espera de cualquier error defensivo. La medular colchonera no lograba conectar con Diego Costa y en los balones bombeados al área Raúl García no lograba imponerse ante la altura de dos murallas como lo son John Terry y Gary Cahill. Con el juego por hilvanar, a Diego Pablo Simeone se le encendió la bombilla y llamó a Arda Turan.

El técnico argentino dejó claro que Arda y Diego no pueden habitar en el mismo espacio durante el mismo tiempo. ‘El Cholo’ cambió al mediapunta brasileño, muy activo con disparos a puerta desde la frontal, para dar entrada al futbolista turco. Ni la pubalgia ni las dolorosas molestias de esta dolencia física borraron a Arda Turan del partido. Se echó el equipo a la espalda y alentó a la grada para que presionara con cánticos y abucheos a los jugadores del Chelsea.

Gabi se pierde la vuelta

El Atlético de Madrid pecó de inocente y se dejó llevar en la recta final del partido. Cayeron en la picaresca que propone José Mourinho para adormecer el ritmo del partido cuando no le interesa que a su equipo le creen ocasiones. Se endureció ligeramente el partido y el colegiado sueco Jonas Eriksson se aficionó a mostrar tarjetas amarillas, hasta tal punto que los tres primeros amonestados (Gabi, Lampard y Obi Mikel) se perderán la vuelta de las semifinales en Stamford Bridge.

Echó el resto Simeone en busca de ese gol que le podía dar una ligera ventaja, o quizás una cierta tranquilidad, en la vuelta retirando del terreno de juego a Mario Suárez para dar la alternativa a José Sosa. No escatimó en lo táctico José Mourinho, que quitó a un central, retrasó la posición de David Luiz e ingresó a Schürrle, que se acostó en la banda derecha para asociarse con Fernando Torres.

Se afanó el Atlético en atacar al Chelsea con centros laterales que se perdían entre los centrales londinenses. Tuvo sus intentos Arda Turan, con un cabezazo que lamió la cepa del palo, y Raúl García, que esta vez sí ganó en los saltos a su par pero sin fortuna alguna. A falta de seis minutos para el final, David Villa tuvo su oportunidad ingresando en el terreno de juego en el lugar de Raúl García, pero el Chelsea durmió el partido y el Atlético se jugará a cara de perro un billete con destino Lisboa en Londres.

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Sobre el autor
Víctor Molina Pozo
Madrid. Redactor del Atlético de Madrid B. Hasta junio de 2015 fui Moderador de contenidos de VAVEL. También Coordinador y redactor del Atlético de Madrid. Gestioné la cuenta @Atleti_VAVEL. E-mail de contacto: [email protected]