Courtois; Juanfran; Miranda; Godín; Filipe; Tiago; Gabi; Koke; Arda; Villa (con permiso de Raúl García); Diego Costa. Esta alineación quedará en la memoria de una generación, al igual que anteriormente quedara: Molina; Geli; Santi; Solozabal; Toni; Vizcaíno; Simeone; Caminero; Pantic; Kiko; Penev; para sus padres o mucho antes Reina; Melo; Capón; Eusebio; Heredia; Irureta; Adelardo; Benegas; Luis Aragonés; Gárate; Becerra; (aunque Ayala y Ovejero tuvieron gran protagonismo) para los más viejos del lugar. Un Atlético campeón, el de la temporada 2013/2014 del que sólo unos pocos sobreviven. Con las recientes ventas de Miranda y Arda Turan junto a la posible marcha de Mario Suárez ya son 18 los futbolistas que han abandonado la entidad de los 25 que componían aquella plantilla.

Tras la salida de Costa, Filipe, Villa y Courtois durante el verano de 2014 se suman ahora las de Miranda y Arda con destino a Italia y Barcelona respectivamente, quedando Juanfran, Godín, Tiago, Gabi y Koke de aquel once, que aunque es reciente, no es menos histórico. Durante tres temporadas, Simeone logró un equipo sólido al que solo le faltó la Champions League y en el que era prácticamente imposible hacerse un hueco. Villa, Costa y Koke fueron los únicos capaces de entrar en este once en lugar de Adrián, Diego y Falcao.

Un comienzo inestable

Todo empezó con el fin de otra era, la de Quique Sánchez Flores, una era que capitaneaba el Kun Agüero. Tras su marcha y la de otros jugadores importantes como Simao y Forlán el Atlético tuvo que recomponerse confiándole el mando a Gregorio Manzano. A pesar de confeccionar una plantilla competitiva con las llegada de Falcao, Adrián, Arda Turan o Diego no supo engrasar una máquina que seis meses después cogió el Cholo para colocarla en la cima de España y Europa con el partido a partido de banda sonora.

Cuatro puntos separaban al Atlético del descenso

El Atlético estaba más cerca de Segunda División que de Europa cuando llegó Simeone a pesar de la capacidad goleadora de Falcao y es que el conjunto rojiblanco era frágil atrás siendo el tercer equipo más goleado cuando el argentino tomó las riendas. El Cholo lo tuvo claro en su llegada, quería ser un equipo rocoso, difícil de ganar, y lo logró encajando sólo 19 goles durante los 21 partidos en los que Simeone estuvo sentado en el banquillo colchonero mientras que previo a su llegada, los rojiblancos habían encajado 27 goles en 17 partidos. Aquello fue el comienzo de un muro formado por Courtois, Juanfran, Miranda, Godín y Filipe, que durante los dos años siguientes se convertiría en la mejor defensa de Europa.

El bloque iba tomando forma, aunque nadie era capaz de imaginar lo que llegarían a conseguir. A pesar de no lograr entrar en Champions League, el equipo tuvo un gran final de temporada en el que barrió al Athletic de Bilbao en la final de la Europa League con la solidez defensiva y el contragolpe como las señas de identidad de un equipo que consiguió que la predicción de Quique Sánchez Flores se redujera 38 años.

Recital en Mónaco, el nacimiento de una pantera y el fin de una maldición.

A diferencia de la temporada anterior, Simeone afrontó la temporada 12/13 con pocos cambios en la plantilla, el más destacado el de un inexperto Koke por un Diego Ribas que acababa su cesión. Un cambio arriesgado a su vez que agradecido con el tiempo. Tras seis meses de transición, el Cholo tomaba las riendas de un equipo sin novedades, manteniendo el bloque que le había llevado a la gloria en Bucarest unos meses antes, algo insólito antes de su llegada. El primer gran compromiso tuvo lugar en Mónaco, mismo lugar que dos años atrás y sin embargo con Diego Godín como único superviviente. La historia es de sobra conocida, el Tigre anotó tres goles al ritmo que un turco le marcaba. Un partido para el recuerdo que confirmó las intenciones del Atlético de Simeone de llegar para quedarse.

Un equipo con tal potencial no podía permitirse otro años sin jugar la máxima competición continental, por ello, se apostó todo a la Liga y a una Copa donde los dos cocos iban por el otro lado del cuadro, desechando de esta manera la Europa League. Todo ello bajo la entonación de un tímido partido a partido, aún sin relevancia. Pocas concesiones atrás, laterales largos, físico en el centro del campo y mucha pegada de la mano de Falcao, algo que hacía temible a los del Manzanares, de momento en España, ya que en Europa aún no había surgido la oportunidad.

Parecía imposible conseguir que el Cholo tocase alguna pieza de aquel puzle, sin embargo, tras media temporada después de una rotura de cruzado, salíendose en el Rayo, entrenamiento a entrenamiento, emergería Diego Costa, que entrenamiento a entrenamiento logró sentar a Adrían y convertirse en fundamental para Simeone haciéndose con un lugar para acompañar a Falcao en la delantera. Dicha temporada se saldaría con 31 goles en contra en liga, lo que haría del Atlético la defensa menos goleada.

Lo más importante de dicha temporada sería el fin de la maldición de los derbis con aquel gol de Miranda en un partido donde el Atlético dejó claro el por qué era el equipo menos goleado de la liga y probablemente tenía la mejor defensa y el mejor portero de Europa. Seguridad atrás, músculo en el medio campo, Koke y un guante a balón parado, Arda y la pausa, Diego Costa el desborde y Falcao el gol, ya no era un proyecto, lo que buscaba Simeone era una realidad.

La mejor temporada de la historia

Parecía difícil mejorar la temporada que quedaba atrás, terceros en Liga y campeones de Copa, junto a la exigencia, la salida de Falcao y la llegada de Villa, algo que a priori debilitaba al equipo pero el grupo estaba formado y lo mejor estaba por llegar. Y Simeone lo sabía. Partido a partido, partido a partido, partido a partido. Era una constante que repetía desde el más antiguo (Godín) hasta un recién llegado como Villa. Y partido a partido los rojiblancos acabaron la primera vuelta líderes con 50 puntos empatados con un FC Barcelona con el que había perdido la Supercopa de España por el valor doble de los goles y deslumbrando en Europa con una fase de grupos inmaculada. Diego Costa pasó de actor secundario a principal, Villa tras haberlo ganado todo, se bajó al barro. No se trataba de un equipo, era un bloque, que cada entrenamiento, cada partido, creía más.

El ya caerán se repetía cada semana, ya que nunca caían. Raúl García alternaba con Villa hasta el punto que Villa alternó con Raúl García. Un Diego que en la primera etapa era pieza fundamental y necesaria para Simeone, apenas lograba hacerse con minutos. Todos eran uno, ninguno por encima del equipo y todos con el mismo objetivo. Las eliminatorias en Champions League se fueron sucediendo: primero AC Milan, luego FC Barcelona, para confirmar el regreso a la final en Stamford Bridge frente al Chelsea FC cuarenta años después. Las bajas no importaban. Un gol de Diego fue fundamental para el pase a semifinales, otro de Adrián imprescindible en Stamford Bridge. Mario Suárez cumplió el papel de Gabi cuando más falta hacía. Godín y Miranda protegían a Courtois, que cuando era necesario salvaba al equipo. Mientras tanto las bandas tenían dueños, Filipe y Juanfran construyeron autopistas para subir, con peaje para el rival. El Atlético había pasado de molesto a temido.

''Si se cree y se trabaja, se puede''

Mientras tanto en Liga el partido a partido se había convertido en final a final. Los jugadores eran conscientes de que todo lo soñado estaba al alcance. Si no salía bien el partido, Godín, Miranda y Raúl García acudían al rescate en cualquier balón parado hasta llegar a la última jornada donde era todo o nada, pasar a la historia como equipo o caer en el olvido. La historia estaba escrita y a pesar de los contratiempos en forma de lesiones de Arda y Diego Costa, Godín se encargó de confirmarla. De forma, que un grupo de jugadores que hasta la llegada de Simeone no eran más que eso, escribieron una página brillante de la historia del Atlético de Madrid, un equipo que creyó y trabajó para poder plantarle cara durante 38 jornadas a Real Madrid y FC Barcelona y derrotarlos.

Pero ahí no acababa la temporada, ese grupo de jugadores que habían logrado ser el equipo más incómodo de Europa, tenía la oportunidad de lograr un doblete histórico frente al eterno rival. Cuarenta años después el Atlético tenía la oportunidad de proclamarse campeón de Europa, y cuarenta años después volvieron a sobrar dos minutos. A pesar de ello la afición mostró que el orgullo va más allá de trofeos y que aquellos once jugadores habían honrado una camiseta con más de 100 años de historia. Un Gabi maratoniano, un Juanfran jugando lesionado y un Villa sacrificado bastaron para que la afición colchonera hiciera un hueco en el escudo para un equipo histórico.

Éxodo hacia Londres

Las bases estaban sentadas para repetir lo te la temporada anterior. Sin embargo, el fin de la cesión de Courtois, la no renovación de Villa pese a la intención del club de que siguiera y la decisión de Filipe y Costa de marcharse con Mourinho provocaron la reestructuración de un equipo que llevaba tres temporadas sin cambios. Algo que pudo ser más pronunciado si finalmente se hubiera concretado el fichaje de Tiago por el propio Chelsea. Llegaba el principio del fin de un ciclo. Pero el ciclo aún seguía vivo. Juanfran, Godín, Miranda, Tiago, Gabi, Arda y Koke aún se mantenían a las órdenes de Simeone y con ellos y las incorporaciones que buscaban ocupar el hueco inocupable de sus predecesores bastó para ganar la Supercopa de España frente al rival que poco antes había evitado que Europa se tiñiera de rojiblanco.

La imagen llegó tras el primer partido de Liga en el Vicente Calderón, donde esta renovación del equipo quedó patente cuando en la entrega del título de Liga faltaron cuatro piezas fundamentales en la consecución del mismo: Courtois, Filipe, Villa y Costa.

A pesar de las bajas, el Atlético buscó durante la temporada mantener los rasgos en su juego que lo habían llevado a lo más alto la temporada anterior. Todo ello sin la seguridad de Courtois, la profunidad de Filipe y la potencia de Costa, lo que obligaba a reinventarse a pesar de seguir sin negociar el esfuerzo. No fue suficiente para igualar el milagro de 2014, aunque si bastó para cumplir los objetivos. El bloque en el que era imposible hacerse un hueco empezaba a buscar nuevas piezas que encajaran en el puzle. Miranda ya no era fijo, Gabi llegaba tarde a lugares donde antes era el primero, a Tiago el físico sólo le aguantaba medio partido, los balones de Koke ya no iban donde apuntaba, Arda hacía magia y desaparecía de partidos.

A su vez, otro pasillo de seguridad se iba fraguando de cara al futuro. Oblak daba síntomas de seguridad, Giménez comenzaba a construir un nuevo muro junto a Godín, Koke se iniciaba en la sala de máquinas y Griezmann ponía el gol. Se divisaba el fin de una era y el principio de otra.

Últimas salidas del equipo campeón.

A Miranda le restaba un año de contrato y ya nadie le garantizaba la titularidad, tras cuatro temporadas juntos, los caminos del brasileño y del club rojiblanco se separaban. Llegó a coste cero y se marcha por 15 millones de euros tras haberse complementado durante cuatro temporadas, poco más se podían ofrecer el uno al otro. Esta marcha era esperada, sin embargo, le ha acompañado la de Arda Turan, que llegó el mismo verano que Miranda y precisamente se marcha con la misma cantidad de partidos jugados (178). Una salida menos previsible pero también rentable. El turco llegó por 12 millones y se marcha por 34+7 con más juego que números y sobre todo con un carisma que ha enamorado a la afición rojiblanca en algún momento de los cuatro años que han ido de la mano. Otro actor en este caso secundario aunque con escenas importantes que también dejará el Vicente Calderón es Mario Suárez, al que su irregularidad le ha privado de la confianza del Cholo.

De esta forma, más de la mitad del equipo que ganó la Liga y llegó a la final de Champions League ya está lejos del Manzanares, aunque la más que posible llegada de Filipe Luis puede volver a juntar a tres de los cuatro artífices de la mejor defensa de Europa. Juanfran, Godín, Tiago, Gabi y Koke aún se mantienen vestidos de rojiblancos de la mano del Cholo, en busca de nuevos retos y nuevos logros. Por su parte Diego, Adrián y Falcao en primera instancia y Courtois, Miranda, Filipe, Mario, Arda, Villa y Diego Costa ya tienen un hueco reservado en la historia de un escudo con 112 años de antigüedad.

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