El Atlético de Madrid logró un empate a ceros en su primer partido de la gira americana –segundo en esta pretemporada tras el triunfo por 1-0 obtenido ante el Numancia- disputado en el mítico Candlestick Park de San Francisco ante los San Jose Earthquakes de la MLS.  El equipo colchonero ofreció una versión más que aceptable en los primeros 45 minutos, aunque el juego se fue diluyendo y la segunda mitad se ajustó a la perfección a la imagen prototípica de los ‘bolos’ veraniegos. Los colchoneros lograron imponerse por 3 goles a 4 en la tanda de penaltis, que dilucidó qué continente se llevaba el punto en la Copa Euroamericana.

Los jugadores saltaron al césped del estadio californiano una hora más tarde de lo previsto debido a un pinchazo en el autobús del Atlético, aunque a diferencia de muchos encuentros que se disputan a estas alturas del verano, los futbolistas colchoneros sí llegaron con puntualidad a los primeros minutos tras el pitido inicial. Simeone decidió alinear a su once de gala (sin contar los hombres que se quedaron en Madrid)  y lo cierto es que, en el primer tiempo, las sensaciones fueron más positivas que negativas.

Porque es verdad que los Earthquakes son un rival de entidad menor y sería mentir asegurar que el Atlético ofreció un gran espectáculo, sin embargo, hubo ciertos detalles esperanzadores para el aficionado colchonero.

El equipo buscó el balón y logró algunas combinaciones interesantes, sobre todo en los momentos en los que Arda pudo contactar con el esférico y asociarse con Koke o Leo Baptistao, que protagonizó la primera llegada del encuentro en el primer minuto, aunque su intento de remate acrobático se quedó precisamente en eso, en un intento.

El delantero brasileño tendría en sus botas la primera gran ocasión del partido. Raúl García habilitó la llegada del punta, que encontró un hueco por la parte izquierda del área y tuvo tiempo para pensar cómo batir al meta local Meredith, aunque el portero le ganó la partida tras un remate demasiado flojo.  

Precisamente Meredith se iba a convertir en el hombre más destacado de los suyos gracias a otra intervención de mucho mérito cuando Siqueira lo tenía todo a favor para marcar, aunque mejor vayamos por orden: En una jugada mil veces entrenada sin oposición por todos los equipos del mundo desde la categoría alevín (balón al punta, este toca de cara y el medio abre a uno de los lados), la pelota llegó a los pies de Mario Suárez, que fue derribado por un defensor local tras lo cual el árbitro decretó la pena máxima. Raúl García fue el encargado de ejecutar el lanzamiento y, siguiendo con la tradición iniciada la temporada pasada, el resultado no terminó en gol. El navarro lanzó el penalti al poste y el rechace llegó a los pies de Siqueira con el portero batido, aunque este último logró sacar una mano impensable cuando muchos ya daban por hecho el gol del lateral brasileño.

La primera parte murió poco después de esta ocasión y, con ella, prácticamente todo lo interesante del partido. La vuelta de vestuarios amenazó con volverse entretenida con una ocasión muy clara de Thompson, que marró cuando únicamente Moyá se interponía entre el jugador y el gol. El meta aguantó el envite del recién incorporado y solventó la última llegada con peligro del encuentro.

A partir de ahí, los jugadores de ambos equipos se solidarizaron con el horario del partido en territorio español, propiciando el sueño de los aficionados valientes que aguantaron hasta las cuatro de la madrugada para ver el segundo amistoso de la temporada del Atlético. El carrusel de cambios de la segunda mitad, en la que el Cholo dio minutos a canteranos como Héctor, Borja y Samu Sáiz, además de los ya más conocidos Saúl o Manquillo, no ofreció más frescura al equipo, y el resultado fue inamovible.

Ambos equipos se dirigieron a la tanda de penaltis para decidir qué continente se llevaría el punto del ganador en la Copa Euroamericana, y los colchoneros estuvieron más acertados que su rival. El único jugador rojiblanco en errar su lanzamiento fue Miranda, que probó un lanzamiento al estilo Panenka cuyo resultado solo servirá para añadir una jugada más a los resúmenes de jugadas esperpénticas.