Que todo su esfuerzo tiene una dulce recompensa es algo que cada día el mundo del deporte puede vislumbrar y, sin temor a equivocarnos, podemos ver personificadas estas famosas palabras en la figura de Brenda Pérez. La joven jugadora ha llegado al Atlético de Madrid en un momento dulce y tras haber sido una de las cabezas visibles del ambicioso proyecto de un Sant Gabriel que quedó precisamente en eso, ambición.

Pero, este varapalo que se llevó la entidad catalana no hace más que dar fuerzas a una jugadora que ve en la adversidad el mejor de los incentivos para seguir peleando por un sueño. Por su sueño. El fútbol.

Su marcha del Espanyol, el club que le dio la oportunidad de debutar en Primera División, fue una de las decisiones más difíciles que la atacante ha tomado a lo largo de su carrera deportiva. La razón era clara: seguir creciendo y seguir disfrutando con el fútbol. Y esta decisión le dio la razón a la jugadora. Los periquitos, históricos en el fútbol femenino, sufrieron una de las temporadas más difíciles de su historia en parte por la ausencia de Brenda.

Sin embargo, recalar en el Sant Gabriel, a priori el equipo llamado a dar guerra en la parte alta no funcionó de la manera que cualquiera hubiese esperado. Un bloque completamente nuevo en el que los cimientos no estuvieron amoldados en ningún momento, dificultaron de manera evidente el salto de calidad que el equipo, clasificado para la Copa un año antes, necesitaba para superarse.

Pese a todo, Brenda no ha querido venirse abajo en ningún momento y de ahí su fichaje por un Valencia. Estancia efímera pero que le valió para seguir haciendo lo que más le gusta. Y ahora le llega el Atlético, hoy en día, uno de los tres mejores equipos a nivel nacional y que espera, con su llegada, intentar desbancar del trono español al FC Barcelona. El Atleti tiene un seguro en ataque, y en el vestuario. La eterna sonrisa, el eterno esfuerzo.

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Conociendo a: Brenda Pérez Soler