Nadie se podía imaginar en la diminuta localidad de Viluco (Chile) que Claudio Bravo alcanzaría a ser el meta de uno de los mejores equipos del mundo, el Barcelona, y el guardián de la portería de su amada y coqueta Chile. Pero los grandes futbolistas siempre protagonizan grandes historias, y el “Monín” Bravo, como lo apodaban cariñosamente en su patria, no es una excepción. 

Con esfuerzo, Claudio Bravo ha sabido llenar el enorme hueco que dejó Víctor Valdés

A punto de cumplir 32 años, Claudio Bravo vive su mejor época como profesional. Indiscutible en el Barcelona (su trabajo le costó) y en la Selección Chilena, actualmente es considerado uno de los mejores porteros del mundo. Su trayectoria hasta el momento es impecable: su excelente rendimiento en Colo-Colo, primero, y en la Real Sociedad, después, fueron suficiente aval para recalar en las filas de un equipo que buscaba llenar un importante hueco tras la no renovación de Víctor Valdés y su posterior marcha. Atrás quedaron las expectativas de sus padres, que soñaban con que cursara una carrera universitaria. Él no quería, pero anhelaba una meta mayor: meta que al final consiguió. 

Sin embargo, esta noche (21:00 horas, Canal +) Bravo no saltará al césped del Camp Nou para jugar un partido más. No lo será por el rival, por el Atlético de Madrid. Y el motivo nada tiene que ver con la proximidad de ambos equipos en la clasificación, sino con su experiencia personal ante el conjunto rojiblanco. Una experiencia personal cuyo origen se remonta a noviembre de 2006. 

Tan solo ha recibido ocho tantos en lo que va de liga

Era la jornada 12, y la Real Sociedad no atravesaba sus mejores días. Llegado de Colo-Colo por algo más de 1 millón de euros, Jose Mari Bakero otorgó la titularidad a un imberbe Claudio Bravo. Aquel día de noviembre, frente al Atlético de Madrid, también fue de la partida, encajando un gol. Bajo palos se mantuvo el resto de la temporada, sin que sus buenas actuaciones -pronto se le vieron maneras- impidieran el descenso de categoría del conjunto vasco. 

Salvo en contadas excepciones, las peores noches de Claudio Bravo como portero han tenido lugar ante el Atlético de Madrid. En total, el ya veterano guardameta chileno ha disputado nueve encuentros contra el equipo del Manzanares, distribuidos a lo largo de ocho años (durante tres campañas jugó en 2ª División). Los datos son esclarecedores: ha recibido 19 goles, algo más de dos tantos por encuentro. 

Entre noviembre de 2010 y enero de 2012, Bravo llegó a encajar un total de 11 goles, casi cuatro por partido; una cifra vergonzosa para un equipo como la Real Sociedad y un portero de la categoría de Bravo. Para terminar, en su último encuentro frente al Atlético de Madrid, en febrero de 2014, el portero chileno encajó cuatro goles. 

No obstante, tras casi una vuelta disputada, Claudio Bravo puede presumir de ser el guardameta menos goleado de la Liga, y uno de los que menos goles ha encajado de Europa: ocho. Esta cifra se explica por sí sola arrojando el correspondiente dato en la temporada pasada: a estas mismas alturas, el conjunto culé, que lideraba la clasificación liguera, había recibido un total de 12 tantos. 

Claudio Bravo, ante la bestia negra que le ha perseguido desde su llegada a España hace casi una década.