José Verdú Nicolás (Santomera, Murcia, 1983), popularmente conocido como Toché, cumplirá 32 años el próximo 1 de enero; mañana (12:00 horas, Canal+Liga) se enfrentará al equipo en el que se formó como futbolista: el Atlético de Madrid. “Me hace especial ilusión porque estuve muchos años en esa casa. Viví experiencias muy positivas”, aseguró el pasado jueves a Mundo Deportivo. 

Sin embargo, su situación actual es delicada. No juega de titular desde el 5 de octubre, cuando el Deportivo cayó derrotado 1-4 en Riazor ante el Sevilla. A partir de aquel momento, fronterizo en la temporada de Toché, desapareció de las alineaciones. Víctor Fernández, el entrenador, comenzó a depositar su confianza en Ivan Cavaleiro, presente en las formaciones titulares todos los encuentros, aunque con un escaso bagaje goleador: un tanto, logrado en el mes de agosto. 

Tras dar tumbos por distintas ciudades, desembarcó en Cartagena para firmar sus mejores partidos

Antes de esa “maldita” fecha, Toché había gozado de la titularidad en dos partidos, las dos primeras jornadas de liga. Después, Víctor Fernández lo empezó a utilizar como revulsivo: unas veces sustituyendo a Fariña, y otras a Isaac Cuenca. La confianza de Víctor Fernandez se diluyó, pasando Toché a un tercer plano, por detrás de Hélder Postiga y el mencionado Cavaleiro. Él toma conciencia de ello, pero no renuncia a un puesto. “Sólo me falta que el míster me ponga. Es fácil y sencillo. Yo entreno exactamente igual, pero el entrenador es el que decide”, explicó en la entrevista a Mundo Deportivo. 

En su dilatada carrera, Toché se ha caracterizado por llevar la etiqueta de trotamundos. Nunca permaneció más de dos temporadas en un mismo equipo. Comenzó su andadura profesional en el Atlético de Madrid, subiendo desde el filial, pero la cosa no cuajó. Trotó por Soria (Numancia), Alicante (Hércules) y Valladolid, siempre con más pena que gloria, hasta que recaló en el Cartagena, donde se mantuvo dos campañas, disputando 74 partidos y anotando 35 goles. El gran papel desempeñado en su tierra provocó la oferta de un importante equipo griego: el Panathinaikos. En territorio heleno jugó 46 encuentros y convirtió 20 tantos, un promedio más que decente atendiendo a su cociente goleador durante los años anteriores. 

Fue verdugo del Atlético de Madrid en 2005, durante su  cesión en el Numancia

Hasta su aterrizaje en Coruña, después de desvincularse del Panathinaikos, la trayectoria de Toché estuvo marcada por más sombras que luces. Nunca llegó a explotar como futbolista, y en especial como goleador. No obstante, en una de sus noches lúcidas, el delantero murciano amargó la vida a su ex equipo, al club que le vio crecer. Era el 9 de abril de 2005. Toché disputaba con el Numancia su tercer partido de aquella liga (en total, jugó cinco choques -198 minutos-) frente al Atlético de Madrid. El frío envolvía a los Los Pajaritos (estadio gélido donde los haya) y el conjunto rojiblanco, dirigido por César Ferrando, buscaba acercarse a los puestos de Champions. Por algún extraño motivo, Toché, que estaba cedido por el Atleti en el Numancia, pudo disputar el duelo. No así Gabi (Getafe) ni Arizmendi (Racing de Santander), los otros dos jugadores prestados por el club colchonero que habían firmado la famosa cláusula de no poder enfrentarse al equipo de origen. Pues Toché lo hizo. Disputó el partido, marcó un gol (su único tanto en aquella campaña) y mandó los tres puntos al casillero del Numancia. Lo celebró con rabia, con felicidad, tras estar siete meses lesionado. Algunos jugadores del Atlético de Madrid se lo recriminaron. 

A su llegada a Galicia, el pasado mes de enero, Toché se topó con una amplia competencia en el puesto de delantero. Borja, Luis, Arizmendi (aunque Fernando Vázquez lo empleaba habitualmente en la banda derecha) y el propio Toché pugnaron por la titularidad. En términos generales, se puede decir que el veterano punta murciano ganó la batalla a base de goles, sobre todo al principio. Entre el mes de febrero y marzo, Toché mostró un gran rendimiento anotador: perforó la portería rival en cuatro ocasiones. Hasta el final de la temporada, su técnico le premió con un hueco en el once de manera asidua. 

Su etapa reciente dista mucho de lo acontecido hace unos meses. Mañana, en el Vicente Calderón, intentará aprovechar la ocasión, si es que llega y su entrenador se la brinda. Será ante el público y la afición que le vio crecer. Ante la hinchada que un día se disgustó por culpa de un gol conseguido con la camiseta del Numancia. 

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Sobre el autor
Pablo Miranda
Periodista con Master en Periodismo Deportivo. Trabajé en Radio Nacional. Me gusta el deporte en general, conocerlo, meterme en sus tripas para poder analizarlo de una forma más acertada. La objetividad, como la perfección, no existe, pero los periodistas debemos aproximarnos a ella, acariciarla. Sólo así nuestro trabajo tendrá sentido.