Año nuevo, misma vida. Así se podría resumir la pretemporada del Atlético de Madrid, que mañana tocará a su fin en la final del Ramón de Carranza, la cual disputarán los rojiblancos tras derrotar por la mínima (0-1) al conjunto local, el Cádiz, merced a un gol al alimón entre Raúl García y Aulestia.

El Cádiz, muy encerrado y compacto, planteó un esquema que el Atleti se encontrará a menudo

El partido, que sería mero trámite para el Atleti en plena temporada, tuvo muchísimas más dificultades de las previstas por ser el envite en pleno agosto, mes en que el trabajo a largo plazo castiga las piernas y las ideas, generando encuentros feos, toscos y con poco ritmo. No fue este una excepción, aunque el lado positivo para Simeone y los suyos fue el de encontrarse a un Cádiz plantado como muchos equipos de los que se van a topar en temporada por España y por toda Europa: a la defensiva.

Consciente de que la gasolina aún está lejos de los niveles deseados, el Atleti salió al verde muy enchufado. Trató de solventar la papeleta lo antes posible con el once casi de gala -sin resolverse aún las dudas Moyá-Oblak, Ansaldi-Siqueira o Tiago-Mario, titulares hoy los primeros de cada binomio- y firmó veinte minutos de incesante agobio a la meta de Aulestia, aunque sin premio. Lo intentaron Griezamnn, Mandzukic y Tiago por abajo y en jugada, primero. Después tampoco fue mejor con la especialidad de la casa, el balón parado, con el que llevarón el 'huy' a la grada las torres rojiblancas.

Llegado el ecuador del primer periodo las aguas se fueron calmando, aunque solo en lo relativo a las ocasiones. Porque en cuanto a lucha y garra, el partido tuvo mucho de oficial y poco de torneo veraniego. Destacó en eso Ansaldi, que en su pelea por el puesto en el lateral ofreció hoy todo lo que tiene: empeño, garra, trabajo y capacidad defensiva. No es manco, pero para nada similar a su antecesor Filipe Luis. Vio una amarilla por emplearse con excesiva dureza y esa cartulina fue lo más notorio que sucedió mientras languidecía el primer acto, que terminó con muy poco ritmo.

Nueva tromba con premio

Tras la reanudación el Atlético de Madrid volvió a salir mandando, y tras un par de avisos se encontró en el minuto 58 con el primer tanto. Recibió en la derecha Raúl García, con poca oposición beneficiado por un desdoble por fuera de Juanfran, y la puso al área. El envío se cerró más de la cuenta, Aulestia se durmió y cuando quiso despertar ya la tenía dentro. Suerte, pero merecida, porque sigue pasando lo que tantas veces: los errores siempre benefician a los colchoneros, porque ellos no cometen el más mínimo.

El gol dibujaba el escenario favorito de los hombres del 'Cholo': ventaja para guarecerse y matar a la contra, pero no fue así. Solo se cumplió la primera de las premisas, metiéndose el equipo más cerca de su portería, pero no la segunda, incapaces las piernas de vencer a los insufribles castigos del 'profe' Ortega, que serán venerados en unos meses pero cercenan ahora cualquier intento de darse una alegría. 

Con esas, el Atleti se vio casi encerrado por deseo y por imposibilidad de soltarse el corsé, pero por más que la situación se prolongó durante media hora larga no hubo el más mínimo susto. Moyá fue un espectador de lujo ante un Cádiz incapaz de doblegar la defensa colchonera, tan rocosa como siempre estén como estén las piernas. Así, destacaron más las patadas de unos y otros, las tanganas y los piques que el fútbol, que llevó al bostezo durante la segunda mitad. 

De este modo, victoria simple del Atleti que sigue el mismo guion del año pasado, lo cual es una muy buena garantía. Ahora, esperan en la final al ganador del Sevilla - Sampdoria. El perdedor se las verá con el rocoso Cádiz, a quien le faltó pegada arriba para dar un susto, pero que se mostró como un conjunto entero y que a buen seguro estará en los puestos importantes de la Segunda División B.

Así lo vivimos.