En términos bélicos, izar un mástil con una bandera blanca durante el desarrollo de un conflicto significa la rendición, el alto el fuego o el cese de las hostilidades con el que el portador de un bando indicaba que estaba exento de combatir. El sábado, durante la celebración de la última jornada de un campeonato que ha tenido como desenlace al Barça como campeón, tanto Granada como el Atlético de Madrid levantaron esta bandera para firmar un pacto de no agresión. El empate era el botín. Los nazaríes mantenían la categoría tras la derrota del Almería y los colchoneros lograban ser terceros para jugar directamente la fase de grupos sin roda previa de por medio. Todos contentos.

Durante 90 minutos, los aficionados desplazados hasta el Nuevo Los Cármenes presenciaron cómo el Granada y el Atlético de Madrid no se buscaron las cosquillas. El silencio reinó en cada rincón del estadio hasta que Paco Alcácer, a diez minutos del final, marcara el 2-3 para el Valencia con el que condenaba al Almería a la Segunda División. Desde ese momento y hasta la finalización del partido del Deportivo de la Coruña en el Camp Nou, los aficionados granadinos vivieron entre el éxtasis por conseguir el milagro (han sumado diez puntos de los últimos doce posibles) y la incertidumbre por el objetivo logrado.

"Hemos jugado al filo de la navaja y nos salió bien", resumió Sandoval, que acabó beneficado por el resto de resultados

Durante buena parte de la primera parte, el Granada fue equipo de Segunda División. La victoria del Eibar contra el Córdoba en Ipurúa y el arrojo del Almería adelantándose en el marcador hasta en dos ocasiones condenaban a los nazaríes al infierno. Sin embargo, los hombres de Sandoval jugaron con el resultado del resto de los partidos a lo largo de 90 minutos y terminaron saliendo beneficiados. “Lo esencial era no encajar y arriesgar lo necesario. Tuvimos cuatro córners, llegadas… pero le teníamos mucho respeto al Atlético. Nos ha dado resultado, hemos jugado al filo de la navaja y nos salió bien. Jugamos nuestras cartas y esas han dado que nos quedamos en Primera”, resumió el técnico de Humanes.

Las estadísticas del partido confirman la pasividad con la que Granada y Atlético de Madrid jugaron. Apenas se registraron cuatro disparos en total durante 90 minutos y solo uno de ellos acabó entre los tres palos. Simplificaron su esfuerzo y lavaron la ropa en casa para no hacer daño a su contrario. Se excedieron con los pases atrás y horizontales y el juego fue muy lineal por parte de ambas entidades.

A pesar de las evidencias que tuvo el desarrollo del juego, Diego Pablo Simeone descartó la posibilidad del pacto de no agresión y recordó en rueda de prensa que ambos equipos dependían de sí mismos para lograr sus objetivos. “El partido se jugó bajo una tensión enorme y una responsabilidad muy grande. Es un momento difícil de la temporada donde uno se juega todo en el último partido. Los que llegan al final con más posibilidades debido a que lo hicieron mejor durante la temporada tienen la posibilidad de jugar como se jugó”, matizó.

El Atlético logró el objetivo por inercia, ya que la gasolina la gastó hace un mes

Al Atlético le daba con un punto obtener la tercera plaza independientemente del resultado que obtuviera el Valencia CF en su visita al Estadio de los Juegos del Mediterráneo y sin Arda Turan, Fernando Torres y Mandzukic los pupilos de Diego Pablo Simeone lograron el objetivo por inercia, porque toda la gasolina con la que cargó el bidón a principio de temporada se gastó hace justo un mes. Jugará, directamente y sin necesidad de disputar una ronda previa, la fase de grupos de la Champions League por tercer año consecutivo, un hito en la historia colchonera dado que nunca había alcanzado esa regularidad para jugar la máxima competición europea a nivel de clubes.

Atlético y Granada cumplieron con el objetivo | Foto: Ángel Gutiérrez - Atlético de Madrid.