Nuevo año, mismo fútbol. El Vicente Calderón acogía el primer partido del Atlético de Madrid en este 2015 y el primer duelo de la Liga BBVA. El enfrentamiento ante el Levante se esperaba a orillas del Manzanares con gran expectación por esa derrota en la jornada número 36 de la pasada temporada, cuando el Atleti perdía su primera oportunidad de proclamarse campeón de Liga al caer derrotado en el Ciutat de Valencia por 2-0. Con una muy buena entrada se dio el pistoletazo de salida al fútbol en el nuevo año. Y salió enchufado el Atlético de Madrid, como de costumbre en su estadio. La magia de Arda por la derecha, el temple de Koke y la inteligencia de Griezmann mostraban el camino al Atlético de Madrid. Todo ello con un espectador de lujo, Fernando Torres, quien seguía el partido desde uno de los palcos del Vicente Calderón a la espera de poder contar con su ficha y ayudar al equipo ya desde dentro del terreno de juego.

En los primeros diez minutos ya se evidenció la superioridad del Atlético. Se sucedieron tres faltas peligrosas provocadas por los rojiblancos y un gol anulado de Arda Turan tras una jugada de libro: un saque de falta picadita de Griezmann que cabeceó bien Godín al segundo palo, donde apareció el turco para anotar un gol que no subió al marcador por fuera de juego del uruguayo.

Arda pone la magia

El asedio rojiblanco era un hecho, ante un Levante que veía como los rojiblancos jugaban a lo que querían mientras ellos apenas llegaban a la portería de Moyá. Así, con un equipo volcado en ataque y un portero aguantando los golpes rojiblancos, llegó el primero del Atleti, el primero de la tarde, el primero del 2015. Griezmann, de cabeza puso en pie a un animado Vicente Calderón. Entre los altos centrales del Levante apareció el más listo de la clase, Antoine Griezmann. El Principito ganó la partida a la defensa levantina y a Mariño, cabeceó un pase medido de Siqueira desde la izquierda y firmó, ahora sí, el 1-0.

Simeone aplaudía y alentaba a la entregada grada de la ribera del Manzanares, mientras el ataque rojiblanco se sucedía bajo la batuta de un Arda Turan que hacía las delicias del Calderón. Turan seguía haciendo de las suyas, como si de las calles de su natal Bayrampasa se tratase. Primero un lanzamiento desde la frontal que se marchó por encima del larguero, luego con una jugada que levantó a la afición, llevándose el balón de tacón, con caño incluido, para que rugiese el Calderón coreando su nombre. Recital, eso es lo que fue la primera parte para el Rey Agíada del Atlético. Cómo baja el balón, cómo asiste, cómo deja pasar el esférico, incluso sus fueras de juego. Tan bien, tanta magia desprende el turco a orillas del Manzanares que hasta el mudo fondo sur aplaudió al 'Leónidas' del fútbol español.

Pudieron irse los guerreros de Simeone con una ventaja mayor si Mariño, el guardameta del Levante, no hubiese aparecido más de una vez para salvar a los suyos. Las fueras de juego de los rojiblancos también se sucedían, cayendo en el juego que le ofrecía el Levante y evitando que las jugadas en ataque de los colchoneros aumentasen la cuenta goleadora de los locales.

Godín pone la calma

Dos minutos tras el descanso tardó Griezmann para reafirmarse como el máximo goleador del Atlético de Madrid. Cuando aún la grada se estaba acomodando, el francés aprovechó un rechazo de Mariño a un cabezazo de Mandzukic para añadir un tanto más a su cuenta goleadora, uno más de cabeza.

Bailaba el Atlético al son de Arda y con los goles de Griezmann como valedor. El Levante, abierto, dejaba espacios para la diversión rojiblanca. Pero en un saque de esquina fueron los valencianos quienes acortaron distancias a la hora de partido. Iván López disparó hacia la portería de Moyá tras un despeje de Mandzukic a un cabezazo de Casadesús. El balón tocó en El Zhar y se coló en la meta de Moyá.

Recobraba la emoción el encuentro. Volvía a intentar el gol Iván López a la vez que el Atleti, con Raúl García sustituyendo a Arda, trataba de responder. Sufría el Atlético de Madrid durante la última media hora de juego, con un Levante más entregado en el aspecto ofensivo. Trataban los locales de dejar pasar el partido, intentando combinar en algunas jugadas y saliendo a la contra en otras.

Y en esos partidos en los que la tensión va en aumento, solo puede aparecer uno: Diego Godín. Con uno de sus cabezazos, esos que bien valen una Liga, esos que solo un capitán es capaz de ejecutar, el uruguayo puso la templanza que se anhelaba en el Manzanares.

Los minutos finales sirvieron de disfrute par un Calderón entregado, que despidió al goleador Griezmann en pie, que disfrutó de la primera tarde de fútbol en su estadio y que ya espera al Real Madrid.

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Sobre el autor
Ainhoa Sánchez
PERIODISMO. Ser anti - algo en la vida me parece que es bastante negativo.