Estas innecesarias giras que preparan los equipos por tierras asiáticas suelen aportar poco más que dinero a un cuerpo técnico que preferiría estar más en su zona de confort. A pesar de ello, los enfrentamientos ante rivales de menor calidad permiten hacer innumerables pruebas y experimentos de cara a la nueva temporada. Esto se puede ejemplificar en el partido disputado por el Atlético en Japón ante el Sagan Tosu, donde la tanda de penaltis ha dado la victoria a los rojiblancos. Simeone, consciente de que esto solo sirve para cargar las piernas, decidió probar con un centro del campo que ilusiona, y mucho, a todos los seguidores colchoneros.

En los últimos años, el Atlético ha crecido en torno a una figura en el centro del campo que resaltaba por encima de todos, algo así como el álter ego de Simeone en el césped del Vicente Calderón. Ese futbolista ha sido Gabi, el eterno capitán que, por fin, tuvo el protagonismo que se merecía en el club de su vida. Muchos han tenido la oportunidad de seguirle en su camino hacia el éxito, pero solo otro veterano como Tiago ha conseguido que el técnico argentino confiase en él. Por el camino, jugadores como Mario Suárez, canterano y atlético, se quedaron en el camino.

Pero los años pasan y no lo hacen en balde. Superando ambos la treintena, el relevo generacional en la medular del Atlético de Madrid tiene que ir empezando. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que el papel del madrileño y portugués vaya a pasar a un segundo plano desde ya, pero quizá es momento de ir trabajando en sus sustitutos. El Atlético tiene recambios para creer en el futuro. A pesar de la marcha de Arda o Mario Suárez, no hay que buscar fichajes fuera del Vicente Calderón, ya que el trío que ilusiona de verdad ya viste la rojiblanca y, encima, son conocidos en la casa desde hace años.

El primero que ha dado un paso hacia detrás para dar dos hacía delante es Koke. Uno de los futbolistas más destacados del Atlético de Madrid en la era Simeone parece que retrocederá su posición hasta el doble pivote para crear fútbol desde unos metros más atrás. Esta nueva posición, intuía que sería el acompañante del incansable Gabi, del cumplidor Tiago o, incluso, de un nuevo fichaje, pero Simeone podría apostar por la cantera a lo grande. Ante el Sagan Tosu, Koke jugó en el doble pivote acompañado de un escudero por detrás y en paralelo a otro buen pelotero. Él sigue destacando en cualquier posición y hoy, además de participar notablemente en el juego, ha marcado un gran gol olímpico.

Koke realizando un pase durante el encuentro ante el Sagan Tosu. | Foto: Club Atlético de Madrid

Por detrás de Koke y como pivote defensivo ha jugado Saúl. A pesar de su juventud, está llamado a ser uno de los pilares fundamentales del nuevo Atlético. Llegó de su cesión del Rayo habiendo experimentado en la defensa y la temporada pasada sirvió de comodín, lo mismo marcaba de chilena que se encargaba de defender. En el partido en Japón, cumplió notablemente en su rol defensivo. Se le vio, continuamente, controlando su posición sin descolgarse hacía el ataque. Por si fuera poco, se encargó de la recuperación de balón con bastantes robos para, posteriormente, distribuir el juego.

Saben el nombre del pivote defensivo, del incasable Koke, pero falta el otro jugador que completa este trío. No es otro que Óliver Torres, el diamante que no paran de cuidar desde el cuerpo técnico. Si bien parecía que se lo tomarían con calma por sus problemas en los hombros, este joven mago del balón ha disputado minutos en los tres amistosos de pretemporada y se ha convertido en la principal atracción de la enésima reinvención del Atlético. Cuando muchos ni se acordaban de él, quizá pensando en otra cesión, Simeone le da el número diez y la batuta del juego rojiblanco.

Tres nombres propios llamados a ser el futuro del Atlético de Madrid. Tiago (34) y Gabi (32) podrían ir dosificando sus esfuerzos con el objetivo de estar frescos en partidos en los que la experiencia sea mucho más importante que un regate o un buen pase. Mientras tanto, Koke (23), Saúl (20) y Óliver Torres (20) se encargarán de ir dando forma a ese tridente que puede ser la medular más prometedora del Atlético de Madrid en los últimos años. Juventud, magia y atléticos. Los aficionados pueden respirar tranquilos.