El Atlético pudo decir adiós definitivamente a la lucha por el título liguero después de sumar su tercer empate consecutivo y dejarse dos puntos en su visita a Cornellá, en un encuentro en el que los rojiblancos mostraron una buena imagen durante la primera media hora de juego pero se fueron diluyendo con el paso de los minutos. Los colchoneros jugaron toda la segunda parte con un hombre menos por la expulsión de Miranda, que pegó un injustificable codazo a Abraham al filo de descanso que terminó con el jugador espanyolista en el hospital.

El Atlético saltó al césped de Cornellá decidido a cambiar el disfraz de película de autor cutre (en la que ni pasa nada ni los personajes convencen) que había llevado puesto durante el último mes y medio por el de Guy Ritchie, con el que, pase lo que pase, al menos garantizas entretenimiento durante hora y media. Y un inicio trepidante. Los rojiblancos mostraron un dinamismo en ataque que parecía olvidado (¡Ay, Koke!) y Griezmann llegaba siempre al balón un segundo antes que su marcador. Así, a los diez minutos pudo llegar el primer tanto del encuentro en una acción con la firma reconocible del director: el balón parado. Koke sacó una falta lateral que fue directa a la cabeza de Fernando Torres, cuyo remate no acabó en gol porque Casilla hizo de lo que es cuando la concentración no le juega una mala pasada; un gran portero.

Los madrileños no bajaron el ritmo y Koke disfrutó de una nueva ocasión en un doble remate a la salida de un córner. Sin ser un partido ni mucho menos brillante, sí parecía que el Atlético había reencontrado el camino para llegar con relativa facilidad al área contraria. Un camino de ida que pudo ser de vuelta después de un error de Juanfran enmendado por Tiago, que cortó la contra espanyolista propiciada por un ‘pase al contrario’ del alicantino.

Una bonita combinación entre Torres y Griezmann, que finalizó con un remate demasiado cruzado del francés, terminó con el monólogo visitante en Cornellá. El Espanyol se recompuso y disputó el control del esférico a los rojiblancos, dando paso a una fase del partido mucho más tranquila que se extendió hasta casi el final de la primera mitad. Casi. Porque cuando ambos equipos firmaban que no pasara nada hasta el regreso de vestuarios, Miranda puso el toque de violencia que, continuando con el símil, sí podría justificarse en un estudio de cine pero jamás en un campo de fútbol. El central brasileño impactó con su codo en la cara de Abraham en una disputa aérea y vio una merecida cartulina roja. Quedaba toda una parte por delante y el Atleti tenía que afrontarla con un hombre menos. Simeone dio entrada a Giménez en detrimento de Fernando Torres y, del mismo modo que en los últimos encuentros, la salida del fuenlabreño trajo consigo el final del peligro colchonero.

Gol anulado

A pesar de la inferiodad numérica, los rojiblancos pudieron adelantarse en los primeros compases del segundo tiempo gracias a un buen remate de Griezmann, sin embargo la jugada estaba anulada con anterioridad debido a una falta de Godín sobre Álvaro. Bastante dudosa, por cierto. A partir de ahí, los locales adelantaron líneas y el Atlético, obligado por las circunstancias, se dedicó más a defender el empate que a buscar el triunfo.

El Espanyol lo intentaba tímidamente impulsado por la electricidad de Sergio García y Lucas Vázquez.  Javi López y Caicedo intentaron sin éxito poner en apuros a Moyá, pero el conjunto ‘perico’ no era capaz de sacar provecho de su hombre de más sobre el campo. Todo lo contrario, ya que las ocasiones más claras fueron para el equipo dirigido por Diego Simeone. Raúl García tuvo en sus botas el gol a falta de quince minutos. El navarro, bastante desparecido a lo largo de los noventa minutos (como tantas veces) pudo justificar su presencia en el campo con un gol (como tantas otras). Pero el Oscar de la tarde estaba reservado para Casilla, que con su segunda intervención magistral de la tarde impidió que los puntos escaparan por completo de Barcelona.

Ni la entrada de Raúl Jiménez al final del encuentro ni la de Arda, que lo había hecho mediada la segunda parte, supusieron cambio alguno en el guion del encuentro, que finalizó con sabor agridulce para ambos equipos. La peor parte parece reservada para los aficionados rojiblancos, que parece que tendrán que renunciar definitivamente a la ambrosía probada la temporada pasada y pelear por un pedazo de chuletón. El martes se verá si el néctar es todavía alcanzable.