Los tres últimos partidos importantes que encaró el Atlético de Madrid en el mes de enero, respecto a la entidad del rival y lo que había en juego, se jugaron con Mario Mandzukic en el banquillo. El croata llegó en verano por una cantidad cercana a los 30 millones de euros, pero el regreso de Fernando Torres permite a Diego Pablo Simeone tener más variantes ofensivas para debilitar a sus rivales en función de sus carencias defensivas. El ‘9’ rojiblanca presenció desde el banquillo cómo ‘El Niño’ jugaba de titular las eliminatorias coperas contra el Real Madrid y el FC Barcelona.

Andaba necesitado de cariño Mandzukic, un jugador tan letal de cara a gol como inestable en cuanto a lo emocional cuando no salen las cosas como espera. El derbi contra el Real Madrid era la oportunidad de oro para demostrar a Simeone que solo por cansancio debe salir del once titular del Atlético de Madrid. Sus primeros 45 minutos fueron una demostración de lucha y brega, de coraje y de un repertorio de movimientos que descolocó a una novedosa pareja de centrales. Peleó por arriba, aguantó el balón en el cuerpo a cuerpo, bajó a por el balón para estirar al equipo y asistió a Tiago para abrir la lata tras un magnífico control de pecho orientado.

Remató en dos ocasiones a portería, una fuera y otra acabó dentro con un testarazo a centro de Fernando Torres. Dio 22 pases buenos por catorce malos. Recibió cuatro faltas por las dos que cometió. Ganó el 86% de los balones aéreos que tuvo que pelear con sus rivales y abarcó el campo de izquierda a derecha derrochando coraje y corazón. Mandzukic cuajó una superlativa actuación con la que enlazó su segundo partido consecutivo marcando. Ya son 11 dianas en sus 19 partidos en la Liga española y está a siete dianas de los 18 que marcó con el Bayern de Munich en la Bundesliga 2013/14.

Mandzukic necesitó un acople al fútbol español y las exigencias, que no son pocas, de Diego Pablo Simeone. Hoy es, sin duda alguna, una figura dentro del esquema del ‘Cholo’, un insustituible, un futbolista que con sus ganas y su ambición contagian al resto de sus compañeros. Es el tótem del Atlético de Madrid, lo que la RAE define como emblema protector de la tribu. Trabaja por y para el equipo, independientemente del esfuerzo que se requiera necesario. No pierde la cara de la batalla y agota hasta la última gota de sudor por el beneficio colectivo.

Con Mandzukic en el once inicial, el Atlético de Madrid domina más y contragolpea menos. Un cambio drástico que ha necesitado el paso de meses para habituar las galopadas de Diego Costa por las virtudes del croata. Con Antoine Griezmann a su lado, Simeone ha encontrado una pareja ideal con la que lastimar a sus contrarios. Mandzukic trabaja y aguanta mientras el equipo se estira; el francés corre y sube el balón. Trabajo en equipo, recompensa para todos. “Es un jugador que ayuda siempre al equipo independientemente de que marque o no. Mario hace muchas cosas bien", destaca Raúl García sobre su compañero de equipo. “Es un valiente. Nos aporta compromiso y fortaleza para el trabajo en equipo”, señala su entrenador.