No hay siesta que valga para el Atlético de Madrid. El cuadro de Simeone dejó vista para sentencia su eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey tras vencer por 0-3 al Hospitalet a domicilio, merced a la actuación de un Griezmann colosal que abrió el marcador y espoleó a los suyos con su entrada tras el descanso.

El Hospi, que empezó sufriendo, fue cogiendo el pulso al partido mediado el primer tiempo

El Atleti, no obstante, hizo méritos para ganar desde el primer minuto. Fiel a su nuevo estilo, dominador, saltó al terreno de juego dispuesto a marcar territorio, consciente de que aunque a doble partido el factor sorpresa es muy reducido, siempre puede aparecer. Pero lo que no apareció fue el gol. Saúl fuera, Cerci y Gabi frenados por el meta y Raúl Jiménez, solo detenido su cabezazo por el larguero, fueron abriendo el fuego en los primeros veinte minutos, sin suerte. Después, el cuadro local se fue asentando y cerró filas, sufriendo solamente con la velocidad del citado Cerci, que habló hoy donde hay que hacerlo para convencer a Simeone: en el verde. Activo e incisivo, fue el mejor colchonero durante buena parte del encuentro y el principal generador de llegadas.

Sin mucha más historia se consumaron los primeros 45 minutos, con los locales de menos a más y los visitantes a la inversa. Consciente de la inercia que tomaba el encuentro, el 'Cholo' tocó una sola tecla pero terminaría por ser más que suficiente. El único jugador de campo de la primera plantilla del banquillo, Griezmann, sustituyó a Saúl y el guion varió radicalmente. Apenas dos minutos tardó en galo en avisar: centro-chut al larguero en la primera que tocó. Y de inmediato, a asociarse con Cerci, con quien se entiende a las mil maravillas. De las botas de ambos empezaron a surgir cosas, con el 'Cebolla' intentando unirse a la fiesta con más voluntad que acierto.

De nuevo, como en el primer acto, volvía a estar romo el ataque rojiblanco, hoy nuevamente amarillo -¡si Luis levantase la cabeza!- lejos del esperpento de pijama gris. Asomaban fantasmas y se crecían los locales cuando se cumplía la hora manteniéndose el empate inicial, pero entonces Griezmann se echó el equipo a la espalda definitivamente. Rompió unos minutos de desatino generalizado con un cabezazo de '9' a centro de Gámez, al que separa un mundo de Juanfran pero que le puso todas las ganas y tuvo presencia en ataque. Remate cruzado y muralla derribada.

Viento a favor 

Con lo más difícil conseguido, el Atleti respiró. Se liberó del corsé en ataque, aprovechó el bajón anímico local y sentenció sin piedad. No pudo Raúl Jiménez, pero sí Gabi desde los once metros tras claro agarrón a Cerci cuando se cumplía el 80. La confianza hizo que poco después el Hospi tuviera la más clara para recortar distancias, pero Via falló en el remate. Justo lo que no hizo a continuación quien más merecía un tanto: Cristian Rodríguez. El uruguayo, que a base de trabajo se ha ganado minutos con frecuencia, marcó casi cumplido el descuento con un tiro con mucha fe y un poco de ayuda del portero rival.

Nada más se vería ya porque al instante pitó el árbitro el final de un partido con un marcador justo, si bien al Atleti le costó abrir la lata. Tanto que Simeone, que no se fía ni de su sombra, no hizo debutar a uno solo de los canteranos del banquillo. Quedará la ilusión del debut pendiente de la vuelta, casi instrascendente, en el Vicente Calderón. Se la puede contar a sus compañeros Lucas, que debutó con los mayores jugando los 90 minutos en el eje de la zaga junto a Giménez. Partido a partido, pero ya se ve al Real Madrid en el horizonte.

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Sobre el autor
Manuel F. Cartón
Diplomado en Ciencias Empresariales sobre el papel, pero periodista de vocación. Soy redactor de tenis y de la sección de fútbol del Real Sporting de Gijón.