Si hay un equipo capacitado en la liga española para tener la pelota en cualquier campo y con mucha personalidad, más allá de la cuestión presupuestaria, ese es el Rayo Vallecano. Cada verano, el club franjirrojo sufre el vaivén de los mercados de fichajes como un auténtico terremoto del que pocas cosas se mantienen en pie cada época estival. Uno de los pilares fundamentales en Vallecas tiene nombre y apellidos: Paco Jémez.

El técnico rayista, desde su llegada a la humilde barriada madrileña en el verano de 2012, ha hecho del conjunto de la franja un adalid de la tenencia del balón y de la posesión como la principal arma para hacer daño al rival, y atraer al espectador a un estilo provocativo y atrevido de entender el fútbol como juego y como espectáculo de masas. "Soy un romántico, pero para el fútbol", se definió en una entrevista el técnico nacido en Las Palmas de Gran Canaria, pero de criado en Córdoba.

Y razón no le falta en definirse así. El Rayo, desde su llegada, se ha acostumbrado a ser uno de los equipos en cabeza de la clasificación de escuadras con mayor porcentaje de posesión por partido en el 'Viejo Continente'. Una manera de entender este deporte que no siempre es bien recibida por el público de Vallecas, y que en algunas etapas ha desembocado en una disputa entre los que predican con el estilo de Jémez en un equipo humilde y modesto, y los que creen que el Rayo Vallecano no puede jugar a tener la pelota porque no tiene calidad suficiente para ello.

Más allá del debate, los resultados son incuestionables. En la primera de temporada de Jémez, el Rayo fue capaz de terminar la temporada en la que fue su mejor campaña en su historia en Primera División, octavo con 53 puntos por delante de equipos como Sevilla o Athletic de Bilbao, y privado de poder disputar competición europea por las normas financieras de la UEFA. El año pasado, aunque con más apuros, el conjunto rayista también se salvó del descenso y terminó en 12º lugar con 43 puntos. Con la mitad del actual campeonato disputado, los vallecanos suman 23 puntos, más de la mitad de los que consiguió la temporada pasada y siete por encima del objetivo, la permanencia. Los resultados también se empeñan en darle la razón a Paco Jémez.

¿Valentía o suicidio?

El debate en torno al estilo franjirrojo se centra en si la forma de jugar del Rayo es valiente o suicida. Pero los logros clasificatorios de la 'era Jémez' están ahí para cualquier que quiera rebatir que la plantilla rayista no puede ni tiene la capacidad para tener el balón. "Siempre le digo a mis jugadores que tenemos que cuidar todos los balones que tenemos, porque nos cuesta mucho recuperarlo", dijo Paco Jémez para una entrevista concedida a El País hace dos meses, con motivo de la visita del Rayo Vallecano al Bernabéu.

Sólo así se entiende que en la temporada 2012/2013 el conjunto vallecano fuera el tercero con más posesión de Europa, sólo por detrás del FC Barcelona de Tito Vilanova y del campeón de Europa hace dos temporadas, el Bayern Münich de Jüpp Heynckes. Los vallecanos terminaron cuartos en este ranking la temporada pasada y lograron la permanencia, a pesar de que en muchos momentos pareció peligrar.

Ni siquiera en los malos momentos Paco Jémez desesperó y creyó que era el estilo de juego y la posesión lo que fallaba en el Rayo Vallecano. "La cuestión es ser capaz de arriesgar para ver cuánto adelante llevas tus ideas cuando vienen mal dadas", espetó en una rueda de prensa, cuestionado al respecto por si consideraba cambiar cosas en la manera de jugar vallecana o seguía confiando en los cimientos que había construido.

Con más de 900 ejercicios diferentes por temporada para trabajar diferentes aspectos técnico-tácticos, el trabajo que ha hecho el cordobés le ha convertido en uno de los entrenadores nacionales más prometedores. Incluso en un técnico de culto para todos los 'románticos del fútbol'. Sin embargo, el propio entrenador es consciente de que la posesión no es el fin, sino el medio para conseguir el objetivo: las victorias. "La posesión sin definición no vale nada. Al revés. La posesión para estar en el mismo sitio te crea un problema", razona Jémez.

Duelo por la pelota

Esta jornada se medirán el noveno equipo con más posesión de Europa (el Rayo, con un 58,4%) contra el trigésimo quinto, el Atlético de Madrid (51,4), según los datos del portal whoscored.com . Los rayistas aterrizan en el Calderón después de que en el partido de la primera vuelta fueran capaces de superar y desarbolar al campeón de liga, pero no encontraron el camino al gol que les diera los tres primeros puntos de la temporada.

El Atlético de Madrid ha sufrido en este periodo un proceso de aclimatación y adaptación a un nuevo estilo de juego, en el que en ausencia de una figura como la de Diego Costa el equipo ha mutado en un conjunto que necesita más tiempo el balón para ser capaz de hacer daño y explotar las carencias de los rivales. En esta transformación tienen mucho que ver dos de las grandes estrellas del equipo, Koke y Arda Turan, capaces de manejar la pelota como pocos. Además, la llegada de Antoine Griezmann ha potenciado la capacidad rojiblanca para circular el balón y prolongar sus tiempos de ataque por jugada.

Los rojiblancos saben del peligro vallecano lejos del Estadio de Vallecas y de la capacidad de su cerebro, Roberto Trashorras, para manejar los tiempos del encuentro y buscar enlazar un pase tras otro con sus compañeros. Sin embargo, dentro de la lista que elaboró el portal web inglés sobre los porcentajes de posesión, el Rayo Vallecano aparece como el tercer peor equipo en acierto de pases entre los veinte primeros con más posesión (78,3%), mientras que el Atlético de Madrid tiene un 77,6 % de acierto en sus pases.

El Vicente Calderón se prepara para acoger un duelo en el que el dueño del cuero será el que tenga la manija y la batuta del mismo. Uno de los grandes atractivos del Rayo Vallecano cada vez que visita a uno de los equipos potentes de la liga española, ver cómo les doblega y les obliga en numerosas ocasiones a tener que correr detrás de la pelota, en vez de hacer que un equipo teóricamente y presupuestariamente inferior se someta a su calidad. Tras la dura goleada encajada la temporada pasada, los rayistas saben que tener la pelota con calidad o no tenerla en escenarios como el del Manzanares marca la diferencia entre un equipo suicida y sin fundamento de uno que compite con un estilo de juego definido y una personalidad propia.