En los últimos años, la Liga española ha estado caracterizada por una predominante y autoritaria bicefalia que se disputaba el título a cara de perro hasta las fechas finales. Se la comparó, con cierto desprecio, con la Liga escocesa por el pulso histórico que han mantenido Celtic y Glasgow Rangers y se llegó a dudar incluso de la calidad competitiva del campeonato español, dividiéndola en dos: por un lado, Real Madrid y FC Barcelona, y por el otro los 18 equipos restantes que se repartían las migajas sobrantes. Al aficionado que abrazó esta teoría, en parte, no le falta razón.

Por suerte o por desgracia, la Liga sigue el curso natural que ha mantenido vigente en las últimas temporadas. La Liga es de dos. Eso sí, la ecuación ha tenido un giro inesperado y, ahora, no es el Real Madrid quien compite con el FC Barcelona por la corona española. Con dos empates consecutivos contra el Valencia y contra el Valladolid, los merengues se sitúan a cuatro puntos del líder a falta de dos jornadas y, según parece, se despide de las posibilidades de pelear la Liga. Su testigo lo ha recogido el vecino de la capital. En una brillante y excelsa temporada, el Atlético de Madrid reta con sus armas y con firmeza el guion preestablecido.

Simeone se ha acostumbrado a las mieles del éxito y lejos de presionar a su grupo, transmite una enorme responsabilidad por lo que hay en juego. Dependen exclusivamente de ellos.

Con 6 puntos aún por disputar, el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone se sitúa líder de la categoría, invicto en su estadio, con solo cuatro derrotas en 36 partidos, aventajando en tres puntos al FC Barcelona y es el equipo, con mucha diferencia, que menos goles ha encajado (24). Un marco incomparable, una situación privilegiada. Aún así, las sensaciones que transmite el hincha rojiblanco es de preocupación por el calendario que se le viene: Málaga en el Vicente Calderón y la final de todas las finales, el FC Barcelona en el Camp Nou en la última jornada de Liga. Nadie aseguró que la misión fuera sencilla. Ni los genes colchoneros te permiten, cuando por primera vez abrazas los colores rojos y blancos, vivir un posible título de Liga con calma. El atlético, por naturaleza e identidad, nace, crece y muere sufridor.

Se ha acostumbrado Simeone a las mieles del éxito y lejos de caer en la tentación, vive con una enorme responsabilidad todo lo que queda en juego. Su discurso, más allá del habitual y repetido “partido a partido” o del “final a final”, ha seguido la línea de la dependencia de sí mismos. Entiende que levantar el título liguero casi dos décadas después depende exclusivamente de ellos. Los últimos resultados de Barça, Atlético y Real Madrid han obligado a sacar la calculadora para echar cuentas y plantear hipótesis sobre las necesidades que tiene cada equipo para salir campeón.

En medio de este totum revolutum, de ideas instintivas y análisis repentinos, el periodista Eduardo Casado de 20 Minutos arrojó, con mucho acierto, la luz necesaria y clavó la ecuación clave que permitiría al Atlético de Madrid alzar la Décima de su historia. “En este vídeo se explican muy bien las opciones del Atleti para salir campeón”, escribía en su cuenta de twitter, adjuntando el vídeo que recoge la frase que mejor caracterizó a todo un ganador en vida como lo fue don Luis Aragonés.

Tiene el Atlético de Madrid en su banquillo al mejor homónimo de Luis Aragonés. El hombre ideal para una causa importante para la historia del Atlético, una envidiable oportunidad de pegar un manotazo encima de la mesa. Diego Pablo Simeone es consciente del juego y transmite paz, tranquilidad y seguridad. Plasmó su calma en su primer tweet. Cree en su equipo y cree en sus posibilidades. Pesan las piernas a estas alturas de la temporada y los nervios bloquean.

Las cuentas le cuadran y en el vestuario traslada la canción que un día Luis Aragonés cantó, puño en alto, en rueda de prensar. “Ganar, ganar, ganar y volver a ganar”. Y por si no es suficiente, ‘el Cholo’ se abraza a su historia, recuerda a sus 'Guerreros' las 54.000 gargantas que gritan sus nombres en el Calderón y les propone otra frase que el ‘Sabio’ un día pronunció: “Hay que morir por ellos, hay que salir y decir en el campo que sólo hay un campeón y va de rojo y blanco".