El primer balón que tocó, al minuto de partido, se sacó un magistral golpeo a balón parado para que Arda Turan estrellara su disparo al palo. En el segundo, instantes después de la ocasión del turco, puso el esférico desde el córner al primer palo para que Mikel González acabara marcándose en propia puerta. En apenas dos minutos de partido, Koke Resurrección (Vallecas, enero de 1992) tocó dos balones con los que generó una ocasión de peligro y el gol con el que el Atlético de Madrid se adelantaba en el marcador. No le había hecho falta romper a sudar para decantar la balanza a favor de su equipo.

A Koke no le había hecho falta romper a sudar para decantar la balanza a favor del Atlético

A sus 23 años, ha sido capitán en dos ocasiones. Una contra el Bayer Leverkusen en Champions y otra contra la Real Sociedad. Las bajas de Godín, lesión, Gabi, decisión técnica, y Raúl García, en proceso de recuperación, facilitaron que Koke portara la responsabilidad de capitanear al equipo. Y no le pesó el brazalete. Él es el color del Atlético de Madrid, la nota distintiva que rompe la monocromía. Acostado a la izquierda, ejerciendo labores de interior para atacar y metiéndose por dentro para defender, el vallecano cuajó una soberbia actuación contra una Real Sociedad que no pudo frenarlo en ningún momento. Jugó cómo y dónde quiso.

Tuvo un 89% de acierto en los pases. Falló tan solo 7 de los 68 con los que asistió a sus compañeros, el que más dio durante el partido. Centralizó las faltas de la Real Sociedad, terminando el partido como el jugador que más faltas recibió, una más que Jesús Gámez y Raúl Jiménez. Se alió con Siqueira por la izquierda y con Arda Turan por la derecha. Brilló en la construcción y fue decisivo en la conclusión. Asistió desde el córner para el 1-0 de Mikel González y provocó el error de Rulli en el 2-0 de Griezmann con un disparo desde la frontal del área. Koke es una estrella.

Brilló en la construcción y fue decisivo en la conclusión. Asistió en el 1-0 y provocó con un disparo el 2-0

Simeone se rinde ante la evidencia. El crecimiento del vallecano desde que asumió galones es imparable. Está llamado a liderar la nueva generación de la Selección y es la bandera de este exitoso Atlético de Madrid. “Es uno de los todocampistas que lee mejor el juego, siempre con una visión periférica muy buena y pensando desde el control ofensivamente. Cuando está en su mejor versión, nos permite un juego más dinámico, no por su velocidad de cuerpo, por su velocidad mental”, aseguró hace semanas el técnico argentino sobre la importancia que tiene en el juego rojiblanco.

En verano, a las oficinas del Vicente Calderón llegó una oferta del FC Barcelona valorada en 60 millones de euros. Los blaugranas querían a Koke como relevo a Xavi Hernández. No era la primera oferta ni el único interés que atendía Miguel Ángel Gil Marín sobre este jugador. Su fútbol a sus 23 años es una reliquia que todo entrenador quiere tener. El vallecano, cómodo en Madrid, junto a su familia y su novia, rechazó la suculenta oferta y juró amor a las rayas rojiblancas. Su ‘no’, más allá de la posibilidad de contar con un excelente jugador, es un mensaje directo a la cantera. Se puede llegar a triunfar siendo un canterano. Koke aspira a ser buque insignia del Atlético de Madrid. Siempre que él quiera.