El Atlético de Madrid se llevó un partido gracias al acierto de Griezmann y la solidez defensiva que salió a relucir cuando el partido peor estaba. Poco fútbol, mucho trabajo, sorpresas en el once, Griezmann, Tiago… son algunos de los titulares que deja la victoria del Atlético de Madrid ante el Getafe. Nos centramos en el análisis táctico del partido que propuso Simeone. El partido tuvo tres fases: una de juego móvil, otra con la entrada de Correa, y otra con la entrada de Tiago que fue la reconquista del balón.

Un nuevo Simeone: rotaciones

Antes de entrar en lo profundo de lo táctico, cabe pararse a destacar un nuevo concepto en la manera de trabajar de Simeone. El técnico argentino ha variado su confección del once y confía en las rotaciones. El ‘Cholo’ se ve más seguro con una plantilla amplia y de nivel parejo. Sabe que puede confiar de igual manera entre una lista de jugadores más larga que la de años anteriores y eso está haciendo ver que el once de Simeone varía cada partido. Incluso la zona de medios para atrás, los intocables, también entran esas rotaciones. (Giménez, Tiago y Filipe fueron suplentes).

Esto es de agradecer al técnico rojiblanco. El Atlético de Madrid no vivirá en el alambre de las lesiones por desgaste o fatiga si da descansos a jugadores y los va rotando. Al mismo tiempo, los jugadores estarán en alerta constante, no habrá relajaciones ni asentamientos. Toda la plantilla estará conectada y las bajas que hubiera no se notarán a tanta escala. Los jugadores jóvenes, principalmente, los minutos de las rotaciones les sirve para explotar. Un acierto de Simeone, que no se estanca y sigue buscando lo mejor para exprimir una plantilla.

Fases del partido de Simeone

1.Movilidad, variaciones y poco ataque en la primera mitad

La primera parte dejó la sensación que los goles tempraneros al equipo rojiblanco le sientan mal en el hambre de ir a portería. Simeone sorprendió a todos con el once pero más con la disposición de ello. La presencia de Óliver y Carrasco, teóricamente en las bandas, hacían presagiar un 4-3-3 con Óliver metido en la línea de tres del centro del campo. Pero el técnico trabajó un once para cada lance del juego. Una disposición para defender y otra para atacar. Una disposición que dejaba varios protagonistas. Juanfran, Griezmann y sobre todo Óliver.

El canterano era piedra primordial del esquema del Cholo aunque se fue apagando. Cuando el Atlético perdía el balón Simeone colocaba a sus jugadores a la manera clásica, en 4-4-2 con el francés y el Niño arriba iniciando la presión (incluso en ocasiones solo Torres), y el centro del campo escalonando las presiones y trabajando la basculación. Sin embargo el ataque formaba con doble pivote y Óliver en la media punta. La entrada del canterano entre líneas daba otro filtro de pase interior, liberaba las bandas y liberaba a Griezmann. El francés no ocupaba la banda derecha, propiedad de Juanfran, sino que jugó más por el interior muy libre y aprovechando los huecos. Juego interior y liberación de bandas.

2. Entrada de Correa pero pérdida absoluta del balón

La movilidad que le daba los variantes cambios de posición de los jugadores interiores no hicieron dar profundidad y las llegadas al arriba no llegaban. Prescindió de Carrasco para dar entrada a Correa (más tarde cambio el cromo del delantero centro). La entrada del argentino propuso tener un hombre hábil más cerca del área y así intentar tener más presencia cerca del área y no tan lejos. Griezmann y Óliver ( que se fue diluyendo) ahora si se estancaron en las bandas y se vio un Atlético más clásico. Ayudas defensivas mejoraron aún más pero el ataque solo se contaba en contragolpes, subidas de Juanfran o actuaciones individuales de Correa. El Getafe empezó a coger el balón y a estirarse. El Atlético se echó muy atrás y el tener menos presencia interior dejó un hueco entre medios y delanteros que dejó muy cómodo a los de Escribá. Simeone debía cambiar algo.

3. Solución Tiago

Tiago fue la respuesta de Simeone ante el peligro del empate. No pudo estar más acertado. Pese a no cambiar el esquema y el monopolio de ataques en contragolpe, el portugués fue vital para devolver la tranquilidad ante el corto marcador. A pesar de que Gabi y Saúl estuvieron a un gran nivel defensivo y daban solidez, no tenían la capacidad de distribución y control del balón en línea de medios que en este equipo parece que solo tienen Tiago y Koke. Con el canterano lesionado y el portugués en el banquillo no hubo esa lectura de organización que pedía el partido.

Tiago salió y se incrustó en el centro del campo para solidificar el centro del campo. A pesar de su trabajo táctico, el portugués ordenó, tranquilizó y detuvo el partido con su criterio. Tiago hizo que el Atlético tuviera el balón y lo que es más importante, que no lo tuviera el rival. Sacó al equipo del barullo y no regaló la pelota. La clarividencia que dio al equipo se vio reflejada sirviendo un balón de oro a Jackson a la espalda rival, que a la postre daría el segundo gol de su equipo. El Atlético necesita a Tiago y Simeone supo disponer de él cuando más se le necesitaba.