El Vicente Calderón, fortín habituado a batallas encarnizadas, volvió a salir vencedor de una de ellas, ante un Sevilla superado en todo momento por el escenario y las expectativas. Un estadio que volvió a rugir con la más estruendosa de sus fuerzas, en una goleada sobre el conjunto sevillista que puede marcar un punto de inflexión de la temporada de ambos. Un partido de casta y corazón, muy de Simeone, en el esperado día de su vuelta.

El encuentro dio comienzo con aires de cita grande en el Calderón. Sin duda, lo era. La vuelta de Simeone -al que el Calderón le brindó una 'rebienvenida' espectacular-, la histórica rivalidad con el Sevilla, y el ver a dos de los equipos punteros de la liga sobre el mismo terreno de juego, nutría de interés y emoción al partido. Todo esto, se pudo ver desde el inicio, arrancando con una intensidad inusitada.

Con las formaciones iniciales de ambos conjuntos, se pudo ver la preocupación tanto de Simeone, como de Emery, por el potencial de su oponente, preocupándose en salvaguardar sus zonas claves. Simeone, alineó a Saúl, dejándole con libertad por la mediapunta, reforzando así la zona de medular. Emery, plantó en el césped del Manzanares una defensa de cinco, con tres centrales para intentar paliar así la fuerza aérea rojiblanca. En definitiva, un duelo de defensas, aguardando en el banquillo jugones como Griezmann, Denis Suárez o Deulofeu.

Koke transformaba en gol el hambre rojiblanco

Inicio equilibrado, sin fallos, tampoco aciertos; los minutos pasaban, y nadie se imponía en su fútbol: el de los rojiblancos era el tener el balón, atacar e ir a por el partido; el de los sevillistas, todo lo contrario, más bien obcecados en no encajar que en atacar. Y así, el Atlético, poco a poco, fue ganando terreno, y cuando se llegaba a la veintena de minutos, Koke puso el primero. Latigazo del vallecano desde el costado izquierdo del área, que era desviado por un defensa y Beto nada podía hacer. De esta manera, el hambriento equipo de Simeone se ponía por delante.

Tras el gol, la voracidad colchonera solo fue a más y más, pasando por encima de un Sevilla al que tanto las expectativas creadas, como el escenario, parecía venirle grande. Con el equipo del Nervión superado en todos los aspectos del juego, el Atlético continuó en su empuje, y en el 26', y una vez más en un saque de esquina, Gabi estuvo muy cerca de hacer el segundo con un gran testarazo que sacó de la escuadra Beto.

Gabi y Tiago dominaron el medio ante la dureza sevillista

Del control total de los primeros minutos, se pasó al despertar sevillista, cuando se rondaba la media hora de partido. La gran versiónque habían ofrecido hasta el momento, se empañó en parte por unos muy buenos minutos de los andaluces, pero que ni mucho menos consiguieron inquietar la impoluta meta de Miguel Ángel Moyá.

Un Atlético de Madrid que existía en el partido gracias un Gabi que se erigía como protagonista en todos los lances. La mejor versión del capitán en lo que llevaba de temporada, que se veía favorecida por el buen trabajo de Tiago. También, por el aire que le daba al medio la presencia de Saúl, quien en labores ofensivas no cesaba de tirar diagonales a la espalda de la zaga visitante.

El enésimo testarazo de la temporada amplió la renta rojiblanca

Entonces, cuando peor lo estaba pasando el conjunto colchonero, apareció esa fortaleza rojiblanca de la que ningún equipo parece poder escapar: el balón parado. Falta frontal botada al área que Arda dejaba de cabeza para Miranda, este centraba el cuero al segundo palo y, como un obús, aparecía desde atrás Saúl para cabecear el esférico a las mallas de Beto.

En definitiva, la primera parte se cerraba con un gran Atlético en la primera media hora, aunque carente de mayor mordiente en su punta de ataque y que supo sufrir para luego volver a azotar a los de Emery; enfrente, un Sevilla que salió dormido al partido y que lo pagó muy caro.

En el descanso, sendos técnicos movían ficha. Gabi, por algún tipo de dolencia física, dejaba paso en el campo a Raúl García -desplazando a Saúl a la izquierda y a Koke al mediocentro-, y en el Sevilla, entraban Banega y Denis Suárez, para dotar de una mayor creatividad a su, hasta el momento, gris fútbol.

Mismo guión, y sin reacción visitante

El partido no cambió ni un ápice tras el capítulo de sustituciones. El Atlético seguía buscándole y encontrándole las cosquillas a la línea de zagueros sevillista, mientras que los de Emery no eran capaces de causar peligro por el Calderón.

En estos minutos de equilibrio futbolístico, el plano deportivo pasó a un segundo plano, recobrando esa agresividad y duras acciones tan típicas de estos enfrentamientos entre estos dos equipos. Hasta el 63', no se volvieron a ver oportunidades de verdadero peligro, y fue en forma de doble ocasión. Primero, con un venenoso cabezazo del delantero croata del Atlético que sacó a córner Beto; y después, tras el lanzamiento de ese saque de esquina, era Arda quien probaba al portugués con una magnífica volea.

Griezmann terminó de dinamitar el choque

Por si fuera poco, salió a escena Griezmann. El galo reanimó el ataque rojiblanco, frotó la lámpara de Arda Turan para poder disfrutar junto a él y muy cerca estuvo de redondear su triunfal salida con un remate, a centro de Raúl García, que se marchó rozando el travesaño visitante.

Raúl García y Jiménez sellaron la goleada

Cuando apenas quedaban diez minutos para la conclusión, y con un Sevilla a merced de lo que obraran Griezmann, Arda Turan y compañía, llegó al definitiva sentencia. Gran combinación rojiblanca que acaba con un claro penalti sobre el galo. Raúl García, ni dudó a la hora de transformar la pena máxima (3-0). Minutos después, y nuevamente a balón parado, Raúl Jiménez se reconciliaba con la afición del Manzanares cabeceando a las redes un preciso centro de Koke, cerrando así un partido de ensueño en el día de la vuelta a casa del 'profeta rojiblanco'.

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