Parecía el peor verano de la historia del club. Y seguramente en el apartado de bajas lo haya sido, porque despedirse de tres jugadores como Courtois, Filipe Luis y Diego Costa (cada uno entre los cinco mejores del mundo en sus respectivos puestos) pasa factura. Sin embargo, el Atlético ha afrontado esta situación como un reto, y en lugar de llevar a cabo un hipotético cambio de cromos, se han suplido las vacantes y se ha reforzado al equipo en todas las líneas.

Siempre le ha gustado a Simeone hablar de que la competencia interna se ve favorecida con la llegada de nuevos jugadores. Esta vez, esa competencia resulta más brutal que nunca. En la zaga, Juanfran, Miranda y Godín tienen el puesto asegurado si siguen como hasta ahora. Además, se les unen Ansaldi, Siqueira, Giménez (que pasa de cuarto a tercer central con la marcha de Alderweireld) y Gámez. Los cuatro saben lo que es jugar partidos al más alto nivel, como una eliminatoria de Champions League o de un Mundial.

Pero del centro del campo en adelante, la situación cambia: ya no hay un once que aprenderse de memoria, porque 12 jugadores luchan por un puesto. Aunque algunos como el Cebolla Rodríguez o Saúl parten en desventaja; los Arda, Koke o Mandzukic no deberían confiarse sabiendo que Raúl García, Jiménez o Cerci pueden ocupar su lugar y hacerlo mejor que ellos. Pero la llegada del italiano se ha visto envuelta por las dudas respecto al estilo de juego del equipo, iniciadas con el fichaje de Griezmann y confirmadas con el descubrimiento de que, asombrosamente, Mandzukic no es Diego Costa. Porque para que haga goles no basta con lanzarle un balón en carrera a 40 metros de la portería rival, sino que hay que llevarle el balón más cerca del área. Ahí sí que es un enorme futbolista.

Cerci cierra el círculo

Este año el Atlético se enfrentará a defensas más cerradas, con menos espacio a sus espaldas y que obligarán a los pupilos del Cholo a desarrollar más y mejores ataques posicionales. En esa fase sufrió la campaña pasada al verse Diego Costa desactivado. Pero Mandzukic no lo estará. Ni tampoco Arda o Koke, que con el apoyo de Griezmann y las virtudes del nuevo 9 rojiblanco sabrán afrontar estas situaciones con más fluidez.

2014_09_10_cPero hay algo que sólo tiene el francés: velocidad en carrera con el balón controlado. Aquí entra en escena Alessio Cerci, de 27 años, natural de Velletri (a unos 40 kilómetros al sur de Roma) y desde ya, uno de los mejores jugadores de la Liga en esta faceta.

Su explosión fue tardía, pues desde su debut en las filas de la Roma en 2004 hasta su consagración en las filas del Torino tuvieron que pasar casi ocho años. Hasta entonces había sido un buen regateador, capaz de salir por ambos perfiles, rápido y de zancada larga. Pero sus problemas para defender y su mala toma de decisiones le lastraron. Hasta que se reencontró con Giampiero Ventura, que ya le dirigió en el Pisa, donde jugó cedido por la Roma.

Allí había logrado 10 goles y 7 asistencias en 26 partidos. Y en Turín, Alessio se desató. Logró la estabilidad y confianza que no encontró en Roma y Florencia, se adaptó a un sistema que no le exigía demasiado desgaste en defensa (que ocultaba sus carencias, en realidad) y encontró a un compañero con el que sacar lo mejor de sí. Primero fue Rolando Bianchi, luego Ciro Immobile. Ambos de perfiles parecidos: delanteros altos, fuertes, con capacidad de generar espacios a la espalda de los centrales y buenos finalizadores.

En su presentación puso un gesto de disconformidad al ser preguntado sobre su adaptación al sistema defensivo del Atlético: “En el Torino éramos un equipo muy compacto y los delanteros defendíamos mucho. Desde ese punto de vista aprendí mucho y estoy preparado. No será un problema defender un poco más”, pero ése será el examen más difícil al que deberá enfrentarse. Especialmente si termina jugando en la banda derecha, posición en la que se muestra más cómodo según dijo en su puesta de largo.

No tiene la facilidad de Griezmann para asociarse en espacios reducidos, pero la verticalidad frente a defensas cerradas es difícil de encontrar, y Cerci sabe hacerlo. Principalmente por tres vías, todas ellas partiendo escorado a la derecha: conducción, regate hacia dentro y disparo; misma jugada pero asistiendo a un compañero; y conducción, regate hacia fuera hasta ganar la línea de fondo y centro al área.

El Atlético ha perdido parte del estilo que le definía la temporada pasada, pero ha ganado una serie de variantes ofensivas que jamás ha tenido. Falta encajar las piezas y no será una tarea fácil, pero Simeone ya lo ha advertido: “Lo necesitamos [a Cerci]. Queremos su velocidad, su rebeldía. Esperemos que nos pueda dar todo lo que posee en cuanto a juego ofensivo”. Aunque no partirá desde el inicio, el Santiago Bernabéu parece un buen lugar para hacer buenos los halagos del Cholo.