Risas en invierno lejos del Calderón. Pasión al infinito en el propio recinto rojiblanco. La llegada de Torres, cuya figura no admite grises y todo lo lleva al extremo, generó sentimientos totalmente dispares según el bando y color de la camiseta. Ahora, cuando la campaña toca a su fin, da la razón a los suyos. Sin hacerse con la titularidad y ocupando desde su vuelta un segundo plano, ha hecho méritos más que de sobra para demostrar que sigue vivo. El último, esta misma matinal en el Ciutat de Valencia, estadio que el Atleti ya empieza a odiar. Allí ha salvado los muebles con un golazo de delantero centro y acerca la ansiada tercera plaza tras un partido extraño.

De inicio el Atleti saltó al Ciutat de Valencia dispuesto a combatir la maldición de los últimos años -casi pierde la pasada Liga en este mismo estadio- y se encontró una pobladísima muralla de cinco hombres que le avisó de dos cosas: de la dificultad del envite y de la necesidad, si los rojiblancos querían rascar algo, de cambiar de estilo. Obligó Alcaraz a Simeone a hacer muchos dibujos en su pizarra para lidiar con una posesión de balón mucho mayor de la habitual, y se vieron unos minutos iniciales lentos, sin demasiado ritmo.

Tras iniciar valiente, el Atleti se fue acobardando y lo pagó caro

Pese a ello no estaba tan incómodo como otras veces que tiene que variar el plan el conjunto esta mañana visitante, y pronto empezó a asustar. Obligó a intervenir con acierto a Mariño a los diez minutos ante un cabezazo de Mandzukic, y al instante al rechace que intentó aprovechar Arda, aunque tras ello se diluyó el Atleti. Seguía tratando de atacar y explotar las bandas, especialmente con un activo Siqueira, pero tuvo que ir replegándose. Las salidas a la contra del Levante, especialmente con un Morales que es una auténtica bala, le hicieron dar un pasito atrás y terminó pagando su cobardía. Un centro desde la izquierda sin demasiado peligro terminó adquiriéndolo tras un desajuste posicional y un despeje flojo de Miranda, que se la dejó a huevo a Barral quien no perdonó. Undécimo gol para el alma del Levante.

Pintaba mal el panorama para los rojiblancos, que ya olían la bronca de Simeone en el descanso y, de inmediato, se pusieron a evitarla. Apenas tres minutos tardó en llegar así el empate, obra de Siqueira. El brasileño, espídico, apareció en la zona del '9' para rematar a la segunda, tras pase de Tiago, lo que no hizo antes Mandzukic. Medio de tijera, el lateral devolvió las tablas al luminoso para evitar la aparición de los nervios. A partir de ahí recuperó las ganas iniciales y volvió a generar fútbol y llegadas, aunque ninguna llevó peligro antes del descanso.

Correcalles exprés

Como si todos tuvieran prisa, tras el paso por vestuarios la batalla se aceleró. Ávidos ambos de una victoria para certificar sus objetivos, los dos equipos se lanzaron a pecho descubierto a por los tres puntos, generando unos minutos bellísimos para el espectador y desquiciantes para los entrenadores. En ellos destacó Mandzukic, que aunque sigue peleado con el gol se dejó todo en el verde. Se fajó con la defensa, luchó, cayó a bandas y remató, aunque esta última tarea la hizo con tibieza y no logró romper su sequía antes de ser sustituido por Fernando Torres.

Uche hizo el segundo

La sustitución tuvo efecto inmediato, pero no el deseado. Una jugada a balón parado generó un balón que le cayó, entre trompicones, a Uche en el área, que batió "a la segunda" a Oblak. Entre comillas, pues el meta salvó el remate inicial del africano pero su rechace fue directamente contra las piernas del punta local, que la metió sin querer.

El margen de error futuro para el Atleti, con el marcador otra vez en contra, era mínimo: obligaba a sacar cuatro puntos en dos jornadas, visita del FC Barcelona mediante, para no perder la tercera plaza. Consciente de ello Simeone, aunque sin variar el sistema, puso a lo más ofensivo que tenía en cada sitio. Koke y Saúl a la creación y Arda y Raúl a las bandas se pusieron tras los 'Zipis' en la delantera.

Gol vital y asedio sin premio

La teoria era la mejor posible, pero la práctica no correspondía. El Atleti tenía en el verde toda la magia y el ataque disponible, pero no se generaba una gota de fútbol y el cronómetro, inexorable, acercaba la guillotina. Fue en esas que apareció Fernando Torres. El 'niño', salvador hace dos semanas a poco más de media hora en coche, repitió gol trascendental en tierras levantinas. No se recorrió medio campo como en Villarreal pero, con la misma potencia que en esa jugada, apareció en el primer palo como un obús para cabecear a quemarropa un envió desde el córner de Koke y hacer el empate a la postre definitivo.

Tras la igualada el Levante ya no tuvo piernas para volver a pelear, y se dedicó a defenderse aún con más ahínco. Pudo el propio Torres ajusticiarle definitivamente, pero primero no le vio Griezmann totalmente solo para empujarla y, después, un manso cabezazo lo atrapó bien abajo Mariño. También Giménez tuvo una buena ocasión, pero volvió a ser el meta local quien salvó los muebles para los locales.

Finalmente, empate que acerca a ambos equipos a sus objetivos aunque no los certifica. El Levante lo tiene prácticamente hecho para salvarse mientras que el Atleti firmará la tercera plaza con una victoria en cualquier de sus dos próximos duelos luegors.