"Ganar, ganar y volver a ganar". El mantra que popularizó Luis Aragonés ya es indiscutible en el día a día del Atlético de Madrid, que a base de trabajo ha conseguido convertir este deseo en un hecho. Abonado a la victoria, el cuadro de la ribera del Manzanares no falló en su visita al Getafe, que fue un rival menor y apenas logró asustar en los minutos finales sin lograr perforar la portería de Moyá.

La primera parte fue algo anodina. El Atleti, como es habitual en sus compromisos ligueros a domicilio, empezó contemporizando para morder más tarde, aunque la nula propuesta del Geta le obligó a asumir el mando. Con un traje diferente al del año pasado y más posesión del esférico, los rojiblancos monopolizaban la posesión sin demasiados acercamientos peligrosos. Las pocas intervenciones de Guaita se reducían a blocajes de balones aéreos, siendo Siqueira el único que al borde de la media hora intentó algo más tras una bonita jugada individual, pero negándole el meta local el permiso para estrenar el luminoso.

La individualidad del lateral brasileño abrió el camino a sus compañeros. Siguieron sus pasos con disparos desde las inmediaciones de la frontal Raúl García -por dos veces- y Griezmann, hasta que al final ocurrió lo de siempre: córner y gol. Cambió algo el nudo de la obra, con varios rebotes que a buen seguro no estaban en la pizarra de Simeone y compañía, pero no el desenlace, escrito por Mandzukic con un remate a placer con el pie. Premio a la persistencia y castigo a la racanería.

Alexis y el disparo... al pie

El descanso se enfiló así con caras muy distintas en cada bando, que apenas variaron con el pitido inicial de la segunda mitad. El Getafe trató de buscar el empate con una salida fuerte pero se encontró enfrente con un Moyá inexpugnable, haciendo bueno eso de que no hay peor cuño que la de la misma madera. Fueron contadas las ocasiones en que sus fieles escuderos le abadonaron a su suerte, pero respondió en ellas el exmeta azulón. Con una triple intervención, mantuvo la ventaja de los suyos y puso freno a los locales.

Fuente: Diario MARCA.

Y si era el guardameta visitante el primero en detener al Getafe, el segundo fue un suicida Alexis. El central, que parece mentira que cuente ya 29 primaveras, dio un puñetazo sin balón de por medio a Mandzukic por lo que vio de inmediato una tarjeta roja, tanto como se le debería quedar de vergüenza la cara por vender a sus compañeros cuando estos más le necesitaban. La acción generó además una notoria tángana y más acciones para que algún jugador agache la cabeza. Es el caso de Juan Rodríguez, que se fue de rositas tras un pisotón al propio Mandzukic con este tirado en el suelo. No solo no vio amonestación, sino que esta recayó en un Miranda tan leal como pardillo. Por defender a uno de los suyos se arriesgó a una sanción mayor que la amarilla que finalmente vio.

El incidente y las sanciones dejaban en bandeja de plata la victoria para el Atlético de Madrid, que no podía imaginarse un panorama más favorable: ventaja en el marcador y superioridad numérica. Cóctel explosivo antaño pero que ya no funciona con la efectividad con que ejecutaba el plan Diego Costa. Este equipo ya no juega a aparecer por sorpresa y en el espacio sino que lo ocupa con más raciocinio, y tiene ahora que madurar más las jugadas y los goles. Así, no pudo ajusticiar a un Getafe que parecía entregado y que se pasó media hora buscando el gol.

Sammir de gol olímpico, Babá, Juan Rodríguez... todos fueron intentándolo, pero ninguna de las ocasiones tuvo la claridad necesaria como para asustar en demasía. Y así, pese a que los colchoneros no tuvieron las ideas claras, se aprovecharon de la falta de gol del Geta para terminar haciéndose con los tres puntos y colocarse en el grupo de cabeza. Pese a que la clasificación les sitúa quintos, están a dos puntos del liderato y vuelven a postularse como candidatos a lo que surja.