Bélgica ganó, in extremis, a una selección rusa que mereció más, por ocasiones, por juego y sobre todo, por demostrar una superioridad aplastante por momentos, frente a la mayor candidata para despuntar definitivamente en esta Copa del Mundo de Brasil 2014. Origi, que salió por Lukaku en la segunda mitad, marcó cuando quedaban menos de cinco minutos para que el colegiado alemán del encuentro pitara el final. Así, el delantero del Lille se convierte en el goleador más joven de este campeonato del mundo. Hazard puso la magia. Rusia no supo materializar las ocasiones que tuvo y lo pagó caro.

Thibaut Courtois, que se encuentra centrado en la selección, tal y como declara cada vez que es preguntado por su posible retorno al Chelsea tras la cesión de tres años en el Atlético de Madrid, tuvo un partido movido. Con algunas estiradas en balones que se fueron desviados, salidas a despejar, y algún salto en balones parados que supo atajar bien. Tuvo trabajo, y supo solventarlo sin problemas. Kannunikov y Akinfeev fueron sus mayores peligros.

Toby Alderweireld, por su parte, realizó un partido menos vistoso de lo que suele acostumbrar con la elástica de la camiseta belga. Tuvo sus más y sus menos con Kannunikov, con el que no paró de chocar en ningún momento; de hecho, el jugador del 'Atleti' le hizo un penalti algo absurdo al jugador ruso, cuando, intentando despejar el balón, impactó con su rival. Por fortuna para él, Felix Brych, árbitro del encuentro, no lo señaloó. Por lo demás, intentó incorporarse al ataque con centros desde la banda, ya que, a diferencia que con la rojiblanca, hizo las veces de lateral. Recibió amonestación por una patada y eso le condicionó el resto del encuentro. Discreto.