Cuando el Atlético de Madrid fichó el pasado verano a Antoine Griezmann, los aficionados rojiblancos se frotaban las manos por el magnífico jugador del que iban a poder disfrutar con la elástica de su equipo. El francés venía con la difícil tarea, junto a Mandzukic, de sustituir la pareja Costa-Villa que tantas alegrías había dado la temporada anterior. El elevado coste de su fichaje y su buen hacer en la Real Sociedad provocaron que tuviera una gran presión desde el principio que le afectó negativamente en su juego.

En esos primeros partidos de Griezmann con la camiseta del Atleti se vio un jugador totalmente distinto al que se había comprado unos meses antes, un jugador al que parecía que le quemara el balón y que apenas tenía influencia en el juego de su equipo. Acostumbrado a partir desde la banda izquierda en la Real, al francés se le veía perdido en el ataque rojiblanco y las dudas sobre él empezaron a sobrevolar el Manzanares.

Simeone, clave en su mejoría

Fue entonces cuando apareció Simeone y todo cambió, y vaya cambio. El técnico argentino sabe muy bien cómo sacar la mejor versión de sus futbolistas y en este caso tenía la difícil tarea de conseguir que el fichaje estrella de su equipo se sacudiera la presión y pudiera dar todo el fútbol que lleva en sus botas. El 'Cholo' le dio a Griezmann total libertad en tres cuartos de cancha para que se asociara con sus compañeros y con ello llegar en mejores condiciones a posiciones de remate.

Al principio todo parecía muy confuso para el atacante francés y no se le veía demasiado cómodo dentro del sistema de juego de su equipo, demasiado intermitente. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón a Simeone y desde hace unos cuantos partidos sí se está viendo la mejor versión de Griezmann. Fruto de ello es que el Atleti le echa mucho de menos cuando no está sobre el césped y no solo por sus goles, sino por todo lo que aporta al juego ofensivo del equipo y lo que trabaja en defensa.

Vital en el juego ofensivo

El buen momento de juego y confianza que atraviesa es tal que está siendo totalmente decisivo en la faceta anotadora del Atlético de Madrid en Liga. Fruto de ello es que ha participado en 8 de los últimos 13 goles que ha anotado su equipo en la competición doméstica. Esto le ha permitido afianzarse como el máximo goleador de su equipo en Liga con 10 goles y también como uno de los mejores asistentes.

Esta progresiva evolución de Griezmann se vio totalmente reflejada en el partido que la pasada jornada enfrentó a Atleti y Granada en el Vicente Calderón. Fue, junto con el partido en San Mamés, el mejor partido del delantero desde que fichó por el conjunto colchonero. Anotó dos goles en los que demostró su enorme inteligencia, velocidad, precisión y calidad que atesora en sus botas y además de eso le dio tiempo a estrellar un balón en el poste y darle un gol en bandeja a Fernando Torres que finalmente no pudo anotar. Una auténtica exhibición que reafirma que el galo va a más y que su techo todavía queda muy lejos.

Esta tarde visita Ipurúa para enfrentarse al Eibar en un partido que será especial para él por eso de volver cerca de la que ha sido su casa durante gran parte de su carrera deportiva. Simeone suele reservarlo en el banquillo cuando juegan de visitantes pero tras ver el partidazo que hizo contra el Athletic, hattrick incluido, no sería nada extraño pensar que vuelva a apostar por él en la alineación titular.