Molina; Geli, Santi, Solozábal, Toni; Pantic, Vizcaíno, Simeone, Caminero; Kiko y Penev. Cualquier atlético de pro, y el que no quizás debería replantearse el color de las rayas canallas de su colchón, se sabe al dedillo la alineación del mítico 'doblete'. Pasara lo que pasara durante la semana y estuviese quien estuviese en la enfermería, para Radomir Antic este once inamovible cuando todos estaban disponibles fue la base de su éxito.

Ahora, casi veinte años después, la entidad de la Ribera del Manzanares reverdece viejos laureles y atraviesa el mejor momento de su longeva historia. Sin embargo, resulta imposible recitar de carrerilla el once campeón de la pasada Liga y finalista de Champions. Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Gabi, Tiago, Koke, Arda; Diego Costa y... el hueco de la sorpresa. Entre David Villa y Raúl García casi siempre, con esporádicas apariciones de José Sosa, Diego Ribas o Adrián, se repartieron el puesto que reserva en su once Diego Pablo Simeone para dar el toque definitivo al traje camaleónico de su equipo.

Simeone hace bueno el dicho de que los partidos siempre se ganan en la pizarra

El Cholo es metódico hasta el extremo. Así, lo lógico sería que tuviera un escuadrón de once intocables, pero su pizarra es una de las más versátiles, si no la que más, del fútbol mundial. "En la pizarra se ganan todos los partidos", dicen muchos, pues el que prepara el esquema siempre lo hace con la sana intención y la firme convicción de que, de todas las opciones disponibles, siempre está tomando la más correcta. Simeone no los ganará todos, pero casi siempre parte con ventaja del duelo táctico.

Para el preparador bonaerense hay ciertas premisas básicas en su fútbol. La entrega, el compromiso y la solidaridad son algunas de las más destacadas, resumidas todas en una de sus más populares frases: "El esfuerzo no se negocia". No vale solo con saber manejar el fusil, sino que se exige al futbolista que quiera el respaldo del Cholo la actitud del más entregado de los soldados. Sea quien sea, sin distinción, lo que ha permitido ver los derroches de pundonor de Arda Turan, frío como un témpano cuando aterrizó en el Vicente Calderón con la etiqueta de talentoso sin alma y que ejemplifica a la perfección lo que es capaz de hacer Diego Pablo.

Con un fútbol tan trabajado, tan metódico y tan estudiado, podría pensarse que lo más normal es que exista un once más que dibujado y consabido, dada la perfecció táctica que exige el míster. Sin embargo, no es así. Simeone, haciendo buena su máxima del "partido a partido", prepara cada cita pensando cómo poder hacer daño al rival dando, con lo que aparentemente es un simple cambio de nombres, una cara totalmente diferente al bloque.

Casi siempre se ha salido con la suya el Cholo con este encaje final del puzzle. Obras tácticas maestras fueron su victoria por 1-3 en Stamford Bridge (Adrián sentó a Villa y Raúl e hizo un gol decisivo), semifinal de Champions a la que se llegó gracias a otra idea brillante en los cuartos ante el Barcelona. En el Calderón, la solución fue escorar a la derecha a Raúl García, tormento aéreo para el minúsculo Alba y bastión en que apoyarse para llevar el balón a la zona de peligro en cuestión de segundos.

Con el cambio de piezas de la presente temporada, la consigna del Cholo no ha variado. Moyá es Courtois, Ansaldi es Siqueira y el papel de Diego Costa lo representa Mario Mandzukic: otro estilo igualmente válido. El resto, los mismos. Giménez llama cada vez con más fuerza a la puerta, pero los galones de Miranda son infinitos. Se los ganó en el Bernabéu, con eso no hay garra charrúa que pueda.

Las dudas ahora a la hora de completar la alineación se han convertido en disyuntiva. El poco rendimiento de fichajes que se presumía llamados a más cosas como Cerci o Raúl Jiménez -a la sazón titular en Concha Espina con victoria visitante- ha reducido al abanico a dos nombres: el deslumbrante Antoine Griezmann y el comodín Raúl García. Diametralmente opuestos, generan Atléticos totalmente diferentes, camaleónicos y capaces de seguir así el guion adecuado en cualquier escenario. Entre ellos anda de momento esa pieza juguetona de Simeone.