Este miércoles, en la visita a El Madrigal del Atlético de Madrid, los rojiblancos se reencontraran con un viejo conocido de la parroquia rojiblanca: Sergio Asenjo. El guardameta palentino se enfrenta a los de Diego Pablo Simeone con la camiseta del Villarreal, club donde parece haber encontrado la regularidad y estabilidad que no había tenido desde su debut en Primera División (12 de diciembre de 2007). Su año bajo los palos del conjunto dirigido por Marcelino García Toral está siendo más que notable, lo que le ha valido la convocatoria con la selección española durante la temporada.

Sergio Asenjo debutó muy joven en la máxima categoría del futbol nacional. Lo hizo con el Valladolid ante, curiosamente, el Villarreal con apenas 18 años y, desde aquel día, su nombre empezó a estar en las agendas de los grandes de España. Un portero que recién cumplida la mayoría de edad, ya había dejado de ser un proyecto de futuro para convertirse en un portero con mayúsculas.

Fue el Atlético de Madrid el que finalmente se llevó el gato al agua. En el verano de 2009 firmaría por el club colchonero, siendo titular con los rojiblancos hasta la grave lesión que sufriría en mayo de 2010, que le tuvo apartado de los terrenos de juego varios meses. Reapareció ya comenzada la temporada 2010/11, en la que sería cedido al Málaga donde, tan solo dos meses después de llegar al club andaluz, volvería a sufrir otra lesión que le tuvo de nuevo en el dique seco durante el resto de temporada. De nuevo en el club colchonero, viviría siempre a la sombra de Thibaut Courtois. El cancerbero belga era indiscutible en la portería del Atlético de Madrid, con lo que el papel de Asenjo era secundario.

Un Asenjo que no terminó de rendir en el club. No lo hizo, evidentemente, por las graves lesiones que sufrió y le impidieron asentarse en ningún momento en la portería, pero también porque no acabó de ofrecer el rendimiento esperado. La meteórica progresión que se le antojaba en el momento de su fichaje, por unos motivos u otros, no acaba de concretarse. Tan solo disputó 41 partidos durante los casi cuatro años en los que estuvo en Madrid: 18 de Liga, otros tantos en competición europea y 5 en Copa del Rey, en los que recibió un total de 49 de goles.

Llego el verano de 2013 y con él, una nueva oportunidad de que el Atlético se planteara el futuro de Asenjo. Con la continuidad de Courtois asegurada al menos una temporada más, una cesión parecía la opción más interesante para ambas partes. Y así fue. Su destino; un Villarreal que volvía a buscar un hueco entre los grandes tras su pequeño paso por “el infierno” de la Segunda División. La cesión de Asenjo incluía una opción de compra (por cuatro millones de euros) que, finalmente, el conjunto castellonense haría efectiva el pasado verano tras una buena temporada.

Como decíamos, en Villarreal ha encontrado la estabilidad de la que había carecido en el Atlético de Madrid. Si su primera campaña en el Submarino Amarillo fue buena, la actual está siendo aún mejor. El futbol le está devolviendo a Sergio Asenjo todo lo que las desafortunadas lesiones que ha sufrido no le han permitido disfrutar en el Atlético. El Villarreal creyó en Asenjo y le ha salido la jugada redonda. Allí se está mostrando como el portero que prometía ser hace siete años. Un guardameta seguro, con grandes reflejos, sobrio en el juego aéreo y con muy buen juego de pies que, en 33 encuentros tan solo ha encajado 30 goles. Actuaciones como la que tuvo frente al Real Madrid dan buena fe de ello. En su mejor momento, su esfuerzo durante todos estos años le premiaron con la convocatoria de Vicente del Bosque con la selección española.

Este miércoles vuelve compartir terreno de juego con jugadores del Atlético de Madrid. Lo hace con una camiseta diferente pero para rencontrarse con un equipo que un día fue su casa. Un club que ha vivido en primera persona el sufrimiento de un portero al que la parroquia rojiblanca, a pesar de no haber podido disfrutar demasiado, le guarda una estima especial y que, seguro, disfruta viéndole sentirse de nuevo futbolista.