Fichar por un equipo que te obliga a ser sustituto de un jugador que partió lejos y que cuya afición no tiene paciencia para acoplarse a sus características propias no es para nada sencillo. Es el examen crítico al que se someten las nuevas contrataciones del Atlético de Madrid. Y especialmente Mario Mandzukic, encargado de hacer el gol, esa tarea tan difícil que tan bien resolvía Diego Costa con sus galopadas y su presión asfixiante a las defensas rivales. El delantero croata, que buscó una salida en verano por su difícil relación de comprensión con Guardiola, está a medio camino de convencer a la parroquia colchonera que sus virtudes son tan válidas como las del hispanobrasileño.

Llegó a Madrid y besó el santo. Tras una pretemporada donde se cuestionó su capacidad goleadora, Mario Mandzukic se estrenó con la camiseta rojiblanca empatando el primer partido oficial contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu y ganando el segundo, con gol incluido en su primer partido en el Vicente Calderón. El croata, en apenas unos meses de residencia en Madrid, sumaba su primer título colchonero a su vitrina conquistando la Supercopa de España contra el vecino enemigo de la capital española.

Los goles de Mandzukic como rojiblanco han valido para ganar el primer título de la temporada

Más allá de aquellas dos actuaciones, Mandzukic no mojó contra el Rayo Vallecano, desperdiciando dos ocasiones claras, y logró estrenarse en el campeonato doméstico contra el Éibar en una jugada a balón parado. La dificultad del Atlético de Madrid de hacer gol en las primeras jornadas señaló al croata como uno de los principales culpables. Algo que Mandzukic se ha desquitado marcando en todas las competiciones que ha disputado hasta el momento.

Suma tres tanto en Liga – contra Getafe, Éibar y Valencia -, dos en Champions League – contra Olympiacos y Malmö-, y uno en la Supercopa española. Pero hasta el momento ninguno había sido tan determinante como el logrado en la victoria cosechada en el Coliseum Alfonso Pérez. El ariete marcó el gol que valió el primer título de la temporada y el 2-0 en la victoria in extremis contra el Éibar. Pero su diana contra el Getafe bastó para que el Atlético de Madrid sumara tres puntos en un partido que se complicó por la brusquedad en los choques individuales.