Pasan las jornadas y en el Atlético de Madrid empieza a rotar y a enseñar sus cartas. Simeone ya ha probado las diferentes opciones que tiene para el doble pivote y ha demostrado los planes que puede tener a lo largo de un partido. Gabi Fernández, el que parecía insustituible, lo fue en Almería, mientras que Mario Suárez y Tiago Cardoso han ido alternándose en su compañía habitualmente y Saúl Ñíguez ha sido la última opción, aunque también ha tenido minutos.

Habitualmente existe en la medular rojiblanca un hombre que saca el balón incrustándose entre los centrales, avanza metros y se ofrece continuamente, mientras que hay otro que espera más arriba, da la alternativa de un balón largo y regresa hacia atrás cuando su compañero consigue salvar la primera línea de presión, dedicándose a partir de entonces a defender y ayudar a la defensa.

Gabi, con dos roles

El capitán es la pieza clave en la medular. Es el todoterreno, el líder, el que puede hacer el trabajo de todos. Es uno de los favoritos del entrenador y hasta ahora era un fijo en las alineaciones, aunque su momento de forma no era el mejor. Este miércoles fue suplente y el equipo no lo notó en exceso, aunque finalmente fue necesario el cambio de los dos mediocentros.

Tiago dirige el equipo, Mario se dedica a tareas defensivas y Gabi cumple ambas funciones

Gabi puede hacer ambos roles. En caso de estar junto a Tiago, el ‘14’ es el defensivo, aunque aprovecha su calidad para ayudar en momentos que sea necesario. Esta pareja es la más completa y la que tiene más capacidad para abrir partidos complicados -algo con lo que se topan habitualmente-, para encontrar espacios, para tener posesiones largas y seguras. Sin embargo, como ambos tienen llegada, en ciertos momentos descuidan la parcela defensiva y se ven obligados a realizar más faltas.

Cuando es Mario el acompañante, Fernández asume la responsabilidad de tirar del equipo. Es el que más ayuda a salir con el balón jugado, aunque el portero busca mucho más los balones largos. De este modo, el juego es mucho más directo y es la opción utilizada habitualmente en encuentros en los que el rival quiere llevar la iniciativa en el choque y deja metros por detrás de la zaga.

Dos alternativas poco utilizadas pero efectivas

Contra el Almería se vio por primera vez a la dupla Mario - Tiago. Cardoso estuvo continuamente ayudando a los defensores a sacar el balón y el Atlético de Madrid jugó con transiciones más lentas, pases más cortos y mucha seguridad defensiva. Esta opción parece la más estable, puesto que Cardoso se descuelga a sabiendas de que siempre estará por detrás con la escoba Suárez, que se encarga de cubrir mucho más campo.

Los delanteros también se adaptan al juego directo o combinativo y cambian sus funciones

Saúl o Koke son los dos hombres restantes. Ellos también han actuado en una de estas posiciones, siempre siendo un plan secundario y una opción muy importante para partidos en los que el equipo necesita más calidad, más potencial ofensivo o más velocidad de juego. Este mismo miércoles, Ñíguez tuvo que entrar en el descanso y ofreció la posibilidad de un hombre muy físico y trabajador. La alternativa ya ha funcionado en más ocasiones.

Las diferentes opciones del centro del campo dependen mucho de los delanteros. Con Griezmann, el equipo manda más sobre el césped y tiene más posesión y combinación en campo contrario. En caso de que estén Raúl Jiménez o Raúl García, buscan mucho más los centros laterales, pases largos y segundas jugadas. Esto es contando siempre con Mandzukic, un rematador nato. Ante su ausencia, el navarro ha asumido ese papel y ha sido la pareja la que ha marcado el estilo a seguir.

Simeone ya ha planteado los partidos de diferentes maneras y casi todas ellas con resultados similares. El equipo se ha adaptado bien a los planes del Cholo, que varían según los hombres que formen en la medular, existiendo una opción más defensiva, una más equilibrada y una más ofensiva, además de planes excepcionales y casi obligados. Y aunque tenga sus favoritos, parece claro que afronta los partidos adaptándose a lo que más daño haga a su rival.