Un niño venido del Norte al que le pidieron que se hiciera hombre; treinta millones de euros para convertirse en el fichaje más caro de la temporada del Atlético de Madrid; una joven zurda que levanta el murmullo de la grada del Vicente Calderón cada vez que se dirige a la portería contraria. Este es Antoine Griezmann, el francés que ha conquistado a la afición colchonera en los últimos partidos en su estadio.

Y es que los números gritan que Griezmann se siente en el Calderón como en casa. Arropado por su afición, el jugador recientemente convertido en hombre a base de goles se siente protegido y saca a relucir su mejor versión. Los seguidores rojiblancos lo saben, y por eso protestan cuando Griezmann es sustituido -incluso a su profeta Simeone-, y se muestran atentos cuando el pequeño extremo agarra la pelota y usa su velocidad para abalanzarse contra la portería del conjunto visitante.

Los números gritan porque de los cinco goles que Griezmann ha marcado en Liga y Champions con la camiseta rojiblanca, cuatro han sido en el Vicente Calderón. Cuatro goles en los últimos cuatro partidos en casa, desde que explotara en el encuentro ante el Malmöe sueco en competición europea. Ese día, Griezmann terminó de conquistar a la afición. Seguiría enamorándola en el partido ganado al Córdoba por cuatro goles a dos, en el que el francés conseguiría un doblete. Y remató la faena ante el Málaga, culminando una jugada de Arda y Mandzukic que demostraba la polivalencia del jugador y del equipo en general.

No ha sido fácil para Griezmann hacerse con un hueco en el equipo. Raúl García, Raúl Jiménez, Cerci, Cebolla Rodríguez e incluso Saúl han ocupado su lugar en varias ocasiones, pues solo ha sido titular en nueve partidos. El dinero que costó ficharle no ha sido suficiente razón para que Simeone le viera como pieza fundamental del nuevo equipo que aún sigue forjándose. La adaptación al Atlético ha sido complicada para el francés, que en los últimos partidos parece haber encontrado la fórmula para hacerse importante.

Cara y cruz

El pasado miércoles ante el Olympiacos, Griezmann también quería sumarse a la fiesta en la que ahora es su casa. Solo pudo disputar 22 minutos, pues Raúl García le había relegado al banquillo, pero su velocidad junto a la aportación de Raúl Jiménez pudieron redondear la contundente victoria. Lo hizo, de hecho, pues en esos 22 minutos consiguió el que habría sido su quinto gol seguido en casa. Remató de cabeza un corner en el segundo palo, pero el tanto fue anulado por el árbitro ante la incredulidad del francés y de la afición que ya celebraba un nuevo gol del pequeño conquistador.

Fuera de casa, Griezmann se desinfla. Bien es cierto que su primer gol con la camiseta del Atlético de Madrid en partido oficial lo consiguió fuera del Calderón, en el Pyreo ante, precisamente, el Olympiacos. Un gol que no sirvió para evitar la derrota de su equipo. Aparte de este tanto, los goles a domicilio no son la especialidad de Antoine.

Él se siente a gusto en casa, con su gente, con el Vicente Calderón a rebosar. Con el murmullo de la grada expectante cuando pone en marcha su velocidad y regate, como queriendo demostrar solo a su afición que vale los millones que se pagaron por él. Fuera de su territorio, Griezmann se apaga. Pero en el Vicente Calderón, el francés activa el modo conquistador para ganarse partido a partido a una grada que devuelve los goles con aplausos y que espera que el niño se tranforme en el hombre que les dará la victoria. El domingo, ante del Deportivo, puede continuar el idilio.