Acompañado en el césped por más de una decena de familiares, Mario Mandzukic se sintió como si estuviera en casa en su presentación oficial y en sociedad en el Vicente Calderón. La Ribera del Manzanares es su nuevo hogar y los más de 3.000 mil aficionados que desplazaron hasta el estadio su nueva familia, que lo ha acogido con los brazos abiertos.

En mente está la ilusión de que Mario Mandzukic, prototipo de delantero muy diferente a los tres puntas que el Atlético de Madrid tuvo la temporada pasada, logre mejorar los brillantes números que consiguió Diego Costa. De momento, la confianza la tiene y es que el croata se ha convertido en el nuevo ídolo de masas. 

Ante tanta euforia desmedida, con una tímida invasión incluida, Mario Mandzukic quiso agradecer el apoyo, los cánticos y los vítores repartiendo balones a la grada. Al croata no le pareció suficiente muestra de agradecimiento que, antes de bajar por el túnel de vestuarios para concluir su presentación, decidió agarrar la camiseta, coger el escudo y besarlo varias veces mientras miraba a la grada y se despedía.