La hinchada congregada en el Vicente Calderón ya vislumbraba el guion que iba a tener el partido. Un final con suspense que decidiría si los rojiblancos estarían de nuevo en los cuartos de final de la máxima competición europea un año más. Un final que estaba abocado al azar de los once metros, a la sangre fría de doce jugadores, a la suerte, a los reflejos, o incluso a la voluntad divina a la que imploraba Arda Turan hincado de rodillas en el verde.

La grada del Manzanares contenía la respiración con las manos en la cara, con los ojos puestos en la portería del fondo norte donde después de un total de 210 minutos de fútbol disputados entre Atlético de Madrid y Bayer Leverkusen, los lanzamientos de penalti iban a resolver la eliminatoria.

“Fernando tiene experiencia, historia, jerarquía, y por eso le dimos el quinto penalti”.

La pregunta, ¿quiénes? Raúl García, Griezmann, Mario Suárez, Koke….dos penaltis anotados, dos fallados, mismo resultado de nuevo. Ya la eliminatoria no se iba a decidir en una tanda, sino en dos lanzamientos. El final se acercaba y dos hombres tendrían en sus botas el destino de sus equipos. Una decisión difícil, elegir al encargado de lanzar el penalti definitivo. El elegido no podía ser otro: Fernando Torres.

La decisión del Cholo era algo que se intuía. Quien más y quien menos, podía imaginar que recaería en el delantero de Fuenlabrada dicha responsabilidad. “Fernando tiene experiencia, historia, jerarquía, y por eso le dimos el quinto penalti”, dijo Simeone en la rueda de prensa posterior. Porque las críticas o las dudas que se hayan podido tener sobre el Niño, son parte del pasado, en el Atleti sólo hay trabajo, esfuerzo y compromiso y como resultado, confianza.

Torres había hecho lo que tenía que hacer, lo que había venido a hacer.

Torres asumía la responsabilidad de lanzar ese decisivo quinto penalti, más que un penalti estaba en juego toda una clasificación, el peso del equipo en su lanzamiento. A orillas del Manzanares la afición congregada contenía el aliento juntando sus manos en señal de súplica uniendo sus oraciones a las de Arda. En esos momentos nadie podía cantar, sólo un murmullo recorría las gradas. El Niño tomó el balón en sus manos, lo colocó, dio los pertinentes pasos atrás y con mucha decisión lanzó. El balón entró rozando el poste derecho y Torres había hecho lo que tenía que hacer, lo que había venido a hacer, lo que tanto tiempo llevaba esperando hacer. Kiessling lanzó su disparo a la grada y culminó el desenlace que había comenzado Fernando.

Oblak, Mario Suárez, Arda Turan, Simeone…el partido dejó muchos nombres propios, aunque al técnico argentino sólo le gusta hablar de equipo, el protagonista principal ayer. Pero Torres vivió un día especial. El canterano dejó en 2007 el Atlético de Madrid. En las siete temporadas que había disputado con su equipo de toda la vida vistiendo la rojiblanca, el Niño no había jugado ni un solo partido de Champions League. Tuvo que esperar ocho años para que llegara ese momento. En el Bay Arena jugó sus primeros minutos, estreno amargo.

"Tenía ganas de vivir una noche así en el Calderón".

Pero su gente todavía no había visto a su Niño lucir orgulloso su escudo en el Vicente Calderón en la mejor competición de clubes del viejo continente. Le llegó el momento en un trance decisivo, cuando los suyos se la jugaban. Entró a falta de menos de diez minutos para el final sustituyendo a un Mandzukic que había jugado lesionado la mayor parte del encuentro. Tenía tiempo para evitar lo inevitable. Pero no pasó. El de Fuenlabrada aportó velocidad, profundidad, tuvo sus ocasiones, pero no iba a ser así como se escribiese la historia. Tampoco pasó nada en la media hora de prórroga. El estreno de Fernando Torres en el feudo rojiblanco tenía que ser inolvidable y lo fue. El mismo se encargó de que así lo fuese. “Estoy feliz por todo. Tenía ganas de vivir una noche así en el Calderón”, dijo al término del encuentro.

Un penalti que le dio al Atlético de Madrid una sufrida clasificación para los cuartos de final de la Champions League. Los rojiblancos estarán de nuevo en ese grupo de privilegiados, entre los ocho mejores clubes de Europa. El Atleti sigue haciendo historia y esta vez Torres también está en ella. Por un instante todos los ojos, todos los corazones rojiblancos miraron a Fernando y supieron que había vuelto para hacer algo grande. El Niño no falló.