Diego Pablo Simeone no quiere arriesgar con el Óliver Torres. El canterano rojiblanco será en principio la principal ausencia rojiblanca en el encuentro amistoso del sábado ante el Numancia.  El habilidoso centrocampista del Atlético de Madrid ha sufrido varias lesiones en los hombros y por ello Simeone prefiere esperar con él.

Es evidente que Simeone ve en Óliver un hombre importante en el proyecto de este Atlético de Madrid. Por eso lo cuida, lo mima y marcará los tiempos con su participación en el equipo. Lo hace sabiendo que no solo es un activo importantísimo para los rojiblancos de casa a la próxima temporada, sino que está llamado a ser uno de los nombres del futuro de Atlético de Madrid.

Óliver Torres ha demostrado en su cesión el Oporto que está más que capacitado para tener responsabilidad en el Atlético. En el club portugués se erigió en una de las piezas indiscutibles de Julen Lopetegui y pudo desplegar toda la magia de la que había dejado destellos en sus primeras apariciones con el primer equipo colchonero. No en vano, Óliver Torres ha sido elegido jugador revelación de la Liga Portuguesa esta pasada campaña.

Como ha comentado el propio Simeone, Óliver Torres puede ser un gran recurso para el costado izquierdo. Una posición en la que ya actúo en sus partidos como rojiblancos y que ha quedado huérfana de talento tras la marcha de Arda Turan al Fútbol Club Barcelona. El vacío dejado por el turco podrá ser ocupado por Ferreira Carrasco, fichado este verano procedente del Mónaco, por Óliver, en incluso por Saúl. De los tres, el perfil más parecido al futbolista turco es el de Óliver Torres, que puede aportar esa pausa, ese dominio del balón y esa calidad que aportaba Arda cuando el partido necesitaba de retener el balón en filas colchoneras.

Es evidente que Óliver Torres no es aquel jovencísimo chaval que emigró a Oporto en busca de unos minutos que no le acababa de conceder el Cholo Simeone. Los galones que le dio Lopetegui a su llegada al club luso le han hecho madurar como jugador. Físicamente también ha crecido, y está más preparado todavía para poder convertirse en uno de los gladiadores de Simeone cuando toca ponerse el mono de trabajo. Antes de su marcha a Portugal, uno de los factores que se hacía evidente de una susceptible mejora era ese precisamente, el aspecto físico. Acostumbrado a mantener y conducir en los pies, Óliver, en los choques con los defensores contrarios, se intuía relativamente frágil. Ha mejorado en ese aspecto Oliver, que también llega con más confianza por sus papel protagonista con los dragones.

Por todo ello que puede ofrecer el cacereño, el entrenador argentino del Atlético de Madrid no quiere de momento arriesgar un ápice con Óliver. No estará ante el Numancia, con lo que tendrá algún día más que le ayudará a prevenir esas desagradables lesiones de hombro. El aficionado del Atlético, por tanto, deberá esperar para poder disfrutar del talento de Óliver, que seguro levanta aplausos desde la grada del Vicente Calderón. Óliver simboliza ese futbolista distinto que podía representar Arda. Lejos de la solidez y disciplina espartana, tremendamente efectiva por otra parte, que configura el Cholo cuando el balón lo tiene el contrario, el de Navalmoral de la Mata ofrece una bocanada de aire fresco a los recursos colchoneros.