El Atlético de Madrid continúa inmerso en la búsqueda de sensaciones en la pretemporada y mantiene un intenso debate interno por definir lo que quiere ser. Por un lado, los de Simeone mantienen intactas las características que les han convertido en campeones de liga, subcampeones de la Champions League y en una escuadra temible para el Viejo Continente. Por otra parte, los cambios en la plantilla le han hecho adaptarse a las circunstancias, aunque de momento los resultados no son plenamente satisfactorios.

Se pudo comprobar en Esmirna, donde el equipo de Diego Pablo Simeone se medía a un rival duro como es el Galatasaray de Cesare Prandelli, subcampeón de la liga turca y un habitual en la máxima competición continental. Un nuevo empate a cero, que reafirma las buenas sensaciones cosechadas por el Atlético, a la vez que amplía las dudas sobre la conveniencia de más refuerzos que potencien el plantel y hagan olvidar las numerosas bajas de este verano.

La escuadra atlética fue de menos a más en el partido, tratando de ubicarse ante un correoso rival, que encontró en la valentía y descaro del joven Adýn un revulsivo con el que inquietar a los madrileños en los primeros compases del encuentro. Suyas fueron las primeras jugadas importantes de un partido con el ritmo bajo, típico de pretemporada, en el que las pruebas y los apuntes eran más importantes que el resultado en sí.

360 minutos sin encajar gol, esa es la tarjeta de presentación de Moyá

Moyá tuvo que intervenir sin grandes complicaciones cuando se le requirió mientras sus compañeros se desperezaban en ataque. Gabi, incrustado en una banda para intensificar la presión sobre el rival más arriba de lo habitual, fue el primero en probar al uruguayo Muslera cuando se disputaba el minuto 12. Hubo un ligero y parsimonioso intercambio de golpes, con pocas ocasiones pero con alternativas en el dominio del juego.

Cuando el Atlético se asentó por completo ya se había disputado media hora de juego. Suficiente para ver las ganas del croata Mandzukic o la endiablada profundidad de Juanfran, catalizador de muchas de las ocasiones de peligro rojiblancas. Cada internada suya por la derecha era peligro seguro y a los turcos, que no son tan fieros como su afición, le temblaban las piernas. Lástima que Mandzukic no esté acertado por el momento.

Mejoría rojiblanca tras el intermedio

El empate a cero llegó hasta el descanso, en el que los cambios dieron paso a un nuevo partido. Ahí sí, el Atlético fue un conjunto muy diferente al visto en el primer tiempo. Los cinco del centro del campo tomaron la batuta definitivamente, y a su son el equipo bailó un buen inicio del segundo tiempo. Le pudo poner Mario la guinda al pastel, pero Muslera sacó una buena mano al disparo con rosca del madrileño.

Poco después, era Godín, el héroe del Camp Nou, el que avisó del peligro a su compatriota y compañero de la selección charrúa. Muslera sacó el testarazo con la mano al córner. Los cambios mataron el ritmo del partido y disminuyeron la intensidad del juego. Los últimos veinticinco minutos se convirtieron en un laboratorio para Prandelli y Simeone, ávidos de recoger datos de las pruebas de cara al futuro.

El conjunto otomano apretó, con un siempre activo e influyente Selçuk Inan. El capitán envío un libre directo muy cerca del larguero, y poco después era Umut Bulut, que había ocupado el lugar de un desesperado Burak Yilmaz, el que lo intentaba con la cabeza. No había manera. El empate a cero se mantuvo durante los 90 minutos y la ausencia de goles, por una parte, reafirma la complicada tarea que es superar a los de Simeone. Pero también deja a las claras los problemas rojiblancos para terminar en gol sus acciones ofensivas.

Aun así, las sensaciones son más positivas que negativas. Faltan refuerzos, se está trabajando en la recuperación y puesta a punto de dos de las grandes apuestas estivales de los madrileños, Oblak y Griezmann, y los puntos fuertes del pasado siguen siendo la base de un equipo altivo y orgulloso, difícil de ganar en cualquier terreno y circunstancia. Sólo hace falta que la pelotita entre para que cambie la perspectiva del futuro inmediato rojiblanco.