El título de Liga ha otorgado al Atlético de Madrid un estatus que había perdido hace más de diez años con un sonrojante descenso fruto de una desastrosa gestión. La llegada de Simeone ha devuelto al equipo rojiblanco al escalón que su historia merece. El de un grande. Y en consecuencia padece las secuelas de todo equipo gigante: una derrota es magnificada hasta el extremo pero disfruta de otras virtudes. Es capaz, y como ha demostrado contra la Juventus en un matchball innecesario tras perder en Grecia, de saber sobrevivir a la vorágine. El Atlético no juega partidos, gana finales.

Parecía superfluo reducir el segundo encuentro de la Champions a una final que había que ganar o ganar, como diría Aragonés, autor de un triplete en la que fue la última – y única – victoria colchonera frente a la Juventus. Una presión que excita a los de Simeone. El Atlético goza cuando se pone a sí mismo contra las cuerdas, disfruta cuando se ve al borde del precipicio. Y con ese vértigo en las canillas ha aprendido a sufrir contra los grandes para acabar sacando un buen resultado.

El Atlético de Madrid encontró un amigo en Raúl García al cuál recurrir en las malas. El navarro, defendido en el costado derecho por Evra y ayudado en tareas defensivas por Chiellini, se impuso en todos los balones aéreos que permitieron al equipo de Diego Pablo Simeone adelantar la línea de presión cuando la Juventus conseguía acularles en campo propio. El constante desgaste de Koke y Arda Turan, así como el de un Mandzukic que empezó con máscara y acabó sin ella en el primer encontronazo con Bonucci, bastó para que la Juventus reconociera las señas de identidad del campeón del fútbol español.

La propuesta de Allegri no difería mucho con la planteada por Simeone. Marchisio, que ha asumido con total entereza la papeleta de suplir a Andrea Pirlo, interpretó diferentes registros en función de las necesidades de su equipo: un pelotero que se desfondaba en tareas defensivas; un omnipresente centrocampista que oxigenaba el juego de la Juventus. Destacaron Vidal y, especialmente, Pogba en la creación, con un Llorente que fue de más a menos en función de cómo Miranda se fue haciendo grande en los enfrentamientos aéreos. La batalla, espesa en ataque, se libró en el centro de campo entre dos equipos que solo chutaron entre palos una vez en 45 minutos: un latigazo de Mandzukic desde fuera del área que atrapó sin problemas Buffon.

Griezmann revoluciona y Arda marca

Hubo un exceso de respeto entre ambos equipos. Hasta que Simeone quiso. Sentó a Saúl Ñíguez a los diez minutos de arrancar la segunda parte para dar entrada a la frescura de Griezmann. El Atlético de Madrid abandonó la postura cómoda de dejar pasar los minutos e imprimirle una marcha más a la intensidad para ver la pasta de la que está hecho el campeón de Italia. La salida del francés revolucionó la propuesta ofensiva local, que en apenas cinco minutos llegó con más claridad que en toda la primera parte y provocó un penalti por manos de Arturo Vidal que Brych no atendió a señalar.

No era el mismo Atlético de Madrid y sí que había un símil en el nuevo planteamiento de Simeone que encontraba semejanzas con otros partidos donde los colchoneros mostraron un guion primero y una apuesta más atrevista después. Si bien es cierto que la Juventus atacaba posicionalmente con nueve hombres en campo contrario, las acometidas italianas pinchaban en hueso ante un Atlético bien plantado en defensa y con un Tiago superlativo en las marcas, en la colocación y en la anticipación.

No apostó Simeone por un carrusel de cambios y encontró el premio a la paciencia. Un centro a ningún lado no encontró a Mandzukic pero sí lo hizo bueno Arda Turan embocando a gol llegando por detrás, rompiendo la racha de imbatibilidad de Gigi Buffon que superaba los 600 minutos.

Allegri, sin ideas

El gol de Arda Turan desmontó cualquier idea que Allegrise le pasara por la cabeza. SI es que encontró alguna. El tñécnico de la Juventus fue un manojo de nervioso y no encontró respuesta al tanto del futbolista turco. Introdujo en el campo a Álvaro Morata en el lugar de Arturo Vidal, pero lo único que pudo rascar el exdelantero del Real Madrid fue la pierna del goleador de la contienda y ver una tarjeta amarilla.

Fue la tónica general de una Juventus que buscó el gol a la desperada sin llegar al marco defendido por Miguel Ángel Moyá. Los italianso se cargaron a cartulinas amarillas fruto de ir por detrás en el marcador. Los colchoneros se adjudicaron tres puntos de valiosa relevancia tras el triunfo del Malmö contra el Olympiacos, que deja el grupo con cuatro equipos empatados a tres puntos.

Las puntuaciones

Atlético de Madrid Juventus de Turín
Moyá 6 Buffon 6
Juanfran 6 Chiellini 7
Miranda 7 Bonucci 5
Godín 7 Cáceres 6
Ansaldi 7 Evra 6
Tiago 8 Marchisio 8
Koke 8 Vidal 6
Saúl Ñíguez (52') 5 Pogba 8
Arda Turan 7 Lichsteiner 6
Raúl García 6 Tévez 6
Mandzukic (83') 6 Llorente 6
Suplentes
Griezmann (52') 7 Morata (82') 4
Mario Suárez (83') - Giovinco (88') -
Siqueira (89') -