No te importe morir algún día
Ese día tu cuerpo habrá muerto
Nunca muere quien supo vivir
Y ha dejado en la tierra un recuerdo

Las lágrimas que inevitablemente no puede contener Miguel ‘Pechuga’ San Román, exportero del Atlético de Madrid que jugó en la década de los 50 y 60, cuando escucha el nombre de Luis Aragonés es el fiel reflejo de que ‘Zapatones’, un año después de que la leucemia le venciera en un partido con prórroga y tanda de penaltis incluida, sigue muy vivo y presente en el Vicente Calderón, en la memoria de los atléticos y en el corazón de los colchoneros. Ha pasado un año desde que millones de ‘indios’ amanecieran con la noticia más trágica posible. Un año después, muchos aún se estremecen.

Un año después, el primer aniversario del fallecimiento de Luis Aragonés supone una catarsis de emociones que borbotean sin poder remediarlas. Luis representa al Atlético de Madrid, es el oso que araña la copa del madroño, es el entrenador, con 611 encuentros, que más veces ha dirigido al Atlético de Madrid en toda su historia, el que más veces, hasta en 307 ocasiones, ha vencido y es uno de los diez jugadores con más partidos en la historia del Atlético, por detrás de Arteche o Calleja, entre otros ilustres colchoneros.

La vida de Luis Aragonés no se entiende si no se contempla en rojo y blanco. Una existencia condicionada al compromiso con el escudo colchonero, a una forma de entender sus vivencias. Luis, que decía más veces al cabo del día vete a tomar por culo que buenos días, era, con todas sus consecuencias, un tipo peculiar. Y es por esa razón por la que se ganó el cariño de millones de personas y el odio de unos pocos – infelices ellos - por no someterse a un orden establecido.

Luis se marchó antes de tiempo. No pudo ver in situ cómo su Atleti, el que era prácticamente su vida como alguna vez que otra ha reconocido, dejaba a los aficionados con muñones aplazando el título de Liga a la última jornada. El Camp Nou esperaba y Barcelona, finalmente, se rindió a los ‘guerreros del Cholo’. Tampoco pudo ver cómo, caprichos del destino, 40 años después el Atlético se planteaba en su segunda final de la Champions en toda la historia. Aquella noche, como la de Heysel con Luis en el campo, también acabó en tragedia.

Han pasado 365 días desde el día que Luis Aragonés se despidió, en silencio, de nadie y a la vez, con un gran estruendo, en el alma de todos. Un año sin ‘El Zapatones’. Más bien, un año con ‘El Sabio de Hortaleza’. A Luis lo despidieron todos los atléticos pero solo muere aquel que es olvidado. Luis sigue vivo, muy presente en la memoria y, especialmente, en los corazones de cada uno de los rojiblancos. Falleció el jugador y nació la leyenda que escribe el camino de Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid.