La temporada pasada fue una de las más complicadas para el Valencia en los últimos años. El equipo vivía en una constante inestabilidad derivada de un banquillo en el que no se confiaba y del interrogante que suponía no saber quién sería el dueño del club. La llegada de Juan Antonio Pizzi, en un momento extremadamente complicado, originó un cambio que desembocó en una gran lucha hasta caer ante la última barrera antes de una final europea. Sucumbieron frente al Sevilla y se quedaron sin la final de la UEFA Europa League, un encuentro que habría aliviado la tensión de tan dura campaña.

La situación clasificatoria en la que finiquitaron el torneo doméstico les impidió su participación en Europa durante el presente año, provocando así una profunda renovación dentro del equipo. Más de una decena de salidas entre las que destacan las de Mathieu, Bernat, Guardado o Banega, desencadenaron una espiral de negociaciones, reuniones y acuerdos que consiguieron formar un plantel para luchar por todo.

El nuevo entrenador, Nuno, ha confeccionado un conjunto con una sólida columna vertebral. Diego Alves defiende la retaguardia, el argentino Otamendi (ex del Porto y pretendido en su día por el Atlético) controla la zaga, el renovado Dani Parejo elabora el fútbol valencianista y Paco Alcácer realiza las labores de ‘killer’. En las inmediaciones de estos jugones participan Feghouli, André Gomes, Rodrigo o Pablo Piatti, secundarios de lujo para competir frente a ese triunvirato que se ha formado en la Primera División.

El club ché ha recuperado ese halo de equipo grande y no cabe duda de que es un equipo muy difícil de superar; de hecho, en el seno rojiblanco lo consideran favorito para estar entre los tres o cuatro primeros clasificados. El buen hacer de los valencianos ha llevado a varios de sus futbolistas a vestir la elástica de la selección, como Rodrigo o Paco Alcácer como ‘9’. Ambos jugadores querrán aportar su grano de arena para poder colocarse líderes a la espera de lo que haga el Barcelona en Vallecas.