Fichado a finales de abril del año 2013, la llegada al Atlético de Madrid de José María Giménez, con 18 años recién cumplidos, se entendió como un fichaje de futuro al que, por lo general, no se le prestó demasiada atención. Su primer año; casi en blanco. Una presencia testimonial en Liga (tan solo disputó un encuentro ante el Almería) y en Copa del Rey (ante el Sant Andreu) fueron las únicas apariciones de `El Pelao´ en el terreno de juego.

A pesar del `año en blanco´ del celeste, llegó el premio. Y en forma de Mundial, nada más y nada menos. El seleccionador Óscar Tabárez le incluyó entre los elegidos para la cita en Brasil del pasado verano. Su actuación en el Mundial, donde acabó afianzándose como titular, le consagró como uno de los activos más valiosos del conjunto rojiblanco. Un proyecto de futuro que se ganaba un puesto en el presente más inmediato del club.

La lesión de Miranda en el mes de noviembre le abrió las puertas de la titularidad. Y Giménez supo estar a la altura. Junto a su compatriota Godín, el centro de la zaga rojiblanca no perdió solidez, contundencia ni dominio del juego aéreo con la baja de Miranda. `El Pelao´ se doctoró con nota ante la parroquia rojiblanca, que ya le incluye entre uno de sus ídolos.

La de ayer ante el Leverkusen era una prueba de fuego. Con la ausencia de Godín por sanción, no encajar goles en el Calderón ante el Leverkusen casi era más importante que hacerlos para remontar la eliminatoria ante los germanos. En un día en el que no había momento para las segundas oportunidades, el uruguayo justificó el porqué de su fichaje. Impecable al corte, autoritario en el juego aéreo y notable en la salida de balón, en la que Giménez se permitió, incluso, algún lujo en forma de túnel.

El partido, el más importante de la temporada para el Atlético de Madrid, merecía una actuación a la altura de los de Diego Pablo Simeone. Y Giménez lo estuvo. El charrúa se doctoró en una cita inmejorable, en un escenario que invitaba a la épica en el que `El Pelao´ fue uno de los actores protagonistas. Lejos están los tiempos en los que la baja de Godín o Miranda suponía un quebradero de cabeza para Simeone y los aficionados atléticos. Hoy está Giménez.