El as de la baraja crece. Sobresale. Los galones y el escudo cada vez se agrandan dentro de la persona.  Y todo esto, acentuado con la salida de un valuarte en la banda. El verde del Calderón quizá llore la marcha de Arda Turan. La melancolía se apodera de sus pastos. Pero lo abstracto finaliza ahí. Porque el recuerdo del turco quedará impregnado en la retina de cada uno de los aficionados rojiblancos. Porque muchos, dentro del derrotismo, consideren que el equipo da un paso atrás con esta salida.

Pero el capitán de este barco tiene ese as. La carta convertida en baraja. Simeone tiene a Saúl Ñíguez. La varita mágica cambia de dueño y toda esa melancolía anteriormente mencionada pasa a esperanza. ¿Y cuál es el color de ésta? El prado rojiblanco se asegura llegada, desborde y gol. Además trabajo constante con la marca del ‘Cholo’ en un chico que, desde su cesión al Rayo Vallecano hace dos temporadas, no ha hecho más que crecer a pasos agigantados.

Saúl Ñíguez
Saúl Ñíguez, ovacionado por la grada del Vicente Calderón. Foto: Jaime del Campo | VAVEL

Saúl se ha hecho mayor. Sus actuaciones la temporada pasada dan lugar al optimismo. Sus encuentros frente al Real Madrid son garantía de que no se arruga en los grandes escenarios. Es probable que la marcha de Arda Turán al FC Barcelona tenga el pesimismo como el mayor de los males de este movimiento. Que el Atlético pierde fútbol tras su salida es un hecho. Pero que gana un jugador de la casa, también. Porque más allá de todas las cualidades futbolísticas, esta el querer a un escudo, el dejarse la vida por cada balón. Pelear por una camiseta. Hacer magia en su nombre. Ser del Atlético de Madrid.