De un tiempo a esta parte algo ha cambiado internamente en el Atlético de Madrid. Más allá de la llegada de Simeone, de pasar de ser humillado en Albacete en Copa del Rey a jugar en Lisboa la final de la Champions, algo se ha gestado en las entrañas de El Cerro del Espino, la ciudad deportiva que el club tiene en Majadahonda. El Atlético de Madrid ha trabajado a conciencia durante los últimos años para crear un modelo de cantera que preste especial atención en formar a los chavales que se visten con la rojiblanca. La importancia en este proyecto ha sido tal que hasta el club ha pasado a denominarla como La Academia, otorgando una mayor relevancia al plan de trabajo iniciado.

Gabi es, sin duda alguna, el espejo en el que todo canterano del Atlético de Madrid se mira. El capitán ha necesitado hacer un viaje de ida y vuelta, pasando antes por Getafe y Zaragoza, para ser todo un líder en el vestuario y la extensión de Diego Pablo Simeone en el campo. Es el máximo exponente de lo que quiere la secretaría técnica del Atlético, apostar por la cantera y por los canteranos. Como parte de este proceso formativo se puede entender las operaciones que realiza en el mercado de fichajes, cediendo a futuras promesas como Saúl Ñíguez, Óliver Torres o Javi Manquillo a equipos de élite para que puedan coger minutos y experiencia.

La importancia en el proyecto de cantera ha sido tal que hasta el club ha pasado a denominarla como La Academia, otorgando una mayor relevancia al plan de trabajo iniciado.

Como Gabi Fernández, hay otros tantos que han necesitado marcharse lejos de Madrid para demostrar que tienen el nivel suficiente como para ser titulares y piezas importantes en el Atlético de Madrid. Mario Suárez fue otro de los que tuvo que pasar un tiempo fuera, en Valladolid y Mallorca, para establecerse en el centro del campo. Una situación que pudo experimentar Koke Resurrección con Goyo Manzano en el banquillo. Su salida estaba pactada y solo la frenó la llegada de Diego Pablo Simeone a la ribera del Manzanares tras el despido del técnico jiennense

La importancia que ha ido cogiendo mes a mes la Academia del Atlético de Madrid tuvo su máxima expresión en la ida de la Supercopa de España que el equipo rojiblanco disputó en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid. Diego Pablo Simeone, con vistas de que era una final a 180 minutos, optó por un planteamiento más conservador y apostó por alinear a Saúl Ñíguez en lugar de Antoine Griezmann. El técnico argentino salió con Mandzukic en punta, Raúl García de enganche y un centro del campo con cuatro canteranos: Saúl Ñíguez, Mario Suárez, Gabi Fernández y Koke Resurrección.

Saúl se ha ganado con dedicación y esfuerzo un puesto de titular en el primer título oficial de la temporada. Ha jugado 257 minutos (Numancia 45'; Earthquakes 29'; América 55'; Galatasaray 23'; Wolfsburgo 15'; Sampdoria 90') durante la pretemporada, los mismos que Godín y supera a otros jugadores del primer equipo como Mandzukic (253’), Tiago (232’), Insua (225’), Cebolla Rodríguez (209’), Leo Baptistao (151’), Ansaldi (146’), Alderweireld (135’), Giménez (135’) y Griezmann (114’). “Desde que llegué al club de pequeño quería estar donde estoy y pienso devolvérselo con ilusión, trabajo y mucho sacrificio”, resumía el canterano rojiblanco cuando su futuro en la ribera del Manzanares no estaba tan claro.