Miguel Ángel Moyá (2/4/1984, Binissalem) y Valencia nunca mantuvieron una relación óptima. El meta balear cambió la isla y su titularidad en Mallorca por la aventura de la Europa League y la posibilidad de luchar por jugar la Champions League con el Valencia CF. El de Binissalem llegaba al club ché con la papeleta de tapar la herida abierta con la marcha de Santi Cañizares de la entidad de Mestalla y competir con César Sánchez por el puesto.

Pero su estancia fue dura. La irregularidad y varios fallos decisivos en los primeros partidos le sepultaron en el banquillo. El balear encajó nueve goles en los cinco partidos que disputó como titular, y tras ciertos síntomas de inseguridad, fue relegado a la suplencia por César Sánchez, que ya no se movió de la titularidad salvo en contadas ocasiones con la Europa League y la Copa del Rey. Moyá pudo disputar tres partidos más en liga ante Racing, Villarreal y Tenerife; y a pesar de no encajar gol ante cántabros y canarios, la etiqueta de inseguro ya pesaba sobre su espalda.

La situación empeoró al verano siguiente con la aparición en la portería valencianista del canterano Vicente Guaita, que ganó la partida tanto al extremeño como al balear. Las buenas actuaciones del meta de Torrent le valieron la titularidad por delante de un Moyá que tuvo minutos mediada la primera vuelta, pero al que las dudas que se cernían sobre él le asfixiaban bajo palos, menospreciando a un portero que había sido indiscutible en las categorías inferiores de la selección española. La peor pesadilla del balear se hacía realidad.

Otro verano más, la aparición de un nuevo guardameta en escena, esta vez de Diego Alves, supuso un obstáculo más para un Moyá que deseaba jugar. Ángel Torres y Toni Muñoz, dos visionarios en aprovechar esta clase de circunstancias, convencieron al balear de que un club como el Getafe, sin presión y con el objetivo de la permanencia como mayor exigencia, era el lugar ideal para recuperar la mejor versión del meta balear.

La resurrección

La 'Capital del Sur', cómo se autodenomina Getafe en sus eslóganes, fue un bálsamo vital para la carrera profesional del portero de Binissalem. A los 27 años, el club azulón y Luis García confíaron plenamente en Moyá, que fue asentándose en el once titular getafense, ofreciendo poco a poco las características que habían llamado la atención de muchos equipos cuando militaba en el Real Mallorca.

Moyá fue internacional sub-21 en su etapa en Mallorca

Ágil, bien colocado, portero sobrio y sin complicaciones, y fiable en el mano a mano con cualquier delantero, además de un más que óptimo juego de pies, le valían para brillar en el conjunto de Luis García Plaza, que luchó por entrar a Europa hasta las últimas jornadas a pesar de un comienzo de liga negativo, en el que se llegó a especular con la posibilidad de que el presidente getafense cesara al técnico madrileño.

Con 48 goles encajados en 36 partidos terminó quinto en la clasificación del 'Trofeo Zamora', que premia al meta menos goleado, sólo superado por Valdés, Casillas, Courtois y Auoate. Tras su año de cesión, el Getafe logró fichar al guardameta por dos millones de euros en el verano de 2012. A la temporada siguiente, encajó cuatro goles menos, pero disputó cuatro partidos menos en la portería azulona por problemas con las lesiones. Sin embargo, su importancia en la portería azulona crecía, y su aportación fue muy valiosa para que los azulones terminaran entre los diez primeros en liga.

Cerca de llegar al Atlético

Moyá, en la sombra, crecía en su importancia como guardameta y afrontaba su tercer año en la entidad getafense mucho más maduro y hecho que en su etapa valencianista. Su nombre volvía a relacionarse con equipos más potentes, aunque sólo una posibilidad era interesante para el meta balear. Su agente, Manuel García Quilón, siempre ha estado muy vinculado a la cartera de jugadores de José Luis Pérez Caminero y al Atlético de Madrid. Sus características agradaban en la dirección deportiva rojiblanca, el precio era asequible, pero el problema tenía nombre propio: Thibaut Courtois. El balear nunca quiso ser suplente del belga y rememorar su estancia en el Valencia CF.

El acuerdo nunca se cerró, y la entidad rojiblanca se decidía por Dani Aranzubia como suplente del cedido Courtois. Moyá iniciaba su tercer año en Getafe consciente de que la posibilidad de volver a un grande había pasado, pero que sus actuaciones volvían a ser tenidas en cuenta. Ya no desaprovecharía la ocasión.

Moyá estuvo cerca de firmar por el Atlético de Madrid la temporada pasada

El gran arranque liguero del Getafe, en el que el balear tuvo buena cuota de responsabilidad con varios encuentros sin encajar gol, se terminó, precisamente, en la visita al Calderón del conjunto azulón. Los getafenses sufrieron la ira del Atlético de Simeone y se llevaron siete goles del Manzanares, aunque bien pudieron ser más de no haber sido por un par de intervenciones de un Moyá solo ante el vendaval rojiblanco.

El Atlético le abre sus puertas

El declive getafense en liga supuso la destitución de Luis García, pero la buena trayectoria de Moyá bastaba para no encajar gol en siete partidos de los veintiséis que disputó en liga. Una lesión de rodilla en casa ante el Espanyol cerró la temporada del mallorquín de forma inesperada y brusca. El guardavallas no se recuperó para disputar el tramo final de la temporada con los suyos, pero su valía bajo palos ya se había hecho hueco en la agenda rojiblanca. Tres millones, tras conocerse que Courtois regresaba definitivamente al Chelsea, sirvieron para vestir de rojiblanco al de Binissalem.

Peculiar algunas veces en la portería, Moyá, que partía con la vitola de suplente de Jan Oblak, ha realizado una gran pretemporada, en la que sólo encajó dos goles. Uno contra el Wolfsburgo y otro contra el Real Madrid en Supercopa de España. La lesión con la que llegó el esloveno y el buen rendimiento del ex del Getafe han convencido a Simeone de que Miguel Ángel Moyá es el meta adecuado para defender la portería del campeón de liga. Y los números le dan la razón al argentino en su decisión. Con cuatro goles encajados en seis partidos, Moyá supera el mejor arranque liguero de Courtois, y salvo la decisión de Simeone de sentarle contra Olympiacos en Grecia, el balear parece contar con la confianza plena del cuerpo técnico rojiblanco.

Su buen rendimiento le han asentado como titular en el campeón de liga

Su vida ha dado un giro radical. Ya es el portero de un equipo grande, y se encuentra totalmente asentado en el puesto, además de respetado y querido por sus nuevos compañeros y afición. Olvidada queda la difícil papeleta de suplir a Thibaut Courtois. Hasta en las ruedas de prensa se ve a un portero mucho más distendido, relajado y seguro de sí mismo. Una imagen que transmite en el campo y que al Atlético de Madrid le sirve para demostrar que su mentalidad le hace ganador. Moyá visita un campo, Mestalla, del que guarda malos recuerdos, pero investido en una aureola de confianza de la afición rojiblanca y su técnico Simeone. Le ha llegado la hora de demostrar su importancia bajo palos en Valencia, el lugar que le negó el éxito, en un partido de campanillas.