La previa del partido entre el Atlético de Madrid y el Malmö FF estuvo marcada por las bromas que Age Hareide, técnico del club sueco, hizo en rueda de prensa sobre cómo frenar la intensidad y el poderío en las jugadas a balón parado del equipo de Diego Pablo Simeone. "El Atlético es muy fuerte en las jugadas de estrategia y en los remates, pero nuestros defensas centrales son muy buenos y estamos preparados. Voy a tener que darles una pócima de setas. Es un caldo que quería preparar para la agresividad de mis jugadores", bromeó Hareide.

El druida Hareide parece no haber cocinado bien la pócima mágica con la que quería vigorizar a sus jugadores con el objetivo de arañar, al menos, un punto en su visita al Vicente Calderón. El Malmö FF presentó resistencia en un primer tiempo donde supo secar al Atlético de Madrid. Agarraron a Mandzukic para dificultar sus remates, cercaron a Arda Turan en un costado y borraron del mapa a un Koke que se fue haciendo grande con el pase de los minutos. El planteamiento del socarrón Hareide duró, única y exclusivamente, 45 minutos.

Simeone encontró las carencias de un Malmö que se presentó en Madrid con un único plan de juego. Dejó espacios en su espalda durante el segundo tiempo y los más talentosos jugadores rojiblancos encontraron la manera de meter mano. Más allá de la superlativa actuación de Koke Resurrección y los chispazos de genialidad de Arda Turan, la victoria en Champions League sirvió para reforzar la confianza, la moral y el ánimo de los fichajes veraniegos que aún no había tenido una buena actuación con la camiseta rojiblanca.

A diferencia de Mandzukic, a medio camino entre el gol y la pelea desde el primer partido oficial, ninguno de los fichajes para fortificar el ataque rojiblanco había cuajado una actuación que dejara satisfecho a Simeone. Los goles de Griezmann y Alessio Cerci, tímidamente discutidos por estar un punto por debajo de lo esperado, han valido para que ambos ganaran crédito y tiempo