Ser campeón de Liga y subcampeón de la Champions League, cayendo en la final a falta de dos minutos para el pitido del árbitro, no es una sorpresa ni siquiera una eventualidad no programada durante la temporada. No al menos en el Atlético de Madrid, por la filosofía que marca Diego Pablo Simeone en cada entrenamiento y por la historia que merece el club rojiblanco. Es un compromiso, una misión, la de seguir mejorando, la de continuar escribiendo con letras de oro las páginas doradas de la entidad madrileña. Simeone es consciente de la legendaria historia que posee el club rojiblanco y tan solo quiere ubicar al Atlético de Madrid en el lugar que merece y llevar al sitio donde él lo llevo como jugador profesional.

Cuatro días después de arrancar la pretemporada en El Cerro del Espino, a falta de la incorporación de jugadores tan importantes como Koke Resurrección, Diego Godín y los nuevos fichajes, el cuerpo técnico del Atlético de Madrid se concentrará hasta el próximo día 23 de julio en Los Ángeles de San Rafael. Una rutina veraniega que se ha convertido en superstición para Simeone. A esta zona de Segovia, a 70 kilómetros de Madrid, se lleva a sus jugadores durante las pretemporadas y también para preparar partidos de vital importancia como la final de la Copa del Rey celebrada en el Santiago Bernabéu o la finalísima contra el FC Barcelona en la última jornada de Liga. Pleno al quince para el ‘Cholo’.

Las proezas se comienzan a gestar en Los Ángeles de San Rafael, el cuartel general de Diego Pablo Simeone. Recluirse en el ya famoso hotel segoviano se ha convertido en un ejercicio de fe. Es la búsqueda de un remanso de paz, de encontrar la inspiración y la concentración necesaria para fluir. El cuerpo técnico de Simeone, liderado en la pretemporada por el incansable y tenaz ‘Profe’ Ortega, somete a los jugadores a una disciplina casi militar con triples sesiones diarias bajo el machacante sol de Segovia que hace que los futbolistas arranquen la temporada como motos.

Foto: Ángel Gutiérrez - Club Atlético de Madrid.
Caption

Simeone utiliza Los Ángeles de San Rafael como un recuerdo para refrescarles la memoria a sus jugadores cuando las piernas flaquean. Un elemento de motivación, en el que el ‘Cholo’ recuerda las fatigantes sesiones a las que se sometieron para dar un plus de esfuerzo y alcanzar el éxito por tanto trabajo derrochado en verano. “Eso hace que aquel día que empezaron en San Rafael a trabajar venga un poco a la memoria y los chicos estén en el lugar donde empezó, que siempre es bueno", aseguró Simeone la pasada temporada el mismo día que la expedición rojiblanca partía hacia Segovia. “Aún recuerdo el dolor de piernas cuando subía las escaleras en pretemporada. Hemos recordado lo que iniciamos a principio de temporada”, señalaba Gabi Fernández un día antes de la final de la Champions League en Lisboa.

La cábala de Simeone tiene un origen: 1996. No es un año cualquiera en su trayectoria profesional. Fue el año que logró salir campeón de Liga y de Copa del Rey con el Atlético de Madrid. Radomir Antic tomó la decisión de llevarse - tanto a principio de temporada como en la semana previa a la última jornada de la Liga - a su grupo de jugadores a Los Ángeles de San Rafael, un enclave alejado del ruido de la capital. Allí nació en mayo la famosa frase que caracteriza a un ganador como Simeone: “O ganamos o morimos ganando”. Tan bien salió que el mediocentro argentino marcó uno de los dos goles que encajó el Albacete en la última jornada en el Vicente Calderón en donde el Atlético salió campeón de Liga.

Foto: Ángel Gutiérrez - Club Atlético de Madrid.
Caption