“Lloré por dentro, porque después del partido me quedé con cara de tonto, no entendí nada”, son las palabras de Milinko Pantic en una entrevista concedida a Jot Down, casi quince años después de, posiblemente, uno de los días más paradójicos de su carrera.

El serbio, que había llegado al Atlético de Madrid el año que el club consiguió su histórico doblete, se había hecho un hueco en el corazón de la afición en poco tiempo, gracias a su espíritu luchador, a su identificación con el equipo y a un dominio total y absoluto de las jugadas a balón parado. Pantic se convirtió en un experto en la materia y dio muchas alegrías a la afición colchonera en sus tres años en el equipo, merced a sus goles de estrategia, curiosamente característica que vuelve a brillar hoy en el conjunto rojiblanco.

Al jugador le tocó vivir su día más brillante la noche más triste.

Y algunos de sus goles han pasado ya a la historia como momentos inolvidables. Imposible olvidar el gol de cabeza que anotó ante el Barcelona en la final de Copa del Rey del año 96. Inolvidable también aquel partido ante el Athletic en el que los colchoneros ganaron 4-1 después que una aficionada lanzara cuatro claveles, uno por cada gol, al córner donde tantas veces Pantic había sacado. Dos de aquellos goles precisamente fueron tras un saque del serbio desde esa esquina. Desde entonces en cada partido en el Calderón no falta un ramo de flores en ese lugar.

Pero al jugador balcánico le tocó vivir un día de esos en que, extrañamente, tu día más brillante se convierte en el más triste. Al igual que en los cuartos de final que se vuelven a disputar en el Camp Nou entre el FC Barcelona y el Atlético de Madrid, en la temporada 1996-1997, ambos clubes se encontraban en la misma eliminatoria de la competición.

La ida en aquella ocasión se jugó en el Vicente Calderón con resultado de empate a dos, con goles de Caminero y Kiko para el Atleti y dos de Pizzi, que sería clave en la eliminatoria, para el Barcelona. La vuelta favorecía a los azulgranas que habían logrado dos goles a domicilio y además jugaban ante su público.

Recital del serbio

Sin embargo iba a ser la noche de Pantic, al menos en cierto sentido. El serbio comenzó su recital en el minuto ocho tras un centro de Aguilera que fue rechazado por Víctor Baía y que se encargó de enviar al centro de la red. El Atleti dominaba el juego en el Camp Nou. Antes de la media hora y tras un contragolpe de ‘Sole’, el mismo terminó la jugada lanzando desde el borde del área el que sería su segundo gol de la noche. A penas tres minutos después, Gracia Redondo pitó penalti al Atlético de Madrid tras un agarrón de Blanc a Kiko. El encargado de lanzarlo fue Pantic y éste no falló.

Stoichkov y Pizzi, que entraron antes del descanso, acabaron siendo fundamentales.

Antes del descanso, Sir Bobby Robson decidió arriesgar y retiró a Popescu y Blanc, ambos centrales y entraron en su lugar Stoichkov y Pizzi, que acabarían siendo fundamentales. Pero no sería hasta la vuelta del descanso cuando comenzase lo que fue una remontada épica. La segunda mitad comenzó con un Barcelona desatado. A los dos minutos y aprovechando el despiste de la defensa rojiblanca Ronaldo marcó el primero. Unos minutos después repetía el brasileño para ponerse en cinco minutos a un solo gol del Atleti.

Pero la noche de Milinko Pantic aún no había terminado. El partido se había vuelto loco y esta vez fue Caminero quien aprovechó un desajuste en la zaga culé para centrar al serbio y que este marcase su cuarto gol de la noche. A partir de ahí llegó la vuelta de hoja de lo que parecía una historia feliz para el jugador rojiblanco.

La felicidad del serbio se truncó con cada gol que fueron marcando.

El equipo de Antic se había desgastado demasiado y el Barcelona aprovechó su cansancio y sus ganas para obrar el milagro. En el 67’ Figo empaló desde fuera del área un lanzamiento de bolea para poner el 3-4. Una conexión entre De la Peña y Ronaldo culminó con gol del brasileño para empatar el partido y desatar la locura en el Camp Nou. A falta de siete minutos para la conclusión y tras una jugada en la que Molina había logrado despejar un lanzamiento de Abelardo, Pizzi recogería el rechace para poner el definitivo 5-4 y culminar una de las remontadas más dolorosas para la historia del Atlético de Madrid.

En numerosas entrevistas años después, el serbio siempre ha resaltado aquel partido en el que anotó ni más ni menos que cuatro goles en el Camp Nou, algo de los que muy pocos pueden presumir. Sin embargo fue una noche amarga. La felicidad del serbio se truncó con cada gol que fueron encajando. El mismo reconoció en la página oficial del club que en el descanso se habían relajado, ganaban 0-3, y eso les sentenció. Aquella noche no jugó Simeone, quien sí había disputado los 90 minutos del partido en el Calderón.

Milinko Pantic reconoció que junto con el gol de la final de Copa del 96, incluso quizá por delante de ese mítico gol en La Romareda, aquellos cuatro goles al Barcelona fueron uno de los momentos más especiales de su carrera. Sin embargo, paradojas de la vida, lo que pudo ser la noche perfecta de Pantic, se convirtió en una de las noches más tristes del Atlético de Madrid.