Simeone habló de destino ayer y hoy le tomamos la palabra. Porque ha sido el destino quien ha querido que si el 17 de mayo del pasado año el Atlético de Madrid se jugase -y ganase- el título de Liga ante el Barcelona en el Camp Nou, 365 días después fueran los azulgaranas los que tenían la oportunidad de recuperar dicho cetro en el Vicente Calderón ante el equipo que se lo arrebató hace un año. Y así fue.

El 0-1 final dio el 23º entorchado blaugrana. Luis Enrique sacó toda su artillería pesada en el Manzanares, a excepción de Luis Suárez que ni siquiera pudo entrar en lista. Ocupó  su sitio en la convocatoria Munir y Pedro en el once de Lucho. Por su parte, el Cholo Simeone solventó la baja en el centro del campo de Tiago por sanción con Mario Suárez, jugador que no disputaba ni un solo minuto desde el partido de ida de los cuartos de la Champions ante el Real Madrid. Siqueira en banda izquierda y Giménez en el centro de la zaga fueron laos otros dos nombres propios de la alineación del argentino para enfrentarse al todopoderoso Barça y su deseo de ser campeón.

Demasiadas armas sin gol

Siete de la tarde, horario unificado y todo por decidir. Pitó Undiano Mallenco el inicio del partido y pitó el Calderón los primeros toques del Barcelona. Salieron los de Luis Enrique con sus armas y los del Cholo con las suyas ,y así fue durante todo el encuentro. Inició el Atlético su partido buscando llegar pronto a los dominios de Bravo, algo que logró  con la cabeza de Giménez. Probó el uruguayo al chileno, rematando un córner en el que el guardameto tuvo que emplearse al máximo.

El toque blaugrana -hoy amarillo fosforito- hizo aparecer pronto a Neymar, acompañado de una banda sonora de pitadas, y a Messi, aunque sin gol el argentino. Lo intentó primero con un tiro raso y después con un cabezazo tras un centro de Dani Alves desde la banda derecha, pero ambos balones fueron blocados con gran seguridad por Oblak.

El Barca se acomodaba con el balón y hacía daño cuando metía una velocidad más. Dominaba y tenía el esférico, pero no  le valía con eso a los de Luis Enrique que no aprovechaban su juego por las bandas, las filingranas de Neymar cayendo al centro, ni los saques de faltas con las que contaban.

Lo mismo le ocurría al Atlético después de haber tenido 10 minutos de arreón inicial y gran poder ofensivo. Al recuperrar el esférico, siguiendo la premisa del Cholo, corrían, no pensaban, con la meta de batir a Bravo y asegurar la tercera plaza como objetivo. La banda izquierda rojiblanca se convirtió en la pista de despegue de los de Simeone, desde donde se sucedían los córners que no terminaban de convertirse en asistencias de gol.

Rozando el descanso rompió la monotonía del encuentro Dani Alves, con un buen disparo elevado desde 30 metros envenenado al que llegó Oblak con una gran estirada.

Messi siempre quiere más

Los primeros compases de la segunda mitad fueron ocasiones colchoneras, la más clara un remate de cabeza de Godín que se marchó arriba. El Atlético quería y el Barcelona le dejaba, porque al igual que en los primeros 45 minutos, era dueño y señor del balón, pero no metía esa marcha de más que podía darle más a su favor. Hasta que apareció, quién si no, Leo Messi. Jordi Alba combinó con Neymar dentro del área para que el brasileño buscara al 10 y este marcase sin despeinarse su gol número 41 de la temporada y que, en ese minuto 64, convertía a su equipo Campeón de Liga.

Por aquel entonces el Real Madrid ya ganaba 0-1 en Cornellá y el gol a los culés, para qué engañarse, les sabía mejor. Tuvo el 0-2 Neymar en sus botas tras una buena jugada de genrosidad entre Rakitic y Messi. Poco habían de lamentarse porque pronto el Espanyol empataría su encuentro ante los blancos y el título era a cada minuto que pasaba, más azulgrana.

El gol no cambió la dinámica del partido y los hombres de Lucho seguían dominando pero sin ir más allá. Solo Messi, de nuevo, quién si no, encendía la ofensiva fosforita y ponía en serios aprietos a la defensa local. Era el el auténtico director de orquesta que dirigía a su placer. Simeone movió sus piezas para poner el empate en el luminoso y sacó a Raúl García primero, Mandzukic después y por último Saúl. Aunque llegaban las noticias desde Cornellá -goles de Marcelo y Cristiano las últimas- al Barca poco le importaba ya con la victoria que tenían en sus manos.

Arengaba el Calderón, que quería a toda costa esa tercera plaza que el Valencia sigue insistiendo en poder llevarse, pero ni con esas. Tuvo tiempo la grada rojiblanca de brindar una atronadora despedida a Iniesta tras dejar su sitio a Xavi.  La delantera no encontraba la manera de morder a la zaga de culé así que fue Siqueira el que se sacó de la manga  un potente disparo que se marchó a córner. Messi seguía a lo suyo, así que hizo volar, una vez más, a Oblak en respuesta al peligro creado por el lateral brasileño.

No hubo tiempo para más, salvo polémica. Neymar encendió la chispa para que los decibelios del Calderón subieran y los nervios de los jugadores atléticos saltaran por los aires. Pero el partido tampoco tenía ganas de tangana alguna, así que no hubo más, ni juego ni polémica. El pitido final hizo que el Barcelona celebrase una nueva Liga en casa del que les había arrebatado hacía justo un año y que el Atlético, al igual que 365 días antes, se vea obligado a esperar a la última jornada de Liga para conseguir su objetivo, esta vez, la tercera plaza, que está a un solo punto.